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Génesis 2619,20 La Biblia de las Américas (LBLA)

Bendición de Dios sobre Isaac

 

 

12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó[g] aquel año ciento por uno. Y el Señor lo bendijo. 13 Y el hombre se enriqueció[h], y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy poderoso[i]; 14 pues tenía rebaños de ovejas y vacadas y mucha servidumbre, y los filisteos le tenían envidia. 15 Y todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en los días de Abraham su padre, los filisteos los cegaron llenándolos[j] de tierra. 16 Entonces Abimelec dijo a Isaac: Vete de aquí[k], porque tú eres mucho más poderoso que nosotros. 17 Isaac partió de allí, acampó en el valle[l] de Gerar y se estableció[m] allí.

18 Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían sido cavados[n] en los días de su padre Abraham, porque los filisteos los habían cegado después de la muerte de Abraham, y les puso los mismos nombres[o]que su padre les había puesto[p]. 19 Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas. 20 Entonces riñeron los pastores de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso él llamó al pozo Esek[q], porque habían reñido con él.21 Cavaron otro pozo, y también riñeron por él; por eso lo llamó Sitna[r].22 Y se trasladó de allí y cavó otro pozo, y no riñeron por él; por eso lo llamó Rehobot[s], porque dijo: Al fin[t] el Señor ha hecho lugar[u] para nosotros, y prosperaremos en la tierra.

23 De allí subió a Beerseba. 24 Y el Señor se le apareció aquella misma noche, y le dijo:

Yo soy el Dios de tu padre Abraham;
no temas, porque yo estoy contigo.
Y te bendeciré y multiplicaré tu descendencia[v],
por amor de mi siervo Abraham.

25 Y él construyó allí un altar e invocó el nombre del Señor y plantó allí su tienda; y allí abrieron los siervos de Isaac un pozo.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

La Oración del Apóstol Pablo
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocionales, Dios, Los Cristianos 1 Comentario

 

 

…NO CESAMOS DE ORAR POR VOSOTROS…” (Colosenses 1:9)
Veamos lo que Pablo oraba por aquellos a quienes estimaba:

1) Que entendieran la voluntad de Dios: “… Que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9). Roma no era un lugar fácil para ser
cristiano, y sin embargo Pablo escribió acerca de los creyentes de allí: “Vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos…” (Romanos 16:19). La obediencia a Dios debería ser tu propósito primordial en la vida. Cuando se mencione tu nombre, nadie debería poner en tela de juicio tu grado de compromiso con Jesús.

2) Que sus vidas agradaran a Dios: “… Andar como es digno del Señor, agradándolo en todo…” (Colosenses 1:10). Cuando te presentes delante de Dios para ser recompensado, no vas a oír las palabras “bien dicho”, ni “bien planeado”, sino “…Bien hecho, mi buen siervo fiel…” (Mateo 25:21 Nueva Traducción Viviente).

3) Que prosperaran en la obra que Dios les había encomendado: “… Llevando fruto en toda buena obra…” (Colosenses 1:10). Nada les alegra más a los padres que ver el éxito de sus hijos. Y Dios siente lo mismo por ti.

4) Que perseveraran, aferrados a Su fortaleza: “Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, obtendréis fortaleza y paciencia” (Colosenses 1:11). Como las bombillas, que dependen de una fuente de energía para dar luz, así eres tú. Por eso, a menos que estés conectado a Dios, serás espiritualmente débil.

5) Que adoraran a Dios: “…Daréis gracias al Padre que nos hizo aptoalabanza s para participar de la herencia de los santos ” (Colosenses 1:12). En otras palabras, vive con una actitud de agradecimiento y un corazón lleno de alabanza.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¿Tienes fuego en el corazón?

 

 

A medida que pasa el tiempo se puede observar que la maldad se ha incrementado, no es seguro caminar por las calles y más en horas de la noche. Como nos advirtió la palabra de Dios, el amor de muchos se está enfriando y por lo tanto existe insensibilidad al dolor ajeno y cada vez es más difícil confiar en las personas.
“y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Mateo 24:12

Es peligroso que la iglesia se enfríe de la misma forma, que el fuego que Dios puso en el corazón se apague; y últimamente se pueden observar pocos hijos de Dios encendidos ¿A qué nos referimos con personas encendidas? Es decir, personas que marquen la diferencia, que tengan misericordia de su prójimo y tengan algo que dar, que pongan la otra mejilla, dispuestos a dar sus propias vidas por amor a Dios.

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:6-7

Una de nuestras responsabilidades más importantes como hijos de Dios es mantener el fuego encendido, por eso Pablo le dijo a Timoteo: “Timoteo es tu responsabilidad ocuparte por tu vida espiritual” Tú debes saber que si el fuego se está apagando nadie vendrá a encenderlo por ti, esa es tu tarea.

Dios no te ha dado un espíritu de cobardía, ni de debilidad, Él te ha dado poder para vencer, para levantarte y ponerle pasión a tu vida. ¿Cómo está el fuego de tu corazón? Puedes darte cuenta si estas frío cuando pierdes la pasión, cuando tu deseo por estar con Dios ya no es igual que antes, si has dejado de congregarte, si aún no has pedido perdón, si continúas siendo la misma persona de hace años, y peor, si no pasa nada en tu vida de espiritual.

“Y el fuego encendido sobre el altar no se apagara, sino que el sacerdote pondrá en la leña cada mañana, y acomodara el holocausto sobre él, y quemara sobre él las grosuras de los sacrificios de la paz. El fuego arderá continuamente en el altar; NO se apagará.” Levíticos 6:12-13

Mantener el fuego encendido era un mandato de Dios para los sacerdotes del Antiguo Testamento, ellos debían levantarse cada mañana para volver a echar leña en el altar. En la actualidad el fuego no es físico, sino interno, desde que Cristo dio su vida el fuego está en nuestro corazón y como sacerdotes de Dios, se nos pide que asumamos la responsabilidad de encenderlo cada día.
Dios no te llamó para estar frío como el montón, sino a dar luz y calor que el mundo tanto necesita. Asume tu responsabilidad y levántate cada mañana para orar, aparta tiempo para estudiar su palabra, así pondrás la leña en tu corazón y el fuego se volverá a encender,

No sirve de nada que seas tibio ¡Enciende el fuego!

 

 


Shirley Chambi
CVCLAVOZ