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Efesios 2:8-10  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

 

De muerte a vida por Cristo

 

 

 

Y El os dio vida a vosotros, que estabais[a] muertos en[b] vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente[c] de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo[d] los deseos de la carne y de la mente[e], y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del[f] gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en[g] nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), y con El nosresucitó, y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por[h] obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

¿Estás En Medio De La Tormenta? Lee Va Bendecir Tu Vida

 

 


¿Estás En medio de la tormenta? Jesús Calma La Tormenta

“…SE DESATÓ… UNA FUERTE TORMENTA…” (Mateo 8:24 NTV)

 

 

Mateo apunta: “Jesús entró en la barca y comenzó a cruzar el lago con sus discípulos… se desató… una fuerte tormenta” (Mateo 8:23-24 NTV). En griego, “una fuerte tormenta” se expresa con una sola palabra: seísmos. El sismólogo estudia los terremotos y el sismógrafo es el aparato que los mide. De manera que la tormenta en la que se encontraban los discípulos debía de haberlos sacudido hasta la médula. De esto aprendemos algo importante. Montarte en la barca con Jesús no significa que nunca vayas a pasar por tempestades. Jesús dijo: “En este mundo tendréis aflicciones…” (Juan 16:33 CST). Aunque Dios haya prometido protegernos y prosperarnos, tendremos que enfrentarnos a cosas como la enfermedad, la escasez y el miedo. Los que no creen se enfrentan a todo eso sin Cristo, pero tú, como creyente, pasas por la tormenta con la convicción de que todo saldrá bien porque Jesús va en tu barco.

¿Significa eso que ya nunca serás presa del pánico? ¡Ay si fuera tan fácil! Pero no es así. Viendo que las olas se enfurecían y que el Salvador dormía, los discípulos le reprocharon: “¿No te importa que nos ahoguemos?” (Marcos 4:38 CST). Por eso es tan devastador el miedo, porque corroe la confianza que tienes puesta en la bondad de Dios, desata multitud de dudas y te nubla la memoria. Hasta ese momento, los discípulos habían visto a Jesús “sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23). El miedo genera una especie de amnesia espiritual que te impide acordarte de los milagros, de lo que Jesús ya ha hecho y de lo bueno que es Dios. Por eso tienes que dejar de alimentar tus dudas y nutrir tu fe con la Palabra de Dios, puesto que es la fe la que te guiará a través de la tormenta.

“…¿QUÉ CLASE DE HOMBRE ES ESTE…?” (Mateo 8:27 CST)

Mateo narra: “Los discípulos fueron a despertarlo. ‘¡Señor!’, dijeron, ‘¡Sálvanos, que nos vamos a ahogar!’. ‘Hombres de poca fe’, les contestó, ‘¿por qué tenéis tanto miedo? Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: ‘¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?'” (Mateo 8:25-27 CST). Nunca conocerás de verdad a Jesús ni lo que puede hacer por ti hasta que atravieses una tempestad con Él. Esa es la razón por la que prepara las tormentas como parte de tu caminar. Jesús preguntó: “¿Por qué tenéis tanto miedo?” y con eso nos estaba enseñando que el miedo te paralizará y absorberá toda tu alegr ía.

Cuando el miedo reina en tu vida, la seguridad se convierte en tu dios, y buscas una vida a salvo de riesgos. Pero los que están llenos de temor no pueden amar intensamente porque el amor implica riesgos. No pueden dar al pobre porque, humanamente hablando, la benevolencia no te garantiza ningún beneficio. Y quien tiene miedo no puede soñar, por si los sueños se desvanecen y se hacen añicos. No es de sorprender que Jesús lanzara tantos ataques contra el miedo. Los Evangelios enumeran unos 125 imperativos dados por Cristo; 21 de éstos nos mandan no tener miedo. El segundo mandamiento más repetido en la Biblia, amar a Dios y al prójimo, sólo aparece ocho veces. La frecuencia de esta instrucción da a entender que Jesús ve el miedo como uno de nuestros mayores problemas, por eso es algo que recalca tanto. Y lo mismo te dice a ti hoy: “No tengas miedo”.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Qué fin tiene tu luz?

 

 

 

En el pasaje de Mateo 5:16 (RVR-1960) dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Tal vez hemos estado malinterpretando lo que en realidad Dios nos quiere decir en este pasaje, y es que tenemos que empezar a iluminar el camino y la vida de otras personas con una intención. No se trata de hacerlo sin un propósito, al igual que una luz en la oscuridad que puede llegar a encandilar a una persona y provocar un accidente; nosotros debemos saber cómo utilizarla y mostrarla sin que perjudique a los demás.

Ahora bien, necesitamos empezar a discernir para qué Dios nos ha mandado o puesto dónde estamos y qué es lo que demanda de nosotros, pues nada somos si no reflejamos su amor en nuestros actos; llegamos a ser como esas luces que encandilan y perjudican, sin cumplir su verdadera función.

A veces sucede lo mismo con el evangelio que predicamos, pues sólo lo damos a conocer sin mostrar el propósito que tiene para cada uno y el fin de esa luz, que es darle la gloria y la honra al Dador de todo.

Tal vez has estado cumpliendo con orar, congregarte, etc. pero no has estado usando la luz de Cristo con un propósito. Hoy te animo a que empieces a iluminar correctamente el camino y la vida de otras personas pues Dios tiene un propósito con tu vida y con la luz que refleja a través de ti.

Si estás siendo de mucha bendición para otros, dale la gloria a Dios porque estás cumpliendo el plan que tiene para tu vida.

 

 

 

 

Telma Céspedes
CVCLAVOZ