Jeremías 31

 

 

El nuevo pacto

 

 

27 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. 28 Y[m] como velé sobre ellos para arrancar y para derribar, para derrocar, para destruir y para traer calamidad, así velaré sobre ellos para edificar y para plantar —declara el Señor29 En aquellos días no dirán más:

“Los padres comieron uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen dentera[n]”,

30 sino que cada cual por su propia iniquidad morirá; los dientes de todo hombre que coma uvas agrias tendrán dentera[o]31 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, 32 no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos —declara el Señor33 porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —declara el Señor—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande —declara el Señor— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.

35 Así dice el Señor,

el que da el sol para luz del día,
y las leyes[p] de la luna y de las estrellas para luz de la noche,
el que agita el mar para que bramen sus olas;
el Señor de los ejércitos es su nombre:
36 Si se apartan estas leyes[q]
de mi presencia —declara el Señor
también la descendencia de Israel dejará
de ser nación en mi presencia para siempre[r].

37 Así dice el Señor:

Si los cielos arriba pueden medirse,
y explorarse abajo los cimientos de la tierra,
también yo desecharé toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron —declara el Señor.

38 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que la ciudad será reedificada para el Señor, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo. 39 Y el cordel de medir saldrá más allá, directamente hasta la colina de Gareb, y girará hasta Goa. 40 Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el arroyo Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos hacia el oriente, serán santos al Señor. La ciudad no será arrancada ni derribada nunca jamás.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

Promesas

 

 

 

– Milagros

 

 



La única manera de saber qué semilla alberga un árbol en su interior es sembrándolo. 

Cuando se siembran actos de bondad y generosidad hacia los demás, uno nunca llega a saber qué poderoso árbol puede crecer de esa pequeña semilla.

Cuando damos lo mejor de nosotros mismos, no sabemos los milagros que pueden operarse en nuestra vida o en la vida de otro.

Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres.

Eclesiastés 9:10
Todo lo que tu mano halle para hacer, haz lo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adonde vas.

Efesios 6:7
Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,

Eclesiastés 11:6
De mañana siembra tu semilla y a la tarde no des reposo a tu mano, porque no sabes si esto o aquello prosperará, o si ambas cosas serán igualmente buenas.

Eclesiastés 9:10
Todo lo que tu mano halle para hacer, haz lo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adonde vas.

Eclesiastés 11:7
Agradable es la luz, y bueno para los ojos ver el sol.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION

 

 



Una pregunta tan antigua como el tiempo.

 

 



Cuando Jeremy tenía 17 años, luchó con una pregunta con la que los teólogos han batallado por siglos. Para él, el problema no era teórico sino práctico. 

Estaba tratando de entender por qué a su madre la tenían que operar del cerebro. 

Preguntó: “¿Por qué sufren las personas que son buenas, mamá?

”Ella le dijo: “El sufrimiento es parte de vivir en un mundo que ha recibido la maldición del pecado, y las personas buenas sufren como todos los demás.

Esa es la razón por la que estoy feliz de que tengamos a Jesús. 

Si muero, iré a un mejor lugar, y anhelo el día cuando pueda volver a verte”. 

Luego ella dijo que podía entender la frustración de Jeremy, pero le dijo que no le echara la culpa a Dios.

Si tú y yo estamos desconcertados por el sufrimiento de personas buenas, podemos plantearle la pregunta de lleno a Dios, argumentar con Él si debemos hacerlo, y luchar con nuestras dudas.

Pero no Le echemos la culpa.

Dios no le explicó a Job lo que estaba haciendo, pero dijo que podíamos confiar en que lo que Él hacía es lo correcto (Job -42). 

Y Él nos ha asegurado en Su Palabra que Jesús sufrió a nuestro favor, resucitó de entre los muertos, y ahora está preparando un lugar libre de sufrimiento para nosotros.

Puede que estas no sean las respuestas que queremos, pero son las respuestas que necesitamos para ayudarnos a vivir con esa pregunta tan antigua como el tiempo y a menudo incontestable acerca del sufrimiento.Fuente:

Nuestro Pan Diario.