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Job 13:15 La Biblia de las Américas (LBLA)

Defensa de Job

 

 

 

13 He aquí todo esto han visto mis ojos,
lo ha escuchado y entendido mi oído.
Lo que vosotros sabéis yo también lo sé;
no soy menos que vosotros.

Pero quiero hablar al Todopoderoso[a],
y deseo argumentar con Dios.
Mas vosotros sois forjadores de mentiras;
todos vosotros sois médicos inútiles.
¡Quién diera que guardarais completo silencio
y se convirtiera esto en vuestra sabiduría!
Oíd, os ruego, mi razonamiento,
y prestad atención a los argumentos de mis labios.
¿Hablaréis por Dios lo que es injusto
y diréis por El lo que es engañoso?
¿Mostraréis por El parcialidad?
¿Contenderéis por Dios?
¿Os irá bien cuando El os escudriñe,
o le engañaréis como se engaña a un hombre?
10 Ciertamente El os reprenderá
si en secreto mostráis parcialidad.
11 ¿No os llenará de temor su majestad[b],
y no caerá sobre vosotros su terror?
12 Vuestras máximas son proverbios de ceniza,
vuestras defensas son defensas de barro.

13 Callad delante de mí para que pueda hablar yo;
y venga sobre mí lo que venga.
14 ¿Por qué me he de quitar la carne con mis dientes,
y poner mi vida en mis manos[c]?
15 Aunque El me mate,
en El esperaré;
pero defenderé mis caminos delante de El[d].
16 Esta[e] también será mi salvación,
porque un impío no comparecería en su presencia.
17 Escuchad atentamente mis palabras,
y que mi declaración llene vuestros oídos.
18 He aquí ahora, yo he preparado mi causa;
sé que seré justificado.
19 ¿Quién contenderá conmigo?,
porque entonces me callaría y moriría.

20 Sólo dos cosas deseo que hagas conmigo,
y no me esconderé de tu rostro:
21 Que retires de mí tu mano[f],
y que tu terror no me espante.
22 Entonces llámame, y yo responderé;
o déjame hablar, y respóndeme tú.
23 ¿Cuántas son mis iniquidades y pecados?
Hazme conocer mi rebelión[g] y mi pecado.
24 ¿Por qué escondes tu rostro
y me consideras tu enemigo?
25 ¿Harás que tiemble una hoja llevada por el viento,
o perseguirás a la paja seca?
26 Pues escribes contra mí cosas amargas,
y me haces responsable de[h] las iniquidades de mi juventud.
27 Pones mis pies en el cepo,
y vigilas todas mis sendas;
pones límite a[i] las plantas de mis pies,
28 mientras me deshago[j] como cosa podrida,
como vestido comido de polilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

REFLEXION

 

¿Cómo Escuchar a Dios Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0

“…ÉL NOS GUIARÁ… ” (Salmo 48:14b)

Jesús dijo a sus discípulos: “El Espíritu de verdad (el Espíritu que da la verdad) os guiará a toda la verdad (la plena y completa verdad)” (Juan 16:13). Jesús habló estas palabras a unos hombres que habían pasado los últimos tres años con Él. Ahora bien, pensarías que si Jesús hubiera estado día y noche con nosotros personalmente durante tres años, día y noche, habríamos aprendido todo lo que hubiera falta. Pero Jesús les dijo que esperaran más cosas, porque Él siempre tendrá algo que decirnos en cada nueva situación con la que nos enfrentemos.

Dios quiere hablar contigo individualmente y desea dirigirte paso a paso hacia las cosas buenas que tiene guardadas para ti. Le interesan hasta los más pequeños detalles de tu vida. Nunca dudes en llevar al Señor lo que a ti te parecen que son cosas insignificantes; después de todo/al fin y al cabo, ¡todas ellas son pequeñas para Dios! Él conoce incluso el número de pelos que tienes sobre la cabeza (lee Mateo 10:30) y también le importan los deseos de tu corazón. Quiere revelarte la verdad, ésa que te ayudará a no preocuparte, a no tener miedo y a no sentirte restringido. Su plan de establecer una relación íntima contigo ya existía antes de que nacieras. El salmista dijo: “…en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas…” (Salmos 139:16b). Pablo afirmó que el Señor “…les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación…” (Hechos 17:26-27). ¿No te parece lógico que, si Dios planifica todos nuestros días y dónde vamos a vivir incluso antes de que nazcamos, es importantísimo que aprendamos a escucharle?

“ESTAD QUIETOS Y CONOCED QUE YO SOY DIOS…” (Salmo 46:10)
Si no estás dispuesto a escuchar al Señor en un área de tu vida, serás incapaz de oírle en otras. La gente piensa que no puede oír a Dios, pero en realidad hay muchas cosas que sabe ya en cuanto a lo que Él quiere que haga y todavía no se han hecho. Cuanto antes hagas/realices lo que el Señor quiere que hagas, más pronto te revelará el siguiente paso que debes/a tomar.

Escuchar/El escuchar a Dios debe desarrollarse por medio de la práctica, especialmente si eres un ‘parlanchín’. Es por eso que Él dice: “Estad quietos y conoced que Yo soy Dios…” (Salmo 46:10). Nuestra naturaleza pecaminosa está llena de energía y siempre quiere estar activa haciendo algo, por lo que el estarnos quietos puede resultarnos muy difícil. No te dediques a hablarle al Señor solamente cuando quieres o necesitas algo; pasa tiempo con Él – ¡escuchando/escuchándole! Él te revelará muchas cosas si sólo te quedas quieto delante de Él. Tal vez digas: “Pero no creo que haya oído a Dios hablándome alguna vez”. ¿Podría ser que no hayas aprendido a escucharle? Cuando le pides algo al Señor, es el momento de ajustar tu “receptor”. Aunque Él no responda al/en ese (preciso) momento, lo hará a su debido tiempo. Cuando Él decida hablarte, tal vez estés haciendo algo rutinario. Pero si le has honrado prestándole atención como parte de tu tiempo personal con Él, te hablará en el momento apropiado/cuando le sea oportuno.

Quizás hayas desperdiciado muchos años yendo a tu aire. Todavía no es demasiado tarde para que tomes una nueva dirección/un nuevo rumbo. Si sinceramente estás dispuesto a obedecer a Dios, Él te guiará en ese apasionante “viaje” en el que aprenderás a escucharle todos los días de tu vida.


“…LA UNCIÓN MISMA OS ENSEÑA TODAS LAS COSAS…” (1 Juan 2:27b)
Debemos tener una actitud que diga: “Señor, no importa lo que todos los demás me comenten, o lo que yo mismo piense, si te oigo con toda claridad decirme algo, voy a honrarte obedeciéndote”. En el caso de que oremos diligentemente, oigamos al Señor hablarnos y después vayamos a preguntarles a todos los demás lo que ellos piensen, estaríamos haciendo más caso a sus opiniones que a la de Dios. Y esta actitud nos impediría que desarrolláramos una relación en la que (podríamos/podamos/) escuchar/escuchemos la voz del Señor regularmente. Lo que hace falta es que confiemos en Dios para que Él nos instruya, sin necesidad del visto bueno de otros: “La unción (el nombramiento sagrado, ungüento) que vosotros recibisteis de Él permanece (continuamente) en vosotros y (por lo tanto) no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera…, permaneced en (vivid en, nunca os separéis de) Él” (cfr. 1 Juan 2:27). Este versículo no nos está diciendo que no necesitamos a nadie para que nos enseñe la Palabra de Dios, pero sí dice que tenemos el Espíritu de Dios dentro de nosotros para guiarnos y dirigirnos en nuestras vidas/siempre. Ocasionalmente podemos pedir consejo a alguien, pero no es preciso que recurramos a otras personas constantemente para preguntarles sobre las decisiones que tenemos que tomar acerca de nuestras vidas.

Si realmente deseamos cultivar la habilidad de escuchar al Señor y de ser guiados por su Espíritu, tenemos que empezar a tomar nuestras propias decisiones y confiar en la sabiduría que Él ha depositado/puesto en nuestros corazones. El diablo quiere hacernos creer que somos incapaces de oír hablar a Dios. ¡No le hagas caso! El Espíritu Santo que reside en tu interior, te dará confianza, consuelo y consejo en tu vida/a cada momento. De manera que, ¡aprende a escucharle!

“…LA VISIÓN… SIN DUDA VENDRÁ, NO TARDARÁ” (Habacuc 2:3)

Cuando el Señor te habla, no siempre es de sabios salir corriendo y contárselo a la gente. De hecho, esto pudiera causarte mucho daño. Cuando Dios te da una palabra acerca de qué rumbo/camino debes tomar, a menudo viene después un periodo de preparación. Cuando Pablo tuvo aquella insólita experiencia en el camino a Damasco, ¿a quién no le hubiera gustado compartirlo con los demás (lee Hechos 9:1-19)? Y sin embargo, aun no era el momento para hacerlo. No “te arranques” hasta que el Señor no te dé “luz verde”. ¿Que por qué? (a) Porque Dios puede necesitar/puede que Dios necesite tiempo para preparar los corazones de aquéllos que Él quiere que conozcas [como fue en el caso de Ananías]; (b) Porque necesitas tiempo para madurar y ser equipado a fin de que la palabra que hayas recibido eche raíces y se haga realidad de la forma que el Señor quiere. Pablo escribió: “…cuando agradó a Dios… revelar su Hijo en mí, para que yo lo predicara entre los gentiles, no me apresuré a consultar con carne y sangre. Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia… Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro… Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia…” (Gálatas 1:16-18,21). Pablo tuvo la gran sabiduría de prever que la gente iba a pensar que su llamado era bastante inconcebible, así que, esperó. Dejó que Dios fuera delante de él y que pusiera las circunstancias a su favor. Y mientras esperaba, dio ocasión a que la palabra que había recibido, creciera en su corazón y cambiase su vida. Fue entonces, y sólo entonces, cuando empezó a hacer lo que había sido llamado a hacer. Pablo no intentó convencer a nadie, sino que permitió que el Señor lo hiciera. ¿Y cuál fue el resultado? Pues que “…glorificaban a Dios a causa de mí” (Gálatas 1:24). De manera que, no te adelantes a los planes de Dios para tu vida, y sé sensible a su cronometraje.

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Con los oídos tapados?

 

 

 

“Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.” Hebreos 5:11

Pablo en esta oportunidad hace un reclamo a la iglesia, menciona que la iglesia cerró sus oídos a Dios, es decir, dejaron de escucharlo, de prestarle atención a sus palabras y automáticamente dejaron de crecer. ¿Te has conformado con lo que tienes y perdiste ese deseo por conocer y escuchar la Palabra de Dios?

“Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.” Hebreos 5:12

¡Y este era el reclamo de Pablo! En vez de ser obedientes, caemos en los mismos errores y necesitamos que una y otra vez nos vuelvan a enseñar lo mismo. ¡Hasta nos tienen que empujar para leer la Biblia o para orar! Seguimos en el mismo lugar, ¡seguimos gateando cuando ya deberíamos caminar y estar viviendo lo que Dios tiene para nosotros! ¡Andamos retrasados!

¿Qué hace Dios? “Despierta además el oído de ellos para la corrección, y les dice que se conviertan de la iniquidad” Job 36:10.

¡Dios no te dejará estancado! Él volverá a captar tu atención, para que vuelvas a tener ese amor por su palabra. Solamente las ovejas que no reconocen la voz de su pastor son las que se pierden y corren los mayores peligros. Dios no quiere verte enfermo, en derrota o en peligro. Por lo tanto, por su por amor y misericordia nos despertará el oído.
La pregunta es: ¿Cómo lo hará? “…y en la aflicción despertará su oído” Job 36:15

A veces Dios va a sacudir el barco donde te encuentras para que despiertes, para que comiences a andar en su voluntad, y vuelvas a obedecer, así como hizo con Jonás, pero todo esto por amor a ti. Sabemos que no es fácil cuando esto pasa, pero estamos aquí como una familia para apoyarte.

No olvides que: “Vivir menos de lo que Dios nos llamo a ser, es tomar en poco el sacrificio de Jesús”

 

 

Shirley Chambi
CVCLAVOZ