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2 Samuel 22:28 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Salmo de alabanza de David

 

 

 

22 Habló David las palabras de este cántico al Señor el día que el Señor lo libró de la mano[a] de todos sus enemigos y de la mano[b] de Saúl. Y dijo:

El Señor es mi roca[c], mi baluarte y mi libertador;
mi Dios, mi roca en quien me refugio;
mi escudo y el cuerno[d] de mi salvación, mi altura inexpugnable y mi refugio;
salvador mío, tú me salvas de la violencia.
Invoco al Señor, que es digno de ser alabado,
y soy salvo de mis enemigos.
Las ondas de la muerte me cercaron,
los torrentes de iniquidad[e] me atemorizaron;
los lazos del Seol[f] me rodearon,
las redes de la muerte surgieron ante mí.
En mi angustia invoqué al Señor,
sí, clamé[g] a mi Dios;
desde su templo oyó mi voz,
y mi clamor llegó a sus oídos.
Entonces la tierra se estremeció y tembló,
los cimientos de los cielos temblaron
y fueron sacudidos, porque El se indignó.
Humo subió de su nariz[h],
y el fuego de su boca consumía;
carbones fueron por él encendidos.
10 Inclinó también los cielos, y descendió
con densas tinieblas debajo de sus pies.
11 Cabalgó sobre un querubín, y voló;
y apareció[i] sobre las alas del viento.
12 De tinieblas hizo pabellones a su alrededor,
abundantes aguas, densos nubarrones.
13 Del fulgor de su presencia
ascuas de fuego se encendieron.
14 Tronó el Señor desde los cielos,
y el Altísimo dio su voz.
15 Y envió saetas, y los dispersó,
relámpagos, y los confundió.
16 Entonces los abismos[j] del mar aparecieron,
los cimientos del mundo quedaron al descubierto,
por la reprensión del Señor,
por el soplo del aliento de su nariz.
17 Extendió la mano desde lo alto y me tomó;
me sacó de las muchas aguas.
18 Me libró de mi poderoso enemigo,
de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
19 Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio,
mas el Señor fue mi sostén.
20 También me sacó a un lugar espacioso;
me rescató, porque se complació en mí.
21 El Señor me ha premiado conforme a mi justicia;
conforme a la pureza de mis manos me ha recompensado.
22 Porque he guardado los caminos del Señor,
y no me he apartado impíamente de mi Dios.
23 Pues todas sus ordenanzas estaban delante de mí,
y en cuanto a sus estatutos, no me aparté de ellos.
24 También fui íntegro[k] para con El,
y me guardé de mi iniquidad.
25 Por tanto el Señor me ha recompensado conforme a mi justicia,
conforme a mi pureza delante de sus ojos.
26 Con el benigno[l] te muestras benigno[m],
con el hombre íntegro[n] te muestras íntegro[o];
27 con el puro eres puro,
y con el perverso eres sagaz[p].
28 Salvas al pueblo afligido,
pero tus ojos están sobre los altivos
a quienes tú humillas.
29 Porque tú eres mi lámpara, oh Señor;
el Señor alumbra mis tinieblas.
30 Pues contigo aplastaré ejércitos,
con mi Dios escalaré murallas.
31 En cuanto a Dios, su camino es perfecto[q];
acrisolada es la palabra del Señor;
El es escudo a todos los que a El se acogen.
32 Pues ¿quién es Dios, fuera del Señor?
¿Y quién es roca, sino sólo nuestro Dios?
33 Dios es mi fortaleza poderosa,
y el que pone[r] al íntegro[s] en su[t] camino.
34 El hace mis[u] pies como de ciervas,
y me afirma en mis alturas.
35 El adiestra mis manos para la batalla,
y mis brazos para tensar el arco de bronce.
36 Tú me has dado también el escudo de tu salvación,
y tu ayuda[v] me engrandece.
37 Ensanchas mis pasos debajo de mí,
y mis pies[w] no han resbalado.
38 Perseguí a mis enemigos y los destruí,
y no me volví hasta acabarlos.
39 Los he consumido y los he destrozado, y no pudieron levantarse;
cayeron debajo de mis pies.
40 Pues tú me has ceñido con fuerza para la batalla;
has subyugado[x] debajo de mí a los que contra mí se levantaron.
41 También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas[y],
y destruí[z] a los que me odiaban.
42 Clamaron[aa], mas no hubo quién los salvara;
aun al Señor clamaron, mas no les respondió.
43 Entonces los pulvericé, como polvo de la tierra,
como lodo de las calles los trituré y los pisé.
44 Tú me has librado también de las contiendas de mi pueblo;
me has guardado para ser[ab] cabeza de naciones;
pueblo que yo no conocía me sirve.
45 Los extranjeros me fingen obediencia[ac],
al oírme, me obedecen.
46 Los extranjeros desfallecen,
y salen temblando[ad] de sus fortalezas[ae].
47 El Señor vive, bendita sea mi roca,
y ensalzado sea Dios, roca[af] de mi salvación,
48 el Dios que por mí hace venganza,
y hace caer pueblos debajo de mí;
49 el que me libra[ag] de mis enemigos.
Tú me exaltas sobre los que se levantan contra mí;
me rescatas del hombre violento.
50 Por tanto, te alabaré, oh Señor, entre las naciones,
y cantaré alabanzas a tu nombre.
51 El es torre de salvación[ah] a su rey,
y muestra misericordia a su ungido,
a David y a su descendencia[ai] para siempre.

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Estás Siendo Probado Por Dios?
Publicado por: Devocionales en Devocionales 0

 

 

“ESCUDRÍÑAME, SEÑOR…; EXAMINA MIS ÍNTIMOS PENSAMIENTOS Y MI CORAZÓN…” (Salmo 26:2)

¿Estás pasando por una prueba? Las pruebas demuestran lo que hayas aprendido. Hasta que no seas probado no sabrás realmente lo que sabes y lo que no sabes. Las pruebas son oportunidades para demostrar nuestra madurez y nuestro potencial. Así que, recuerda que:

(a) pasarás por pruebas en cada etapa de tu crecimiento;

(b) tu objetivo en cada caso debería ser de pasar la prueba, de otra manera tendrás que pasarla una y otra vez hasta que lo consigas;

(c) una prueba viene siempre antes de una promoción; en realidad, te prepara para ella y demuestra que estás listo para manejarla. Si haces trampas o tratas de copiar las respuestas de alguien, puede parecer temporalmente que hayas progresado. Pero eventualmente, el tiempo y las circunstancias revelarán lo que eres: alguien que no puede manejar lo que manipulaba para conseguirlo;

(d) la auto promoción nunca puede sustituir la promoción divina. Por lo tanto, no te precipites delante del Señor; espera, y permítele a que abra la “puerta”;

(e) un producto no puede ser utilizado con seguridad y rentabilidad hasta que no haya sido probado a fondo, ni tú tampoco.

Dios no es un padre duro de corazón que disfruta viendo la lucha de sus hijos a través de las pruebas de la vida. Si te visitara en persona, probablemente diría: “No me gusta que tengas que pasar por esto, pero es la única manera de probar si estás listo para lo que se te avecina en el futuro. Antes de que pueda usarte grandemente, debo probarte en profundidad”. Generalmente, las pruebas del Señor tienen que ver con tu carácter. Y como es el caso de cualquier buen actor en una obra de teatro, eso no tiene nada que ver con el guión; tu trabajo debe ser que “representes tu propio carácter”. Independientemente de lo que hagan los demás, sigue el “guión” que Dios tiene para tu vida.

“ESCUDRÍÑAME, SEÑOR…; EXAMINA MIS ÍNTIMOS PENSAMIENTOS Y MI CORAZÓN…” (Salmo 26:2)

Examinemos algunas de las pruebas que Dios suele usar en nuestro desarrollo:

(1) La prueba de las cosas pequeñas.

Esta prueba viene cuando se nos pide que hagamos algo inferior a nuestra capacidad y potencial. Esto demostrará lo fiel que somos con los compromisos y también revelará si realmente estamos listos para responsabilidades mayores. Jesús dijo: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel…” (Lucas 16:10).

(2) La prueba de los motivos.

Esta prueba viene a nosotros cuando hacemos todas las cosas correctamente – pero no necesariamente por los motivos correctos. Es bueno orar; no obstante, Jesús advirtió: “Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque ellos aman… ser vistos por los hombres” (Mateo 6:5). A veces, hasta no conocemos ni nuestros propios corazones. Es por eso que necesitamos el “espejo” de la Palabra del Señor: “La palabra de Dios… discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Cuando estés delante de Cristo para ser evaluado y recompensado, la pregunta no será qué hiciste, sino ¿por qué lo hiciste?.

(3) La prueba de la mayordomía.

Jesús dijo: “Dad y se os dará…” (Lucas 6:38). Sólo cuando tu mano está “abierta”, puedes recibir más de parte del Señor. La práctica de dar regularmente te impide ser poseído por lo que posees. El dinero se llama ‘moneda corriente’ porque se supone que fluye a través tuyo. Cuando lo retienes por miedo o avaricia, limitas lo que Dios quiere darte. ¿Quieres que Él continúe la “corriente” de bendición en tu vida? Entonces, ¡sé como un río, y no como un estanque!


“ESCUDRÍÑAME, SEÑOR…; EXAMINA MIS ÍNTIMOS PENSAMIENTOS Y MI CORAZÓN…” (Salmo 26:2)

(4) La prueba del “desierto”.

Esta prueba viene cuando nos sentimos espiritualmente secos y nuestro nivel de alegría está muy bajo. Ella revela nuestra capacidad de adaptarnos a la adversidad y el cambio, resultando en que entremos en un nuevo nivel de crecimiento. Demuestra que somos capaces de funcionar bien incluso cuando la vida no es muy divertida en esos momentos. “…te hizo caminar por un desierto grande y espantoso… probándote, para a la postre hacerte bien…” (Deuteronomio 8:15-16b). La prueba del “desierto” consiste en que nos rindamos al dolor a corto plazo, confiando en que, al final, producirá un beneficio a largo plazo;

(5) La prueba de la credibilidad.

Nada es más importante que tu confianza ante Dios y tu credibilidad ante la gente. Cuando Lot trató de rescatar a sus yernos de la destrucción de Sodoma, “…sus yernos pensaron que bromeaba” (Génesis 19:14b). Probablemente habían visto el trato egoísta que él tuvo con su tío Abraham, se habían enterado acerca de sus transacciones de negocio sospechosos (lee Génesis 13:1-11), y como consecuencia, él perdió su credibilidad cuando más importante era. ¿Te pasa esto a ti también?;

(6) La prueba de la autoridad.

Antes de que Pablo llevara el evangelio a los gentiles fue primero a Jerusalén y expuso su plan a los apóstoles, pidiéndoles su bendición. No tenía la actitud de “Nadie va a decirme lo que debo hacer”. Dios puso a David bajo un líder cretino llamado Saúl. Es horrible saber que tu jefe quiere matarte (lee 1 Samuel 18:11), pero puedes aprender tanto de los errores de un fracaso como de los logros de una proeza. Porque David se sometió a Saúl, se cualificó para sentarse sobre su trono. ¿Quieres ser un líder? Aprende a ser un seguidor, y ¡sométete!

“ESCUDRÍÑAME, SEÑOR…; EXAMINA MIS ÍNTIMOS PENSAMIENTOS Y MI CORAZÓN…” (Salmo 26:2)

Echemos un vistazo a otras dos pruebas más:

(1) La prueba de la ofensa.

Jesús dijo: “Imposible es que no vengan tropiezos…” (Lucas 17:1). Así que, ¡prepárate! Los que lideran siempre reciben lo peor de la crítica despiadada. La “línea de combate” no es ningún lugar para el caprichoso o el cobarde. Así que, ¿qué vas a hacer cuando vengan las ofensas? ¿Ponerte furioso, para no llegar a ninguna parte, vengarte, para entrar en problemas, o superarlo, practicando el perdón? “…perdonad, si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los Cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (Marcos 11:25);

(2) La prueba de la lucha espiritual.

Esta prueba es para los que pretenden ser fuertes en la fe pero demuestran ser débiles en la lucha. “Luego que el faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca, pues dijo Dios: ‘Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y regrese a Egipto’” (Éxodo 13:17). Ahora bien, no has sido llamado para ser insensible y áspero pero si vale la pena perseguir tu destino, también vale la pena luchar por él. Por lo tanto, ¡endurécete! Estamos en un campo de batalla, y ¡no en un camino de rosas! Cada día debes tratar al enemigo usando cada arma espiritual que esté a tu disposición. Si no lo haces, él te robará todas las bendiciones que el Señor te ha dado, incluyendo tu identidad, tu testimonio, tu integridad, tu familia, tu llamada y tu futuro. Esta prueba demostrará tu capacidad de seguir con tu visión incluso cuando estés experimentando decepción y oposición. Por eso, recuerda que el nivel del ataque es el mejor indicador en cuanto al nivel de la bendición que te espera más allá del ataque.

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Soy amado?

 

 

 

 

“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” Jeremías 31:3
Un niño carente de amor solía ir cada tarde a un parque cercano de su casa, no sólo a jugar sino a observar cómo algunos niños estaban acompañados de sus padres y él soñaba ser uno de ellos porque veía el afecto que recibían. Ya después de mucho tiempo él conoció a otro niño que pasaba la misma situación pero no se sentía de la misma manera, pues su abuelita le había enseñado que a pesar de no tener a sus padres él tenía a alguien que lo amaba sin condiciones, éste era Dios. El niño curioso de conocer cómo era Dios aceptó la invitación de la abuelita del niño parale contara más sobre Él.

Así fue, el niño tuvo un cambio muy significativo en su vida, pues en vez de tener ese vacío en su corazón puso su mirada en quien lo amaba incondicionalmente, comprendió que Dios estuvo a su lado siempre y que Él era lo que necesitaba y era suficiente.

Las personascontinuamente buscan ser amadas o valoradas en la vida, no hay quien no tenga esta necesidad. En ocasiones somos correspondidos y en otros rechazados.

¿En alguna ocasión te has sentido de esta manera? Entonces puedes saber que lo triste que es.

Sin embargo, lo importante es estar consciente de que posiblemente las personas alrededor no han aprendido a amar de manera correcta por eso es que no lo hacen, pero podemos experimentar directamente del amor perfecto que es el de Dios, un amor incondicional, puro, verdadero, que traspasa nuestras debilidades y se concentra siempre en nuestro bienestar.
Si hoy no te sientes amado/a dirige tu atención a Dios, no te concentres en sentimientos sino en convicciones, quien te mira con ternura listo para abrazarte con sus manos de misericordia.

¿Eres amado? Definitivamente sí, ¡Dios te ama!

”Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” 1 Juan 4:16

Soraida Fuentes
CVCLAVOZ