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Juan 4:34  La Biblia de las Américas (LBLA)

La mujer samaritana

Por tanto, cuando el Señor supo que los fariseos habían oído que El[a]hacía y bautizaba más discípulos que Juan (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea y partió otra vez para Galilea. Y tenía que pasar por Samaria. Llegó*, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José; y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó[b] junto al pozo. Era como la hora sexta[c]. Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, y Jesús le dijo*: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. Entonces la mujer samaritana le dijo*: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.) 10 Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva. 11 Ella le dijo*: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozodel cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. 15 La mujer le dijo*: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla. 16 El le dijo*: Ve, llama a tu marido y ven acá. 17 Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo*: Bien has dicho: “No tengo marido”, 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad. 19 La mujer le dijo*: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo*: Mujer, créeme; la hora vienecuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene[d] de los judíos. 23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren.24 Dios es espíritu[e], y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad. 25 La mujer le dijo*: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando El venga nos declarará todo. 26 Jesús le dijo*: Yo soy, el que habla contigo.

27 En esto llegaron sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: ¿Qué tratas de averiguar? o: ¿Por qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo* a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo[f]? 30 Y salieron de la ciudad e iban a El. 31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí[g], come. 32 Pero El les dijo: Yo tengo para comer una comida que vosotros no sabéis. 33 Los discípulos entonces se decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo*: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra. 35 ¿No decís vosotros: “Todavía faltan cuatro meses, y después viene la siega”? He aquí, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos que ya están blancos para la siega. 36 Ya el segador recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije juntamente con el que siega.37 Porque en este caso el dicho es verdadero: “Uno es el que siembra y otro el que siega.” 38 Yo os envié a segar lo que no habéis trabajado; otros han trabajado y vosotros habéis entrado en su labor.

39 Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en El por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: El me dijo todo lo que yo he hecho. 40 De modo que cuando los samaritanos vinieron a El, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días. 41 Y muchos más creyeron por su palabra, 42 y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho[h], porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que éste es en verdad el Salvador del mundo.

43 Después de los dos días, salió de allí para Galilea. 44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que a un profeta no se le honra en su propia tierra. 45 Así que cuando llegó a Galilea, los galileos le recibieron, pueshabían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante la fiesta; porque ellos también habían ido a la fiesta.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

El Devocional Diario – ¿Está superado el Antiguo Testamento?

Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales Biblicos 1 Comentario


Estas cosas les acontecieron como ejemplo,y están escritas para amonestarnos a nosotros,
a quienes han alcanzado los fines de los siglos.1 Corintios 10:11.

Las cosas que se escribieron antes,para nuestra enseñanza se escribieron.Romanos 15:4.

El Devocional Diario – ¿Está superado el Antiguo Testamento?

En la feria de Lyon (Francia), un joven se acercó a un stand bíblico y pidió un Nuevo Testamento, diciendo que no quería comprar la Biblia completa, porque el Antiguo Testamento ya estaba desfasado. ¿Es esto verdad?

Por supuesto que algunos pasajes del Antiguo Testamento pueden sorprender, pues algunos libros que lo componen fueron escritos hace más de tres mil años. Pero Jesús mismo nos enseñó cómo leerlo. Mientras dos de sus discípulos, desanimados, se iban a la aldea de Emaús, él los alentó mostrándoles que el Antiguo Testamento ya hablaba de él (Lucas 24:27).

La Biblia, compuesta por varios libros repartidos en dos «testamentos» forma un todo que tiene a Jesucristo por objeto. En el Antiguo Testamento, Él nos es presentado de manera velada, a través de personajes (Isaac, José, David) y de las ordenanzas del culto: el santuario y todos sus utensilios, los diferentes sacrificios y las fiestas.

En el Nuevo Testamento estas imágenes toman su verdadero significado, cuando vemos a Jesús en su humildad, su obra redentora y el anuncio de su glorioso retorno. Así, el Nuevo Testamento nos revela en su plenitud la dimensión espiritual del Antiguo y da la conclusión.

Pidamos a Dios que nos abra los ojos para descubrir las maravillas de su Palabra (Salmo 119:18).

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Sin distracciones.

¿Te ha pasado que estás a punto de alcanzar una meta largamente trabajada y de pronto pierdes el enfoque?

Distraerse es fácil, pero mantenerse concentrado requiere esfuerzo.

En nuestra vida cristiana también somos susceptibles a sufrir distracciones que nos hacen perder la perspectiva. Qué tal si piensas en una situación crítica que viviste ¿hubo algún momento en el que tu problema cobró tal magnitud a tus ojos que olvidaste confiar en Dios?

Imagino que sí y, si te ha sucedido, fue porque perdiste el enfoque; es decir, dejaste de lado a quien tiene el poder para ayudarte, al único que puede darte paz y fuerzas. Debido a que probablemente el peso de las dificultades te agobió y terminaste viendo solo tu problema, dándole vueltas, buscando una posible solución, y cuando te diste cuenta, resultó que terminaste luchando en tus fuerzas y a tu manera, en lugar de entregar todo a Dios y descansar en Él.

Algo similar les pasó a los israelitas cuando llegaron a Sitim, su última parada antes de cruzar el Jordán hacia la tierra prometida (Números 25). Se dejaron seducir por las hijas de Moab y cayeron además en idolatría, estaban a un paso de alcanzar su sueño, sea dicho de paso después de décadas de dificultades y desafíos, pero de pronto, perdieron la perspectiva.

Ya sea por obstáculos o distracciones que surgen de la nada, terminamos perdiendo el enfoque, porque olvidamos lo que es realmente importante. Hoy te invito a fijar tu mirada en nuestro Salvador y a no permitir que nada te aparte del propósito de Dios para tu vida.

"Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios." Hebreos 12:2 (DHH).


Cesia Serna
CVCLAVOZ