Esdras 3:10-13

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Restauración del culto

 

 

 

3 Cuando llegó el mes séptimo, y los hijos de Israel estaban ya en las ciudades, el pueblo se reunió como un solo hombre en Jerusalén. Entonces Jesúa, hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con sus hermanos, se levantaron y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer holocaustos sobre él, como está escrito en la ley de Moisés, hombre de Dios. Y asentaron el altar sobre su base, porque estaban aterrorizados[a] a causa de los pueblos de aquellas[b] tierras; y sobre él ofrecieron holocaustos al Señor, los holocaustos de la mañana y de la tarde. Y celebraron la fiesta de los tabernáculos[c] como está escrito, con el número diario de holocaustos, conforme a lo prescrito para cada día; y después ofrecieron el holocausto continuo, y los de las lunas nuevas, los de todas las fiestas señaladas del Señor que habían sido consagradas, y los de todos aquellos que ofrecían una ofrenda voluntaria al Señor. Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos al Señor, pero los cimientos del templo del Señor no se habían echado todavía. Entonces dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y alimento, bebida y aceite a los sidonios y a los tirios para que trajeran madera de cedro desde el Líbano por mar hasta[d] Jope, conforme al permiso que tenían de Ciro, rey de Persia. Y en el segundo año de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, y los demás de sus hermanos los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén, comenzaron la obra y designaron a los levitas de veinte años arriba para dirigir la obra de la casa del Señor. Entonces Jesúa con sus hijos y sus hermanos, Cadmiel con sus hijos, los hijos de Judá[e] y los hijos de Henadad con sus hijos y sus hermanos los levitas, se presentaron todos a una para dirigir a los obreros en la casa de Dios. 10 Cuando los albañiles terminaron de echar los cimientos del templo del Señor, se presentaron los sacerdotes[f] en sus vestiduras, con trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para alabar al Señor conforme a las instrucciones[g] del rey David de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias al Señor: Porque El es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba a gran voz alabando al Señor porque se habían echado los cimientos de la casa del Señor. 12 Pero muchos de los sacerdotes y levitas y jefes de casas paternas, los ancianos que habían visto el primer templo[h], cuando se echaban los cimientos de este templo[i] delante de sus ojos, lloraban en alta voz mientras muchos daban gritos de alegría; 13 y el pueblo no podía distinguir entre el clamor de los gritos de alegría y el clamor del llanto del pueblo, porque el pueblo gritaba en voz alta, y se oía el clamor desde lejos.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

Promesas – Sobrelleva las Cargas de Otros

El propósito en la vida viene cuando nos prononemos llevar las cargas de otros… ¡mostrar el amor de Dios al hacer por ellos lo que no pueden hacer por sí mismos!

En este mundo todos somos útiles para hacer más livianas las cargas de los demás.

 

 

 

 



Gálatas 6:2

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

Romanos 15:1
Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos.

Romanos 14:1
Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones.

1 Corintios 9:22
A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos.

Filipenses 2:4
no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.

1 Tesalonicenses 5:14
Y os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los desalentados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos.

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION

POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS

 

 

 

 

 




Un hombre que vendía leña, defraudaba a sus vecinos cortando las piezas más pequeñas de lo que debían ser y aunque todos sabían lo que hacía, nadie decía nada, ya que era el único que vendía leña en el pueblo y el invierno se presentaba como uno de los más crudos de los últimos años.

Pero un día circuló el rumor de que este leñador, había cambiado.

Muchos decían que su avaricia y su perversa forma de aprovecharse de la gente, no cambiarían nunca, por lo cual no daban mucho crédito a esta noticia.

Un hombre , finalmente decidió ir a ver si era verdad que el leñador había cambiado su forma de vivir.

Así pues se puso en marcha a la tienda y saludando con amabilidad, le pidió que le vendiese un amarro de leña.

Al salir del establecimiento midió las piezas y descubrió que su tamaño era como diez centímetros más de lo que debían. El hombre, sorprendido en gran manera, le contaba a sus vecinos:

-Es cierto. Este hombre ha cambiado, acabo de medir la leña que me vendió y todos los palos miden más de lo que deberían.

Pero uno de entre la multitud dijo: Eso no demuestra nada.

-¿Cómo qué no?

Respondió el enviado y agregó –

¿acaso no recuerdan la historia de un hombre que robaba a mucha gente y al ser visitado por Jesús, decidió devolver a todos lo que había robado y repartir sus bienes entre los pobres?, de éste hombre el mismo maestro dijo:

Hoy ha venido la salvación a esta casa. Lucas 19:1-10.

En nuestros días mucho se habla de personas que son o no verdaderamente seguidores de Jesús, algunos usan como sistema de medida el tiempo que pasan en la iglesia, otros el tiempo que oran, o leen la biblia y otros se fijan en el tiempo que sirven en el ministerio, etc.

Aunque estas obras son buenas, no necesariamente reflejan una conversión verdadera.

La entrega a Jesús de nuestras vidas tiene como consecuencias frutos individuales de bien reflejados en nuestro diario vivir; si alguno robaba ya no roba mas, si antes mentía ahora habla con la verdad, si era perezoso ahora trabaja honestamente, si antes no obedecía a sus padres ahora los honra, etc.

Quizás hoy sea un buen momento para preguntarnos: ¿Los demás, verán un cambio en mi vida?

¿Mis acciones, reflejan la fe que digo profesar?

El evangelio se predica mejor con acciones, las cuales trascienden más que nuestras palabras y una vida cercana a Jesús, siempre tiene frutos de cambio.

Mateo 7:20 “Así que, por sus frutos los conoceréis”.