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43 Sobrevino temor a toda persona; y muchos prodigios y señales[aj] eran hechas por los apóstoles[ak]. 44 Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; 45 vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. 46 Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos[al] con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.
REFLEXION
Cuando Ayudar “No
Ayuda”
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0
“A QUIEN DIGA AL MALO: TÚ ERES JUSTO, LOS PUEBLOS LO MALDECIRÁN…” (Proverbios 24:24)
Cuando ayudar “no ayuda”
¿Has mentido alguna vez para proteger la reputación de un ser querido? ¿O has encubierto a alguien? ¿O te has apresurado a “ayudar” sin que te lo pidieran?
No estamos hablando de actos compasivos donde se necesita de verdad ayuda, estamos hablando de “facilitar” algo que no está bien, que es un tipo de ayuda destructiva.
Es natural que queramos
proteger a nuestros seres queridos de las consecuencias dolorosas de sus actos. Pero si les dejas “escapar” vas a acabar sintiéndote la víctima y muy enojado contigo mismo al haber hecho algo que
no querías hacer, algo que no te incumbía.
La Biblia dice que es un error decirle al culpable: ‘Eres inocente’. Si sigues “rescatando” a alguien, lo único que vas a conseguir es alargar el túnel por el que tiene que pasar para llegar al
otro lado.
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Dijo Pablo: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).
A veces hay que llegar hasta ese estado “miserable” para reconocer la necesidad, de la misma forma que el hijo pródigo cayó hasta lo más bajo antes de decidirse a enfrentar su actitud pecadora. Y su padre dejó que las cosas siguieran su curso. ¡Por algo se llama amor firme!
“Volviendo en sí [el hijo pródigo], dijo: ¡…yo aquí perezco de hambre! …Iré a mi padre, y le diré: …He pecado…” (Lucas 15:17-18).
Si en lugar de ayudar a la persona lo que haces es consentir su pecado, al final la vas a dañar más al darle a entender que no es capaz de enfrentarse a la verdad o de aprender la lección. Por ello, retírate y deja a tus seres queridos en manos de Dios; Él los ama más que tú.