http://unencuentroconlapalabra1.jimdo.com/

http://unencuentroconlapalbra.blogspot.com.co/

https://www.facebook.com/unencuentroconlapalbra

http://www.amigosporisrael.org/

 

Efesios 1:6  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Beneficios de la redención

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos[c] santos y sin mancha delante de El. En amor nos predestinó[d] para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito[e] de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.En El[f] tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento[g] nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en El,10 con miras a una buena administración en el[h] cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En El 11 también[i]hemos obtenido herencia[j], habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad, 12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo[k], seamos para alabanza de su gloria. 13 En El[l] también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con[m] el Espíritu Santo de la promesa, 14 que nos es dado como garantía[n] de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de su gloria.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Tema Cristiano – El Más Grande Estará A Mi Lado.

Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocional Cristiano, Temas Biblicos, temas cristianas 2 Comentarios


“Ahora conozco que el Señor es más grande que todos los dioses, porque en lo que se ensoberbecieron prevaleció contra ellos”. Exodo 18:11

Las personas con una estatura física imponente, como los jugadores en la línea ofensiva de un equipo profesional de fútbol americano, están conscientes de sus proporciones físicas y de cómo influye su tamaño para intimidar a otros. Sin tener que decir o hacer nada, ellos son fuerzas que tienen que ser tomadas en cuenta simplemente porque todos saben que con bastante facilidad podrían obligar a los menos corpulentos de su alrededor a hacer su voluntad.

La pura fuerza que poseen en virtud de su tamaño, abre el camino para darles a sus opiniones, preferencias y deseos un poco más de peso que si tuvieran el mismo tamaño que todos los demás.

Tal vez es un remanente de los días cuando “la fuerza tenía la razón,” cuando el tipo con la espada o el puño más grande era el que quedaba de pie, pero nuestro entusiasmo por complacer a las personas notablemente enormes y poderosas resulta de una básica resignación a la realidad. De todas maneras ellos pueden hacer todo lo que quieran.

No podríamos detenerlos aunque quisiéramos. A menos que sus acciones violen nuestra conciencia, estamos felices de hacer equipo con ellos; estar de su lado es mucho mejor que enfrentarlos en el otro lado del campo. De hecho, cuando nos alineamos atrás de ellos, se convierten en nuestros campeones, y todos los atributos de su constitución corpulenta, la cual nos ponía nerviosos previamente, ahora llegan a ser puntos de conversación y de celebración con nuestros compañeros de equipo, o insultantes comentarios lanzados en contra de la oposición.

Amamos al “grandote” cuando está de nuestra parte. Por esta razón, cuando estamos alrededor de personas a quienes juzgamos ser más notables que nosotros mismos en corpulencia y fuerza, inteligencia, posición y experiencia, ansiosamente indagamos sus voces o su manera de ser para tener una idea de qué sienten hacia nosotros.

¿Actúan amistosamente? ¿Son amables y pacientes con nosotrosí ¿Son egoístas o están dispuestos a nuestro favor?

Se siente un gran alivio al saber que el tipo enorme cuya mano casi se traga tu brazo entero cuando lo saludaste de mano, es “realmente tierno”. Sonríes interiormente cuando alguien te dice que el compañero de trabajo inteligente pidió ser asignado a tu proyecto.

Pocas cosas te hacen sentir tan bien como el saber que el jefe de tu jefe tiene planes para tu brillante futuro en la compañía. Cuando estás enfrentando una operación seria del estómago, te consuela el hecho de que tu cirujano, quien resultó ser el jefe del departamento, ha estado llevando a cabo estas operaciones como una
rutina diaria durante docenas de años, desde que estaba haciendo su residencia.

Esta mentalidad muy normal de querer de tu lado al más grande y al mejor, al más listo y al más fuerte, al más poderoso y al más útil, no es una expresión de la evolución de la ley del más fuerte.

Mientras que quizá sea cierto que en el reino animal el más fuerte y el más capaz tiende a sobrevivir frente al más débil, ningún animal o protoplasma tiene alguna vez la esperanza y el anhelo de tener un campeón.
Los animales que viven en grupos o manadas siguen al más grande o al más fuerte, y el líder no tolera ninguna resistencia hasta que un rival todavía más fuerte o más grande que el lo rete.

El anhelo de que alguien más grande esté de nuestra parte, que venga a nuestro rescate aun cuando no tengamos mucho que ofrecer a cambio, es una capacidad humana única, puesta en nuestros corazones por Dios para darnos una idea de lo que Él quiere hacer por nosotros. Es nuestra primera y clara distinción de una de las características de Dios más certeras y magníficas: la gracia.

¿Por qué los niños hacen alarde del tamaño o la fuerza de sus papásí —“Mi papá es más grande que el tuyo”.
Pues hoy el más grande esta de mi lado. Dios es el más grande pero también el más tierno.

Señor, Gracias por estar a mi lado y hoy se que tú y yo hacemos mayoría. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
Disfruta tu diario Vivir.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


La victoria está en huir.

Una joven le pidió a su papá que la llevara a una fiesta. El padre respondió con una negativa, pero ante la insistencia de su hija y los argumentos de que se portaría bien y que sólo deseaba ir a ver, el hombre accedió.

Camino a la fiesta, el padre le dijo a su hija, que llevaba un hermoso vestido blanco:

- Pasemos antes a la mina donde trabajo, necesito buscar algo. 
- Pero papá, replicó la muchacha, voy a ensuciar mi vestido blanco.
- ¡No!, contestó su padre, sólo vas a ver, no toques nada.

Entraron a la mina, y al salir, el vestido blanco, hermoso de aquella señorita, estaba sucio, manchado por el polvo del carbón en la mina.

- Papá, mi vestido está lleno de carbón, ¡pero si no toqué nada!- exclamó angustiada la joven. 
- Lo mismo sucederá en esa fiesta - le dijo el papá - Vas a ensuciar tu testimonio, tu vida cristiana, por el ambiente de pecado, aunque sólo estés viendo.

Hebreos 12:14 dice: “Procuren (…) llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.” (DHH).

Estamos rodeados de muchas cosas que pueden manchar nuestras vidas con pecado. A diario somos seducidos por las cosas que ofrece este mundo, por ello es una lucha constante y en ocasiones tendremos que tomar medidas drásticas para no caer.

Un claro ejemplo de esta lucha por mantenerse limpió y puro es José que fue seducido por la esposa de faraón, pero el decidió “huir” ¿Qué movió a José para tener esa reacción frente a la tentación? La respuesta es su temor y amor por Dios “… ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Génesis 39:9 (NTV) Si dejamos que el pecado nos ensucie no sólo estamos lastimándonos a nosotros mismos sino que estamos hiriendo a Dios.

Muchos podrán decir que llevar una vida en santidad es mucho sufrimiento; no podemos afirmar que sea así o que no lo es, pero si podemos decir que es para valientes y que vale cada esfuerzo y renuncia, porque habrá una recompensa mayor, “Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.” Santiago 1:12 (NTV).

Puede que estés rodeado de pornografía, alcohol, drogas, actitudes egoístas y maliciosas, y otras cosas más que tratan de apresarte. Quizás no puedas evitar que estén cerca pero sí puedes impedir que se queden en tu mente y corazón, recuerda que “huir” puede salvarte la vida.

Judith Quisbert

CVCLAVOZ