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2 Reyes 18:13 La Biblia de las Américas (LBLA)

Invasión de Senaquerib

 

 

13 Y en el año catorce del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria en Laquis: He hecho lo malo. Retírate[f] de mí; lo que me impongas[g], aceptaré. Y el rey de Asiria impuso a[h] Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos[i] de plata y treinta talentos de oro. 15 Y Ezequías le dio toda la plata que se hallaba en la casa del Señor y en los tesoros de la casa del rey. 16 En aquel tiempo Ezequías quitó el oro de las puertas del templo del Señor, y delos postes de las puertas que el mismo Ezequías, rey de Judá, había revestido de oro, y lo entregó al rey de Asiria.

17 Entonces el rey de Asiria envió, desde Laquis a Jerusalén, al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces con un gran ejército contra el rey Ezequías. Y subieron y llegaron a Jerusalén. Y cuando subieron, llegaron y se colocaron junto al acueducto del estanque superior que está en la calzada del campo del Batanero[j]. 18 Llamaron al rey, y salió a ellos Eliaquim, hijo de Hilcías, que era mayordomo, con el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf. 19 Y el Rabsaces les dijo: Decid ahora a Ezequías: “Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ‘¿Qué confianza es ésta que tú tienes[k]? 20 ‘Tú dices (pero sólo son palabras vanas[l]): “Tengoconsejo y poder para la guerra.” Mas ahora, ¿en quién confías que te has rebelado contra mí? 21 ‘He aquí, tú confías en el báculo de esta caña quebrada, es decir, en Egipto, en el cual, si un hombre se apoya, penetrará en su mano[m] y la traspasará. Así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22 ‘Pero si me decís: “Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios,” ¿no es El aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado y ha dicho a Judá y a Jerusalén: “Adoraréis delante de este altar en Jerusalén”? 23 ‘Ahora pues, te ruego que llegues a un acuerdo[n] con mi señor el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si por tu parte puedes poner jinetes sobre ellos.24 ‘¿Cómo, pues, puedes rechazar a[o] un oficial[p] de los menores de los siervos de mi señor, y confiar[q] en Egipto para tener carros y hombres de a caballo? 25 ‘¿He subido ahora sin el consentimiento del Señor contra este lugar para destruirlo? El Señor me dijo: “Sube contra esta tierra y destrúyela.’”

26 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, Sebna y Joa dijeron al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros loentendemos[r], y no nos hables en la lengua de Judá[s] a oídos del pueblo que está sobre la muralla. 27 Pero el Rabsaces les dijo: ¿Acaso me ha enviado mi señor para hablar estas palabras sólo a tu señor y a ti, y no a los hombres que están sentados en la muralla, condenados a comer sus propios excrementos y beber su propia orina con vosotros? 28 El Rabsaces se puso en pie, gritó a gran voz en la lengua de Judá, y dijo[t]: Escuchad la palabra del gran rey, el rey de Asiria. 29 Así dice el rey: “Que no os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar de mi[u] mano; 30 ni que Ezequías os haga confiar en el Señor, diciendo: ‘Ciertamente el Señornos librará, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.’31 “No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: ‘Haced la paz conmigo[v] y salid a mí, y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y beba cada cual de las aguas de su cisterna, 32 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de grano y de mosto, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos y de miel, para que viváis y no muráis.’ Pero no escuchéis a Ezequías porque os engaña, diciendo: ‘El Señor nos librará.’ 33 “¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? 34 “¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva? ¿Cuándo han librado ellos a Samaria de mi mano? 35 “¿Quiénes de entre todos los dioses de estas[w] tierras han[x]librado su tierra de mi mano, para que el Señor libre a Jerusalén de mi mano?” 36 Pero el pueblo se quedó callado y no le respondió palabra alguna, porque la orden del rey era: No le respondáis. 37 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, mayordomo de la casa real, el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le relataron las palabras del Rabsaces.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¿Cómo Vivir Por El Poder Del Espíritu Santo?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0

 

 

“SON DOS FUERZAS QUE LUCHAN EN NUESTRO INTERIOR” (Gálatas 5:17, Castilian)

No importa cuánto tiempo hayamos caminado con Dios, nuestra carne por sí sola nunca mejora; jamás llegará a parecerse más a su Espíritu con el paso del tiempo. Por eso se nos dice que debemos crucificarla y caminar a diario por el poder del Espíritu del Señor que mora en nosotros. Escucha: “Que vuestra conducta sea conforme al Espíritu Santo, y que no obedezcáis a los impulsos de nuestra naturaleza pecadora. Porque nosotros, por naturaleza, nos inclinamos al mal, y con ello nos oponemos al Espíritu Santo; como también los deseos del Espíritu Santo se oponen a nuestros propios deseos naturales. Son dos fuerzas que luchan en nuestro interior, aparte de nuestra propia voluntad. En cambio, cuando el Espíritu Santo dirige nuestra vida, produce en nosotros frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. (Gálatas 5:16-17, 22-23, Castilian).

¿Es posible llevar ese estilo de vida? Sí, pero tienes que hacer cuatro cosas:
1) Reconoce que eres el blanco del enemigo, y protégete con la Palabra del Señor y la oración.
2) Deshazte del pecado que te derrota una y otra vez: “…Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia…” (Hebreos 12:1).
3) Sé continuamente lleno del poder del Espíritu de Dios. Sin él, no ganarás nunca.
4) Permanece en la fuerza del Señor y no en la tuya propia.
¿De qué manera? Luchando hasta que experimentes la victoria. Su fuerza, unida a tu decisión de obedecer y seguir luchando ¡te conducirá siempre a una victoria clara y permanente!

 

 

 

UN ENCUENTROCON LA PALABRA

REFLEXION

¿Te gusta criticar?

 

 

Una señora de muy buena apariencia subió a un autobús, con mirada firme observó si había un asiento libre y encontró un lugar a lado de una mujer humilde, quien claramente se distinguía por su cabello desarreglado.

Esta señora buena moza, al tomar asiento, la miró de reojo y exclamó: “Bueno sería que por lo menos se recogiera bien el pelo” A lo que la humilde mujer respondió: “También sería bueno quitarse los ruleros antes de dejar el espejo” ya que ella había notado que a pesar de la buena presencia de esta dama algo colgaba en su cabello.

Es muy fácil criticar las decisiones, las apariencias o los gustos de los demás sin percatarnos que al juzgar a los demás nos condenamos a nosotros mismos. Claro que es más fácil ver las equivocaciones de otros que reconocer las nuestras y hacer algo por ellos e incluso solemos tropezar en los mismos errores.
En vez de juzgar o criticar, deberíamos involucrarnos y ayudar si alguien está con actitudes autodestructivas y, si no es posible, entonces orar por ellos pues Dios, quien es Omnipresente, puede hacer mejor obra que la nuestra.

Si por alguna razón has juzgado a alguien, por más que esté equivocado, te animo a que ores por su vida, así aportarás con bien y no con mal para un mejor futuro para esta persona. Considera Mateo 7:2 que dice: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.”
Dile adiós a la crítica y dale la bienvenida a la oración.

 

 

 


Soraida Fuentes
CVCLAVOZ