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1 Crónicas 29:13 La Biblia de las Américas (LBLA)

Ofrendas para el templo

 

 

29 Entonces el rey David dijo a toda la asamblea: Mi hijo Salomón, el único que Dios ha escogido, es aún joven y sin experiencia, y la obra es grande; porque el templo[a] no es para hombre, sino para el Señor Dios.Con toda mi habilidad he provisto para la casa de mi Dios, el oro para las cosas de oro, la plata para las cosas de plata, el bronce para lascosas de bronce, el hierro para las cosas de hierro, la madera para lascosas de madera; también piedras de ónice, piedras de engaste, piedras de antimonio, piedras de varios colores, toda clase de piedras preciosas y piedras de alabastro en abundancia. Y además, en mi amor por la casa de mi Dios, el tesoro que tengo de oro y de plata, lo doy a la casa de mi Dios, además de todo lo que ya he provisto para la santa casa,es decir, tres mil talentos[b] de oro, del oro de Ofir, y siete mil talentos de plata acrisolada para revestir las paredes de los edificios[c]; de oro para las cosas de oro, y de plata para las cosas de plata, es decir, para toda la obra hecha por los artesanos[d]. ¿Quién, pues, está dispuesto a dar su ofrenda[e] hoy al Señor?

Entonces los jefes de las casas paternas, y los jefes de las tribus de Israel, y los jefes de millares y de centenares, con los supervisores sobre la obra del rey, ofrecieron voluntariamente sus donativos; y para el servicio de la casa de Dios dieron cinco mil talentos y diez mil monedas[f]de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce y cien mil talentos de hierro. Y todos los que tenían[g] piedras preciosas las dieron al tesoro de la casa del Señor a cargo de[h] Jehiel gersonita.Entonces el pueblo se alegró porque habían contribuido voluntariamente, porque de todo corazón hicieron su ofrenda al Señor; y también el rey David se alegró en gran manera.

10 Y bendijo David al Señor en presencia de toda la asamblea. Y David dijo: Bendito eres, oh Señor, Dios de Israel, nuestro padre por los siglos de los siglos. 11 Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh Señor, y tú te exaltas como soberano sobre todo. 12 De ti proceden la riqueza y el honor; tú reinas sobre todo y en tu mano están el poder y la fortaleza, y en tu mano está engrandecer y fortalecer a todos. 13 Ahora pues, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre. 14 Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer[i] tan generosamente todo[j] esto? Porque de ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos. 15 Porque somos forasteros y peregrinos delante de ti, como lo fueron todos nuestros padres; como una sombra son nuestros días sobre la tierra, y no hay esperanza. 16 Oh Señor, Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificarte una casa para tu santo nombre procede de tu mano, y todo es tuyo. 17 Sabiendo yo, Dios mío, que tú pruebas el corazón y te deleitas en la rectitud, yo he ofrecido voluntariamente todas estas cosas en la integridad de mi corazón; y ahora he visto con alegría a tu pueblo, que está aquí, hacer sus ofrendas a ti voluntariamente. 18 Oh Señor, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac e Israel, preserva esto para siempre en las intenciones del corazón[k] de tu pueblo, y dirige su corazón hacia ti; 19 y da a mi hijo Salomón un corazón perfecto para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, para que los cumpla todos y edifique el templo[l], para el cual he provisto. 20 Entonces David dijo a toda la asamblea: Bendecid ahora al Señor vuestro Dios. Y toda la asamblea bendijo al Señor, al Dios de sus padres, y se inclinaron y se postraron ante el Señor y ante el rey. 21 Y al día siguiente sacrificaron víctimas alSeñor y le[m] ofrecieron holocaustos: mil novillos, mil carneros y mil corderos, con sus libaciones y sacrificios en abundancia por todo Israel.22 Comieron, pues, y bebieron aquel día delante del Señor con gran alegría.

Y por segunda vez proclamaron rey a Salomón, hijo de David, y loungieron como príncipe para el Señor, y a Sadoc como sacerdote.23 Entonces Salomón se sentó en el trono del Señor como rey en lugar de su padre David; prosperó y le obedeció todo Israel. 24 Y todos los oficiales, los hombres valientes, y también todos los hijos del rey David juraron obediencia al rey[n] Salomón. 25 Y el Señor engrandeció en gran manera a Salomón ante los ojos de todo Israel, y le confirió un reinado glorioso como nunca había tenido ningún rey en Israel antes de él.

26 David, hijo de Isaí, reinó, pues, sobre todo Israel; 27 el tiempo que reinó sobre Israel fue de cuarenta años; reinó en Hebrón siete años y en Jerusalén reinó treinta y tres. 28 Y murió en buena vejez, lleno de días, riquezas y gloria; y su hijo Salomón reinó en su lugar. 29 Los hechos del rey David, desde el primero hasta el último, están escritos en las crónicas del vidente Samuel, en las crónicas del profeta Natán y en las crónicas del vidente Gad, 30 con todo su reinado, su poder y todos los acontecimientos que vinieron sobre él, sobre Israel y sobre todos los reinos de aquellas[o] tierras.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¿Cómo No Dar Lugar Al diablo?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0

 

 

“NI DEIS LUGAR AL DIABLO” (Efesios 4:27)
Cuando el difunto pastor Adrian Rogers quiso que muchos pájaros vinieran a su jardín, un vecino le aconsejó:

“Si creas el entorno adecuado, llegarán.” Así que compró la comida de pájaro apropiada y una casita de pájaros que puso en un poste con las medidas correctas, y así fue, llegaron los pajaritos a su jardín. La reflexión al respecto del pastor Rogers es que muchos de nosotros, sin quererlo, atraemos al enemigo al crear un entorno en el que se siente como en casa. Satanás no puede ganar ningún terreno si tú no se lo das. Está buscando un entorno donde pueda vivir cómodamente.

Si le has dado al diablo cabida en tu vida, hoy puedes reclamar ese terreno perdido. 3 Consejos que debes seguir:
Primero, hazlo por fe: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo… [por] nuestra fe” (1 Juan 5:4).

Dios nos capacita para hacer guerra espiritual y ese poder en nosotros se desata por medio de la fe. El saber quién eres en Cristo te dará seguridad.

Segundo, resiste: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).

Sólo podrás tener poder para vencer al diablo si te sometes a Dios. Debes venir en contra del enemigo en el nombre de Jesús y con la autoridad de la Palabra de Dios.

Tercero, pelea: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del Diablo” (Efesios 6:11).

Recuerda que “no os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero… Dios… no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir” (1 Corintios 10:13).

No tienes que implorar a Dios para que te dé el poder de derrotar al enemigo; ya lo tienes: “Os doy potestad de pisotear serpientes… y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19). ¡Aprende a caminar en ese poder!

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¡Bien por mal!

 

 

El Contrato Social es el título de un libro escrito por el filósofo Francés Jean-Jacques Rousseau y publicado en 1762. Es una obra dividida en cuatro partes que esencialmente habla de la libertad e igualdad de los hombres ante un gobierno. Según algunos estudiosos, se cree que fue una de las piezas literarias que más influyó para la revolución francesa.

La filosofía política interpretaba el Contrato Social como un acuerdo realizado al interior de un grupo de personas, por ejemplo dentro de una nación los ciudadanos estaban dispuestos a reconocer por voluntad propia la existencia de una autoridad estatal que a cambio debía garantizar los derechos y deberes civiles.

Rousseau sostenía que no era necesario que se firme un documento físico o un acuerdo personal, bastaba con que un grupo de personas reconociera el mandato de una autoridad para validar el Contrato Social y que ambas partes pudieran cumplir su rol en pro del bienestar común. Recordemos que en aquella época el gobierno Francés estaba dirigido por una monarquía que exigía altos impuestos al pueblo y usaba ese dinero para lujos y ofrecer pomposos banquetes mientras el pueblo moría en la pobreza de las calles.

Con el tiempo el concepto de “Contrato Social” fue modificado adecuándose a otras realidades. John Rawls, aplicaba esta idea a la convivencia entre personas. Él decía que al no existir ninguna norma que regule las relaciones personales, se convertía en la perfecta autoridad artificial en la sociedad.

A simple vista parece un concepto aceptable, sin embargo, al leer la Biblia entendemos que debemos ir más allá de un Contrato Social. 
“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.” Lucas 6:32-34
Jesús siempre impulsaba a sus discípulos a dar más de lo que recibían, a hacer una milla extra en todo momento y a no responder mal con mal, ¿pero por qué?, porque para Dios no hay mérito en dar amor a quien ama o hacer bien únicamente a los que hacen bien.

La palabra mérito significa: derecho a recibir reconocimiento por algo que uno ha hecho, a esto podemos agregar Hebreos 11:6 donde dice que Dios es galardonador. Nuestro Padre en el Cielo quiere premiarnos por nuestras acciones, pero no obtendremos nada si hacemos bien sólo a quien nos hacen bien.

“Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” Lucas 6:35-36 versículos Reina-Valera 1960
El contrato social sigue siendo una buena autoridad artificia para regular la convivencia en la sociedad, pero Dios nos pide que vayamos más allá.

 

 

 


Héctor Colque
CVCLAVOZ