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2 Corintios 7:4 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Teniendo estas promesas

 

 

Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

Aceptadnos[a] en vuestro corazón; a nadie hemos ofendido, a nadie hemos corrompido, de nadie hemos tomado ventaja. No hablo para condenaros; porque he dicho antes que estáis en nuestro corazón para morir juntos y para vivir juntos. Mucha es mi confianza en[b] vosotros, tengo mucho orgullo de vosotros, lleno estoy de consuelo y sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Cómo Controlar Tus Emociones Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Articulos Cristianos 0

 

 


“…CAÍN: “¿POR QUÉ TE HAS ENOJADO Y POR QUÉ HA DECAÍDO TU SEMBLANTE? (Génesis 4:69)

A no ser que aprendas a dominar tus emociones, perderás la credibilidad, distanciarás a otros, y perderás grandes oportunidades. Las emociones se parecen a un coche: correctamente entendido y manejado te puede llevar a muchos lugares, pero fuera de control te puede destruir. Cuando Dios preguntó a Caín: “¿Porque te has enojado con tu hermano?” (Génesis 4:69 parafraseado), lo que estaba diciendo era: “Escúchame bien, Caín. Tus emociones te están enviando un mensaje. Si no consigues manejar esto, crearás un lío tan grande que no podrás vivir con él. Sí, te arrepentirás y lo lamentarás, pero no serás capaz de deshacer lo que hayas hecho”. Pero Caín no quiso escuchar. La situación pareció injusta; se sintió menospreciado. Pensó que la bendición de su hermano había venido a su costo. ¿Qué clase de emociones se estaba manifestando aquí? Celos, resentimiento, compatibilidad y sentirse la víctima. Estas fuerzas descontroladas hicieron que asesinara a su hermano Abel y que cruzara una línea de donde no podía regresar.
La mayoría de nosotros tiene un “mecanismo” de reacción interior que no es controlado necesariamente por el lado racional de nuestro cerebro; reacciona a personas y acontecimientos y como una tormenta repentina surge con fuerza desde dentro, abrumándonos a veces. Gordon McDonald escribió: “Solía estar muy orgulloso sobre el hecho de que yo guardaba mis emociones para mí. Nunca me vi como una persona colérica… Después me casé y mi esposa me informó que yo, después de todo, tenía mucha ira incontrolada. Mientras raras veces se manifestó en palabras, se mostró “a todo color” en la expresión de mi cara (lo llamábamos el “don de echar chispas”), de lo cual yo nunca era consciente. Así que, había un trabajo que hacer. Tenía emociones que tuvieron que ser controladas”. Y tú, ¿qué tal lo llevas?

“DEJA LA IRA Y DESECHA EL ENOJO; NO TE EXCITES EN MANERA ALGUNA A HACER LO MALO…” (Salmo 37:8)

Mike Singleterry, que jugó para el equipo de fútbol americano Chicago Bears, era un jugador estrella y un creyente. Un día, sin embargo, mientras estaban perdiendo, los aficionados del equipo de la ciudad natal empezaron a comportarse mal y le lanzaron insultos, y eso no le gustó nada. Las cámaras televisivas enfocaron la cara de Singleterry mientras él fruncía el entrecejo hacia la muchedumbre. De repente perdió los estribos y se dirigió hacia las tribunas, respondiendo a gritos. No era su mejor momento… Pero es posible que uno de los mejores momentos de Mike fuera después de la jugada, cuando se reunió con la prensa y pidió perdón. No dio pretextos ni culpó a nadie, sólo pidió disculpas. Había dejado escapar sus emociones y tomó responsabilidad de ello. Quizás Singleterry había leído estas palabras: “La cordura del hombre aplaca su furor, y un honor le es pasar por alto la ofensa” (Proverbios 19:11). Mientras pasas por la vida, la gente te ofenderá. A veces será deliberadamente, otras veces sin querer. La pregunta es: ¿qué vas a hacer al respecto?


Las personas espiritualmente maduras controlan sus emociones y se aseguran que reflejan la realidad fielmente. Pueden estar tristes, alegres, enfadadas o eufóricas de modo apropiado en ocasiones apropiadas. Se declinan a permitir que sus emociones determinen su conducta, actitud u opciones. Un autor cristiano escribió: “Cuando siento que las cosas van en contra mía, cuando sentimientos de cólera y resentimiento empiezan a surgir, es hora de parar y preguntarme qué es lo que está pasando: ¿Sirve esto para algo, o no?”. “¿Me está hablando Dios, o no?”. ¿Gobernará mi carne este momento, o mi espíritu?. ¡Esto es un buen consejo para nosotros también!

“…TUVO COMPASIÓN DE ELLOS Y SANÓ A LOS QUE DE ELLOS ESTABAN ENFERMOS” (Mateo 14:14b)

Antes de que te felicites a ti mismo por tener tus emociones bajo control tienes que entender que hay “otro lado de la moneda”: un control emocional sin compasión, indignación moral acerca del sufrimiento humano pero sin ninguna acción correspondiente que la acompañe. Juan se refería a tales personas que se congregaban también. Ven el dolor y las necesidades sin cubrir de otros. Tienen la capacidad de hacer algo acerca de ello pero carecen de buena voluntad o de cariño, así que se alejan diciendo en voz baja que están demasiado ocupadas, o tratan de aliviar su conciencia regalando un “vale”. Juan preguntó: “…¿cómo mora el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17b). ¡Buena pregunta! ¿Si nosotros no nos responsabilizamos, entonces ¿quién? ¿Si nosotros no hacemos algo, ¿quién lo hará? “…la fe sin obras está muerta…” (Santiago 2:20).

Sólo capacitas tus emociones cuando las “traduces” en acciones serias. Y tu comentario: “Alguien debería hacer algo acerca de esto” no logrará que estés absuelto de responsabilidades. William Barclay escribió: “No hay nada más peligroso que la experiencia repetida de una emoción positiva sin que haya ninguna intención de ponerla en acción. Es un hecho que cada vez que un hombre siente un impulso noble sin que tome medidas, hay menos probabilidad que haga algo al respecto en alguna otra ocasión. En cierto modo es verdad decir que nadie tiene ningún derecho a sentir compasión a no ser que la quiera poner en acción. Este tipo de emoción no es algo para guardárnosla y punto. Más bien es para ponerla en práctica en la vida cotidiana a costa de esfuerzo, trabajo duro, disciplina y sacrificio”. Esto más o menos lo dice todo, ¿verdad?

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¡Vuévelo a intentar!

 

 

Enfrentar algo que no esperábamos, es uno de los momentos más angustiosos que podamos experimentar porque nos sentimos impotentes al no poder cambiar la realidad. Es como si hubiéramos estado construyendo algo y en segundos se derrumbara; llegamos a creer erróneamente que nuestros sueños ya no se harán realidad y que no vale la pena seguir adelante ni volverlo a intentar.

Superar una de éstas circunstancias no es nada sencillo y más porque el enemigo aprovecha esos momentos para ganar la batalla en nuestra mente y en nuestro corazón. Nos sentimos frustrados y deprimidos, sin ganas de continuar; sentimos que no valemos ni servimos para nada e incluso llegamos a pensar que quitándonos la vida solucionaremos el problema. ¡Puras mentiras! Porque Dios dice en su Palabra: “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11 (NTV)

Nadie dijo que fuera malo llorar y tener un tiempo para superar una experiencia dolorosa; lo que no debemos hacer, es quedarnos en ese estado más del tiempo necesario. Deja de lamentarte y de seguir atormentándote por aquello que no obtuviste, párate y sacude el polvo de tus zapatos, inicia una nueva carrera, trázate nuevas metas y estrategias para alcanzar lo que anhelas. Jamás dejes de soñar, pero trabaja, sacrifícate y esfuérzate por hacer realidad cada uno de tus sueños. Vuélvelo a intentar todas las veces que sea necesario, porque cada fracaso te fortalecerá y te enseñará a confiar y depender más de Dios.

Aunque hoy nada de lo que estés viviendo tenga sentido, recuerda que tu Padre Celestial no perdió el control de la situación, los planes que tiene para tu vida son mayores a los que tú mismo puedes imaginar. El te ama y siempre te dará lo mejor. Mantén tu mirada y esperanza en Él, porque todas sus promesas son dignas de confianza.

¡Tu problema es temporal, tu victoria es eterna!

 

 

 

Brisna Bustamante 
CVCLAVOZ