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Job 36:31 La Biblia de las Américas (LBLA)

Eliú describe la grandeza de Dios

 

36 Entonces continuó Eliú, y dijo:

Espérame un poco, y te mostraré
que todavía hay más que decir en favor de[a] Dios.
Traeré mi conocimiento desde lejos,
y atribuiré justicia a mi Hacedor.
Porque en verdad no son falsas mis palabras;
uno perfecto en conocimiento está contigo.
He aquí, Dios es poderoso pero no desprecia a nadie,
es poderoso en la fuerza del entendimiento.
No mantiene vivo al impío,
mas da justicia al afligido.
No aparta sus ojos del justo,
sino que, con los reyes sobre el trono,
los ha sentado para siempre, y son ensalzados.
Y si están aprisionados con cadenas,
y son atrapados en las cuerdas de aflicción,
entonces les muestra su obra
y sus transgresiones, porque ellos se han engrandecido.
10 El abre sus oídos para la instrucción,
y ordena que se vuelvan del mal.
11 Si escuchan y le sirven,
acabarán sus días en prosperidad
y sus años en delicias.
12 Pero si no escuchan, perecerán[b] a espada,
y morirán sin conocimiento.
13 Mas los impíos de corazón acumulan la ira;
no claman pidiendo ayuda cuando El los ata.
14 Mueren[c] en su juventud,
y su vida perece entre los sodomitas de cultos paganos.
15 El libra al afligido en medio de su aflicción,
y abre su oído en tiempos de opresión[d].
16 Entonces, en verdad, El te atrajo de la boca de la angustia,
a un lugar espacioso, sin limitaciones, en lugar de aquélla;
y lo que se puso sobre tu mesa estaba lleno de grosura[e].

17 Pero tú estabas lleno de juicio sobre el malvado;
el juicio y la justicia se apoderan de ti.
18 Ten cuidado, no sea que el furor te induzca a burlarte;
no dejes que la grandeza del rescate te extravíe.
19 ¿Te protegerán tus riquezas[f] de la angustia,
o todas las fuerzas de tu poder?
20 No anheles la noche,
cuando los pueblos desaparecen[g] de su lugar.
21 Ten cuidado, no te inclines al mal;
pues has preferido éste a la aflicción.
22 He aquí, Dios es exaltado en su poder,
¿quién es maestro como El?
23 ¿Quién le ha señalado su camino,
y quién le ha dicho: “Has hecho mal”?

24 Recuerda que debes ensalzar su obra,
la cual han cantado los hombres.
25 Todos los hombres la han visto;
el hombre desde lejos la contempla.
26 He aquí, Dios es exaltado, y no le conocemos;
el número de sus años es inescrutable.
27 Porque El atrae las gotas de agua,
y ellas, del[h] vapor[i], destilan lluvia,
28 que derraman las nubes,
y en abundancia gotean sobre el hombre.
29 ¿Puede alguno comprender la extensión de las nubes,
o el tronar de su pabellón[j]?
30 He aquí, El extiende su relámpago[k] en derredor suyo,
y cubre los abismos del mar.
31 Pues por estos medios El juzga a los pueblos,
y da alimento en abundancia.
32 El cubre sus manos[l] con el relámpago[m],
y le ordena dar en el blanco.
33 Su trueno anuncia su presencia[n];
también el ganado, respecto a lo que se levanta.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Juan 4:16
Publicado por: Cristianos en Los Cristianos 0


La mujer samaritana se ocupaba de sus propios asuntos cuando tuvo un encuentro con Jesús. Él le pidió agua, y ella le dijo que los judíos no trataban con los samaritanos. Jesús le habló del agua viva en la que no volvería a tener sed. Ella pidió esta agua, y Jesús le dijo que fuera a buscar a su esposo. Jesús le dijo que ella contestó correctamente porque tenía cinco maridos y el que estaba con ella no era su marido.

Juan 4:16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá
La mujer samaritana no era la única persona en ese día que luchaba con sus relaciones; sin embargo, ella era la que Jesús escogió para revelarse en esa ciudad. Ella pudo haber sido una marginada por sus elecciones, pero Jesús supo e hizo un camino para que ella lo conociera.

Jesús la conocía desde antes de que ella estuviera en el pozo porque nada se le ocultaba a su vista. Él le hizo la pregunta sobre su marido porque necesitaba decir la verdad. Al igual que ella, nuestros pecados ocultos no están escondidos a Dios. Él lo ve todo y anhela que nos limpiemos de nosotros mismos y del pecado.

Dios lo sabe, y no se da por vencido con los que ama. Él hará todo lo que sea necesario para llevarnos de vuelta al lugar donde pertenecemos. Dios conoce y sabe, pero al igual que Jesús con la mujer samaritana, no está buscando una oportunidad para darnos una paliza vergonzosa. Él anhela que vayamos al lugar del arrepentimiento y confiemos en Él para tener la fuerza de vencer nuestras debilidades.

El testimonio de la mujer llevó a muchos samaritanos a conocer a Jesús. Al igual que la mujer samaritana, podemos ser curados, liberados y usados por Dios para atraer a muchos a Jesús cuando estamos dispuestos a decirle la verdad. No olvides que Dios ya lo sabe.

ORACIÓN
Amado Señor, Tú me conoces. Tú sabes que mi corazón anhela conocerte y complacerte más cada día. Dame la fuerza para caminar en verdad en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Protege tus ojos.

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” 1 Juan 2:16. (RVR1960)

Eva vio que el árbol era hermoso y su fruto delicioso. Así que tomó del fruto y lo comió (Génesis 3:4-7). Dios estaba dispuesto salvar a toda la familia de Lot, pero su esposa miró hacia atrás desobedeciendo el mandato y quedó convertida en una estatua de sal (Génesis 19:17,26). David, mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer hermosa que estaba bañándose y mandó a traerla para acostarse con ella (2 Samuel 11). La esposa de Potifar puso sus ojos en José y no dejó de acosarlo. (Génesis 39:7).

Cada una de estas personas nos enseña que mirar algo que está prohibido trae grandes problemas, consecuencias y sufrimientos en la vida de uno mismo y su entorno familiar.

En realidad, todo lo que dejamos que entre por nuestros ojos tiene un impacto enorme en nuestra mente y nuestro corazón, ya sea para bien o para mal. “Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad…” Mateo 6: 22-23 (NTV)

La Biblia nos habla de lo importante que es cuidar nuestros ojos porque si nos permitimos ver cosas que no nos edifican, nuestro cuerpo estará lleno de tinieblas y entonces nuestras decisiones y acciones serán equivocadas.

Mi pregunta es: ¿Qué haces cuando tienes en frente algo que no te edifica? ¿Aún ves cosas que sólo alimentan tus deseos carnales? ¿Te has preguntado por qué a veces no puedes dejar de pensar en lo malo? La respuesta es sencilla, tu actitud y comportamiento son el resultado de todo lo que permites entrar a tu vida. “si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad…”

La palabra de Dios nos aconseja que debemos alimentar el espíritu y no la carne para estar en victoria (Gálatas 5:16. Mateo 4:4. 1 Pedro 2:2). Cuando alimentas la carne por medio de tus ojos, te conviertes en una persona indefensa espiritualmente y eres presa fácil para creer en las mentiras de satanás. Lo prohibido pasará a ser algo agradable y terminarás envolviéndote en el pecado que puede marcar tu vida para siempre.

Si estás consciente de las cosas que no te ayudan en tu vida espiritual y sólo estorban tu relación con Dios, toma una decisión y aparta tu mirada de ello. Más bien, vístete con la presencia del Señor Jesucristo y mantén tu mirada en Él.

"No pondré delante de mis ojos cosa injusta…" Salmo 101:3 (RVR1960)

Oremos:

"Padre que estás en los cielos, me acerco a tu presencia con un corazón contrito y humillado, arrepentido de haber pecado contra ti. Reconozco que he visto cosas que no me edifican y que sólo han traído problemas a mi vida. Hoy decido hacer lo bueno delante de tus ojos y cumplir tus enseñanzas escritas en tu palabra. Quiero ser una persona temerosa y que dé testimonio de tu amor con mi actitud. En el nombre de Jesús. Amén"

 

 

Diego Jora
CVCLAVOZ