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Hechos 2:46-47 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Comunión de los creyentes

43 Sobrevino temor a toda persona; y muchos prodigios y señales[aj] eran hechas por los apóstoles[ak]. 44 Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; 45 vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. 46 Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos[al] con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Cuando Ayudar “No Ayuda”
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0


“A QUIEN DIGA AL MALO: TÚ ERES JUSTO, LOS PUEBLOS LO MALDECIRÁN…” (Proverbios 24:24)
Cuando ayudar “no ayuda”

¿Has mentido alguna vez para proteger la reputación de un ser querido? ¿O has encubierto a alguien? ¿O te has apresurado a “ayudar” sin que te lo pidieran?

No estamos hablando de actos compasivos donde se necesita de verdad ayuda, estamos hablando de “facilitar” algo que no está bien, que es un tipo de ayuda destructiva.

Es natural que queramos proteger a nuestros seres queridos de las consecuencias dolorosas de sus actos. Pero si les dejas “escapar” vas a acabar sintiéndote la víctima y muy enojado contigo mismo al haber hecho algo que no querías hacer, algo que no te incumbía.
La Biblia dice que es un error decirle al culpable: ‘Eres inocente’. Si sigues “rescatando” a alguien, lo único que vas a conseguir es alargar el túnel por el que tiene que pasar para llegar al otro lado.
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Dijo Pablo: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

A veces hay que llegar hasta ese estado “miserable” para reconocer la necesidad, de la misma forma que el hijo pródigo cayó hasta lo más bajo antes de decidirse a enfrentar su actitud pecadora. Y su padre dejó que las cosas siguieran su curso. ¡Por algo se llama amor firme!

“Volviendo en sí [el hijo pródigo], dijo: ¡…yo aquí perezco de hambre! …Iré a mi padre, y le diré: …He pecado…” (Lucas 15:17-18).

Si en lugar de ayudar a la persona lo que haces es consentir su pecado, al final la vas a dañar más al darle a entender que no es capaz de enfrentarse a la verdad o de aprender la lección. Por ello, retírate y deja a tus seres queridos en manos de Dios; Él los ama más que tú.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Planta superficial.

Existen plantas de raíces superficiales que cuando el invierno u otoño se acerca sus flores se marchitan, a pesar de que tengan nuevos brotes y luzcan bien no duran porque su ciclo es corto ya que sus raíces no alcanzan los nutrientes para mantenerla fuerte. En cambio, hay plantas de raíces profundas que tienen mayor tiempo de vida porque sus raíces extensas les ayuda en la absorción de nutrientes que le ayudan a soportar cambios de estación sin problemas.

Así podemos hacer fácilmente una comparación de estas plantas con nuestra vida espiritual.

“Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y lo reciben con alegría; pero como no tienen raíces profundas, creen por un tiempo y luego se apartan cuando enfrentan la tentación.” Lucas 8:13 (NTV)

Muchas veces oímos la Palabra de Dios y nos emocionamos con todo lo que encontramos ahí, pero no le permitimos cambiarnos, actuamos superficialmente, reaccionamos emocionalmente, nos movemos impulsivamente dejándonos llevar por las emociones. Pero no nos damos el tiempo de profundizar en ella, de poder hacer crecer nuestra raíz para poder tocar fondo y recibir ese alimento que nuestra vida necesita.

Es hora de preguntarnos si queremos tener una vida superficial, es momento de buscar ser personas con raíces profundas, que cuando el viento o la tormenta lleguen no nos derrumben, no nos marchiten, sino al contrario, que podamos resistir, seguir alegrando nuestro entorno y además dar un buen fruto.

“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” Jeremías 17:7-8 (RVR-1960)

La manera en que podemos desarrollar esas raíces es a través de la Palabra de Dios, nutriéndonos de esa agua viva que está ahí, teniendo ese tiempo a solas con Dios diariamente para que no nos marchitemos.

No permitas que las pruebas te sequen, deja ya esa vida superficial, comienza a extender tus raíces y mantenerte firme a pesar de todo.

 


Telma Céspedes 
CVCLAVOZ