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Zacarías 3:1-10  La Biblia de las Américas (LBLA)

Visión sobre el sumo sacerdote Josué

Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del Señor; y Satanás[a] estaba a su derecha para acusarlo. Y el ángel del Señor[b] dijo a Satanás: El Señor te reprenda, Satanás. Repréndate el Señor que ha escogido a Jerusalén. ¿No es este un tizón arrebatado del fuego? Y Josué estaba vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel. Y este habló, y dijo a los que estaban delante de él[c]: Quitadle las ropas sucias. Y a él le dijo: Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré[d] de ropas de gala. Después dijo[e]: Que le pongan un turbante limpio en la cabeza. Y le pusieron un turbante limpio en la cabeza y le vistieron con ropas de gala; y el ángel del Señor estaba allí[f].

Entonces el ángel del Señor amonestó a Josué, diciendo: Así dice el Señor de los ejércitos: «Si andas en mis caminos, y si guardas mis ordenanzas, también tú gobernarás mi casa; además tendrás a tu cargo mis atrios y te daré libre acceso[g] entre estos que están aquí. Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan ante ti, que son hombres de presagio, pues he aquí, yo voy a traer a mi siervo, el Renuevo. Porque he aquí la piedra que he puesto delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos. He aquí, yo grabaré una inscripción en ella» —declara el Señor de los ejércitos— «y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día. 10 Aquel día» —declara el Señor de los ejércitos— «convidaréis cada uno a su prójimo bajo su parra y bajo su higuera».

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Pidiendo sabiamente.

Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Éxodo 32:31-33 (RVR1960).

Este pasaje relata la conversación de Moisés con Dios, que se dio justo después de que el pueblo israelita se dejara llevar por la idolatría, al ver que su líder no volvía después de muchos días.

Si bien el pedido del profeta demuestra una gran preocupación y amor por el pueblo, dado que estaba dispuesto a dar su vida por ellos; refleja también, cómo en nuestra condición humana, la forma en que pensamos o cómo analizamos las cosas, pueden alejarnos de los pensamientos y designios de Dios.

Cuántas veces hemos cometido el error de imponer nuestros deseos al Señor, creyendo que con el simple hecho de pedir algo en oración deberíamos obtenerlo. Pareciera que Dios tiene que responder nuestras oraciones como nosotros queremos, y cuando no tenemos esa respuesta, hasta llegamos a darle la espalda, justificándonos diciendo que le pedimos algo pero que Él no respondió.

Nos enceguecemos en nuestros deseos e incluso llegamos a encapricharnos, y olvidamos dos cosas: la primera que Dios es soberano, lo que quiere decir que decide por sí mismo y de acuerdo a ello, actúa. Y la segunda, que Él nos conoce mejor que nadie, porque nos creó, y por esa razón sabe qué es lo que necesitamos y lo que será mejor para cada uno.

Hoy te exhorto a no cometer el error de acercarte a Dios sólo para obtener algo que deseas, considera que no todo lo que queramos puede ser bueno para nuestras vidas.

Pide sabiduría y sumérgete en las Escrituras, en ellas encontrarás los lineamientos que te ayudarán a conocer la naturaleza de Dios, de esta manera sabrás cómo proceder para agradarle en cada aspecto de tu vida.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9 (RVR1960).

Cesia Serna
CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

UN NUEVO CAMINO.

 

 

“Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino.” Salmos 119:105 (DHH).

Cada persona puede escoger libremente el camino que desea seguir en su vida. En uso de esta libertad, muchos toman rutas que llevan al fracaso y a la perdición. Al encontrarse extraviado sin saber qué hacer o a donde ir, la vida parece que no tiene sentido y todo se opaca alrededor.

Pero la Biblia dice que la Palabra de Dios es una lámpara que nos guía para saber qué camino debemos seguir para nuestro propio bien. Entonces, si te has equivocado o te sientes perdido, es tiempo de cambiar tu destino, lee la Biblia, medita en ella y verás que tu vida tomará un nuevo rumbo en el cual podrás descubrir el propósito que Dios tiene para ti.


Giovana Aleman
CVCLAVOZ