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Salmos 150:6 La Biblia de las Américas (LBLA)

Salmo de alabanza

 

 

150 ¡Aleluya[a]!
Alabad a Dios en su santuario;
alabadle en su majestuoso firmamento.
Alabadle por sus hechos poderosos;
alabadle según la excelencia de su grandeza.

Alabadle con sonido de trompeta;
alabadle con arpa y lira.
Alabadle con pandero y danza;
alabadle con instrumentos de cuerda y flauta.
Alabadle con címbalos sonoros;
alabadle con címbalos resonantes.
Todo lo que respira alabe al Señor[b].
¡Aleluya[c]!

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

· 

REFLEXION

El Hijo Prodigo: Señor, vuelvo a casa hoy
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0


…DIOS PROVEE LOS MEDIOS PARA QUE EL DESTERRADO NO SIGA SEPARADO DE ÉL PARA SIEMPRE (2 Samuel 14:14, NVI)

El padre de Adoniram Judson, un reverendo congregacionalista, esperaba que su hijo siguiera sus pasos y oraba por ello, pero Adoniram tenía otros planes. Pensaba que ser ministro del evangelio era una pérdida de tiempo y de talento. Ateo declarado, se licenció en Providence College (hoy día la Universidad de Brown), donde conoció a Ernest (Jacobs) Eames, otro ateo que le afianzó en sus creencias.

Judson se dedicaba a viajar por todo el país, llevando una vida loca y desenfrenada. Una noche se hospedó en una posada donde la única habitación libre estaba al lado de otra en la que yacía un hombre agonizante. “La tomo” dijo al dueño de la posada; la muerte no me espanta, soy ateo. Durante toda la noche pudo oír los quejidos del hombre agonizante y pensó: Debería ir a acompañarle, pero ¿qué le puedo decir? A la mañana siguiente, el hombre había muerto. ¿Lo conocía usted? preguntó Judson al dueño. Éste respondió: “Era un licenciado de Providence College, un joven de tu misma edad llamado Ernest Eames. Con las palabras “muerto”, “perdido”, “perdido” resonándole en los oídos, Judson volvió a casa y entregó su vida a Cristo.

Fue el primer misionero estadounidense oficialmente enviado al extranjero. Hizo que la Biblia se tradujera al birmano y ganó miles de almas para Cristo. Las palabras de su diario lo dicen todo: “Déjame trabajar en estos desiertos; déjame proclamar en estas montañas cómo murió el bendito Salvador para redimir al mundo del infierno.

Señor, vuelvo a casa.
La Biblia dice: “…Dios” provee los medios para que el desterrado no siga separado de Él para siempre (2 Samuel 14:14, NVI). ¿No sientes un “tirón” divino en tu corazón? ¿No es hora de que dejes de huir, de que regreses y digas: “Señor, vuelvo a casa.

CUANDO AÚN ESTABA LEJOS SU PADRE CORRIÓ Y LO BESÓ. (Lucas 15:20)
James MacDonald escribe: A lo mejor has hecho algo tan malo que piensas que la misericordia de Dios no puede alcanzarte, o alguien te hirió y no entiendes por qué Dios lo permitió o tal vez sólo quieras vivir según tus normas.

Yo no sé por qué estás huyendo, pero sí sé una cosa: estas cansado de huir. Estás tan acostumbrado a esa forma de vivir que no puedes imaginarte otra diferente.

Jesús habló de un hijo que se fue de la casa de su padre. Después de los éxitos, llegaron los fracasos y el fugitivo se amaneció un día cuidando cerdos y preguntándose:

¿Cómo he podido llegar hasta aquí? Necesito volver, pero ¿qué va a decir mi padre? Seguro que has pensado alguna vez: Si volviera, ¿cómo me recibiría Dios?

Muchos creen que a Dios no le importa lo más mínimo si vuelves o no pero no es así cómo Jesús describió a Su Padre Esos pies golpeando el pavimento son los pies de Dios corriendo hacia ti. Ha estado mirando hacia el horizonte para ver si te divisaba a lo lejos y ahora que te ve llegar, se acerca corriendo a toda prisa. Cuando aún estaba lejos su padre corrió y lo besó (Lucas 15:20). Dios puso este pasaje en la Biblia para que todo fugitivo sepa lo que le espera si decide volver.

El Hijo Prodigo: Señor, vuelvo a casa hoy
¿Estás huyendo de Dios hoy?
Detente, da la vuelta, regresa a casa. Él está esperando darte la bienvenida, y te dice: “Vuélvete a mí” (Apocalipsis 3:3 parafraseado).

Ven, no hay pecado tan grande que yo no pueda perdonar, ni adicción que la sangre de Cristo no pueda vencer.

Su promesa es: “Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia” (Isaías 55:7).

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
 

REFLEXION

Dos monedas.

 

 

Una historia cuenta que un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, quien por su bondad era considerado como un buen amigo por sus alumnos. Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.
El alumno dijo al profesor:

- "Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre".

- Mi querido amigo - le dijo el profesor - nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.El estudiante hizo lo que su maestro le dijo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos.

El hombre pobre, terminó sus tareas y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.

El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas.

- Ahora, dijo el profesor, ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?

- "Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir". Respondió el joven.

La sencilla lección que le dio este maestro a su estudiante no sólo impactó la vida de este joven, sino que ayudó a toda una familia que pasaba necesidad. Con dos monedas, entregadas de forma anónima, la vida del campesino sufrió un gran impacto.

A veces pensamos que para ayudar a alguien debemos tener mucho dinero o simplemente nos pasamos la vida esperando que llegue “la persona correcta” o el “momento oportuno” cuando en realidad, siempre es un buen momento para hacer una buena acción y ayudar a quien vemos en necesidad; inclusive muchas veces la necesidad no es tan evidente pero si disponemos nuestro corazón seremos capaces de cambiar la vida de esa persona, de su familia e inclusive las nuestras.

Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”. Hechos 20:35 (NTV)

Antes de buscar motivos para reírte de alguien o de su situación, busca cómo ayudarlo, podría estar pasando por un momento muy sombrío y Dios puede usarte para bendecir esa vida.

 

 


Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ