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Lamentaciones 1:2  La Biblia de las Américas (LBLA)

Tristezas de Sion

[a]¡Cómo yace solitaria
la ciudad de tanta gente!
Se ha vuelto como una viuda
la grande entre las naciones;
la princesa entre las provincias[b]
se ha convertido en tributaria.
Amargamente llora en la noche,
y las lágrimas corren por sus mejillas;
no hay quien la consuele
entre todos sus amantes.
Todos sus amigos la han traicionado,
se le han convertido en enemigos.
Judá ha ido al destierro bajo[c] aflicción
y bajo[d] dura[e] servidumbre.
Ella habita entre las naciones,
mas no halla descanso;
todos sus perseguidores la han alcanzado
en medio de la angustia[f].
Los caminos de Sion están de luto,
porque nadie viene a las fiestas solemnes.
Todas sus puertas están desoladas,
gimen sus sacerdotes,
sus vírgenes están afligidas,
y ella misma está amargada[g].
Sus adversarios se han convertido en sus amos[h],
sus enemigos prosperan[i],
porque el Señor la ha afligido
por la multitud de sus transgresiones;
sus niños han ido cautivos
delante del adversario.
De la hija de Sion se ha ido
todo su esplendor.
Sus príncipes son como ciervos
que no hallan pasto,
y huyen[j] sin fuerzas
delante del perseguidor.
Jerusalén recuerda en los días de su aflicción y de su vagar[k]
todos sus tesoros
que existían desde los tiempos antiguos,
cuando su pueblo cayó en mano del adversario
sin que nadie la ayudara.
Al verla sus adversarios,
se burlaron de su ruina[l].
En gran manera ha pecado Jerusalén,
por lo cual se ha vuelto cosa inmunda.
Todos los que la honraban la desprecian
porque han visto su desnudez,
y[m] ella gime y se vuelve de espaldas.
Su inmundicia está en sus faldas;
no consideró su futuro[n],
y ha caído[o] de manera sorprendente;
no hay quien la consuele.
Mira, oh Señor, mi aflicción,
porque se ha engrandecido el enemigo.
10 El adversario ha extendido su mano
a todos sus tesoros;
ciertamente ella ha visto a las naciones entrar en su santuario,
a las que tú ordenaste
que no entraran en tu congregación.
11 Todo su pueblo gime buscando pan;
han dado sus tesoros a cambio de comida
para restaurar sus vidas[p].
Mira, oh Señor, y observa
que me están despreciando.
12 Vosotros, todos los que pasáis por el camino, ¿no os importa esto?
Observad y ved si hay dolor[q] como mi dolor[r],
con el que fui atormentada,
con el que el Señor me afligió el día de su ardiente ira.
13 Desde lo alto El envió fuego
que penetró[s] en mis huesos.
Ha tendido una red a mis pies,
me ha hecho volver atrás,
me ha dejado desolada,
desfallecida[t] todo el día.
14 Atado ha sido el yugo de mis transgresiones,
por su mano han sido entrelazadas,
han caído sobre mi cuello.
El ha hecho que me falten[u] las fuerzas;
el Señor me ha entregado en manos
contra las cuales no puedo resistir.
15 A todos mis valientes ha rechazado el Señor
de en medio de mí;
ha convocado contra mí un tiempo determinado[v]
para quebrantar a mis jóvenes;
el Señor ha hollado como en un lagar
a la virgen hija de Judá.
16 Por estas cosas lloro yo;
mi ojo, mi ojo derrama agua,
porque lejos de mí está el consolador,
el que reanima mi alma.
Mis hijos están desolados
porque ha prevalecido el enemigo.
17 Sion extiende sus manos,
no hay quien la consuele.
El Señor ha ordenado contra Jacob
que los que lo rodean sean sus adversarios;
Jerusalén se ha vuelto cosa inmunda en medio de ellos.
18 El Señor es justo,
pues me he rebelado contra su mandamiento[w].
Oíd ahora, pueblos todos,
y ved mi dolor[x]:
mis vírgenes y mis jóvenes
han ido al cautiverio.
19 Llamé a mis amantes, mas ellos me han engañado.
Mis sacerdotes y mis ancianos han perecido en la ciudad,
cuando buscaban alimento para sí a fin de restaurar sus fuerzas[y].
20 Mira, oh Señor, que estoy angustiada;
hierven mis entrañas,
mi corazón se revuelve dentro de mí,
porque he sido muy rebelde.
En la calle la espada me deja sin hijos,
en la casa es como la muerte.
21 Han oído que gimo,
y no hay quien me consuele.
Todos mis enemigos han oído de mi mal,
se regocijan de que tú lo hayas hecho.
¡Oh, si tú trajeras el día que has anunciado,
para que sean ellos como yo!
22 Venga toda su maldad delante de ti,
y trátalos como a mí me has tratado
por todas mis transgresiones;
porque son muchos mis gemidos, y desfallece mi corazón.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

DE CONFUSIÓN A MILAGRO
Por Pastor Carlos Vargas Valdez0


DE CONFUSIÓN A MILAGRO

La boca del necio es quebrantamiento para sí, y sus labios son lazos para su alma. Proverbios 18:7

Lo que decimos se convierte en realidad: esta es una verdad que vemos en la Biblia. La vemos en Marcos 11:23, Mateo 21:21, Santiago 3:2 y muchos versículos más. Pero a menudo se nos olvida eso porque hablamos como el mundo en lugar de hablar la Palabra, y con el tiempo recibimos lo que hemos estado articulando: una gran confusión.


Si ha tenido esa experiencia, recuerde que lo que tiene en su vida es producto de sus palabras. Para que pueda cambiar lo que tiene, deberá cambiar lo que sale de su boca. Para cambiar el rumbo de su vida – de la muerte a la vida, de la enfermedad a la salud, del fracaso al éxito – , tendrá que medir sus palabras. Eso es más fácil decirlo que hacerlo. Pero esa es la clave: tiene que decirlo para que sea hecho. ¿Cómo se empieza?

Tenga presente que este problema no se puede solucionar con lo natural, sino con poder espiritual, porque estamos hablando de una ley espiritual.

Santiago 3:7-8 dice que la lengua no puede ser domada con el mismo poder con que se doma a los animales; se necesita la sabiduría de Dios. La Palabra es la sabiduría de Dios (Proverbios 2:6). Jesús dijo que sus palabras son espíritu y son vida. Eso significa que se necesitan las palabras de Dios para domar nuestra lengua.

Segundo, arrepiéntase por haber permitido que otros, además del Espíritu Santo, usaran su lengua. Luego, entréguele su lengua a Jesús y decida que va a hablar palabras de amor, de fe, de gozo, de paz y de gracia. Las palabras de fe detienen los dardos de fuego del infierno.

Tercero, haga lo que Jesús dice en Marcos 4:24: “mirad lo que oís”. O sea, considere sus palabras: “¿quiero que lo que acabo de decir se haga realidad?” Si la respuesta es no, deténgase y corríjase en ese momento, y reemplace las palabras negativas con alabanzas (Efesios 5:4).

Si no ha medidio sus palabras, cámbielas para que pueda cambiar el rumbo de su vida. Pida al Señor que guarde su boca (Salmos 141:3). Ponga el poder de la lengua a trabajar a su favor; deje de usarla para causar confusión y empiece a usarla para hacer milagros. En su boca hay un milagro.

Escritura Devocional para leer:
Proverbios 18:7
La boca del necio es quebrantamiento para sí, y sus labios son lazos para su alma.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¡Pero si es injusto!

Mateo 17.24 TLA: “Cuando Jesús y sus discípulos llegaron al pueblo de Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto para el templo fueron a preguntarle a Pedro: —¿Paga tu maestro el impuesto para el templo?”

En el camino de la vida seguramente experimentaste numerosas injusticias, algún profesor te fichó sólo porque piensas y vives de otra manera, o hiciste fila para realizar algún trámite y los encargados de la atención colocaron varias excusas y cerraron antes de la hora, o simplemente te engañaron en alguna compra. Se siente mal, ¿No?

Muchas veces Jesús pasó por injusticias, como el impuesto que le pidieron pagar para el templo cerca de otoño, que era un tributo que se pagaba en primavera para hacer expiación por la gente; Cristo pagó en obediencia a la ley aunque no tenía nada que expiar.

“Sin embargo, para que estos cobradores no se enojen, ve al mar y echa tu anzuelo. Ábrele la boca al primer pez que saques, y allí encontrarás una moneda. Toma ese dinero, y paga mi impuesto y el tuyo.”(Mateo 17.27 TLA)

Pagó para que no se enojaran ni se ofendieran, y así no darles motivos para oponerse a su obra. La humildad nos enseña a ceder nuestro derecho en casos excepcionales antes de ofender a alguien. Pedro tuvo que esforzarse, usar el talento que tenía y sacó un pez, confiando en lo que Jesús le había dicho.

La moneda que encontró en el pez era un estater de plata de cuatro dracmas, era lo necesario para pagar el impuesto de dos personas, en este caso de Pedro y de Jesús. ¡Jesucristo hace milagros creativos!

Si las injusticias te rodean recuerda que el Señor también atravesó por esto e incluso cerca de su muerte Él fue juzgado de noche, contrario a lo que las leyes mandaban.

¿Pasas por injusticias? Dios es fiel y puede ayudarte.

Carlos E. Encinas
CVCLAVOZ