Nehemías 9:25

 

 

 

 

Arrepentimiento y confesión

 

 

 

El día veinticuatro de este mes se congregaron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí. Y los descendientes[a] de Israel se separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres.Puestos de pie, cada uno en su lugar, leyeron en el libro de la ley del Señor su Dios por una cuarta parte del día; y por otra cuarta parte confesaron y adoraron al Señor su Dios. Y sobre el estrado de los levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en alta voz al Señor su Dios.

Entonces los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías yPetaías, dijeron: Levantaos, bendecid al Señor vuestro Dios por siempre y para siempre.

Sea bendito tu glorioso nombre
y exaltado sobre toda bendición y alabanza.
Sólo tú eres el Señor.
Tú hiciste los cielos,
los cielos de los cielos con todo su ejército,
la tierra y todo lo que en ella hay,
los mares y todo lo que en ellos hay.
Tú das vida a todos ellos
y el ejército de los cielos se postra ante ti.
Tú eres el Señor Dios
que escogiste a Abram,
lo sacaste de Ur de los Caldeos
y le diste por nombre Abraham.
Hallaste fiel su corazón delante de ti,
e hiciste con él un pacto
para darle la tierra del cananeo,
del hitita, del amorreo,
del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo,
para darla a su descendencia[b].
Y has cumplido tu palabra, porque eres justo.

Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto,
y escuchaste su clamor junto al mar Rojo[c].
10 Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraón,
contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra;
pues supiste que ellos los trataban con soberbia,
y te hiciste un nombre como el de hoy.
11 Dividiste el mar delante de ellos,
y pasaron por medio del mar sobre tierra firme;
y echaste en los abismos a sus perseguidores,
como a una piedra en aguas turbulentas[d].
12 Con columna de nube los guiaste de día,
y con columna de fuego de noche,
para alumbrarles el camino
en que debían andar.
13 Luego bajaste sobre el monte Sinaí,
y desde el cielo hablaste con ellos;
les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas,
estatutos y mandamientos buenos.
14 Les hiciste conocer tu santo día de reposo,
y les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley
por medio[e] de tu siervo Moisés.
15 Les proveíste pan del cielo para su hambre,
les sacaste agua de la peña para su sed,
y les dijiste que entraran a poseer
la tierra que tú habías jurado darles[f].

16 Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbia,
endurecieron su cerviz y no escucharon tus mandamientos.
17 Rehusaron escuchar,
y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellos;
endurecieron su cerviz y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto[g].
Pero tú eres un Dios de perdón,
clemente y compasivo,
lento para la ira y abundante en misericordia,
y no los abandonaste.
18 Ni siquiera cuando se hicieron
un becerro de metal fundido
y dijeron: “Este es tu Dios
que te sacó de Egipto”,
y cometieron grandes blasfemias[h],
19 tú, en tu gran compasión,
no los abandonaste en el desierto;
la columna de nube no los dejó de día,
para guiarlos en el camino,
ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andar.
20 Y diste tu buen Espíritu para instruirles,
no retiraste tu maná de su boca,
y les diste agua para su sed.
21 Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto y nada les faltó,
sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.
22 También les diste reinos y pueblos,
y se los repartiste con sus límites[i].
Y tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey[j] de Hesbón,
y la tierra de Og, rey de Basán.
23 Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo,
y los llevaste a la tierra
que habías dicho a sus padres que entraran a poseerla.
24 Y entraron los hijos y poseyeron la tierra.
Y tú sometiste delante de ellos a los habitantes de la tierra, a los cananeos,
y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra,
para hacer con ellos como quisieran.
25 Y capturaron ciudades fortificadas y una tierra fértil[k].
Tomaron posesión de casas llenas de toda cosa buena,
cisternas excavadas, viñas y olivares,
y árboles frutales en abundancia.
Y comieron, se saciaron, engordaron
y se deleitaron en tu gran bondad.

26 Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti,
echaron tu ley a sus espaldas,
mataron a tus profetas que los amonestaban[l]
para que se volvieran a ti,
y cometieron grandes blasfemias[m].
27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimieron,
pero en el tiempo de su angustia clamaron a ti,
y tú escuchaste desde el cielo, y conforme a tu gran compasión
les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresores.
28 Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo delante de ti;
por eso tú los abandonabas en mano de sus enemigos para que los dominaran;
y cuando clamaban de nuevo a ti, tú oías desde el cielo
y muchas veces los rescataste conforme a tu compasión.
29 Los amonestaste[n] para que volvieran a tu ley,
pero ellos obraron con soberbia y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus ordenanzas,
las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirá.
Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharon.
30 Sin embargo, tú los soportaste por muchos años,
y los amonestaste[o] con tu Espíritu por medio[p] de tus profetas,
pero no prestaron oído.
Entonces los entregaste en mano de los pueblos de estas[q] tierras.
31 Pero en tu gran compasión no los
exterminaste ni los abandonaste,
porque tú eres un Dios clemente y compasivo.

32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que guardas el pacto y la misericordia,
no parezca insignificante ante ti toda la aflicción
que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo,
desde los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.
33 Mas tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros,
porque tú has obrado fielmente,
pero nosotros perversamente.
34 Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han observado tu ley
ni han hecho caso a tus mandamientos ni a tus amonestaciones[r] con que los amonestabas[s].
35 Pero ellos en su propio reino,
con los[t] muchos bienes que tú les diste,
con la espaciosa y rica tierra[u] que pusiste delante de ellos,
no te sirvieron ni se convirtieron de sus malas obras.
36 He aquí, hoy somos esclavos,
y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres
para comer de sus frutos y de sus bienes,
he aquí, somos esclavos en ella.
37 Y su abundante fruto es para los reyes
que tú pusiste sobre nosotros a causa de nuestros pecados,
los cuales dominan nuestros cuerpos
y nuestros ganados como les place,
y en gran angustia estamos.

38 [v]A causa de todo esto, nosotros hacemos un pacto fiel por escrito; y en el documento sellado están los nombres de nuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

 

Promesas de Dios -> Lo que es un obstáculo para una persona es una oportunidad para otra.

 



Aprovecha los obstáculos y páseles por encima, No los rodees ni de devuelvas, siempre adelante!

 

 


Marcos 9:23
Jesús le dijo:
–Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

Mateo 17:20
Y El les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.

Marcos 9:22
Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.

Marcos 9:24
Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúda me en mi incredulidad.

Juan 11:40
Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

REFLEXION

 

 

 


Cristiano No te vendas!
Publicado por Devocionales 

 

 

 

 



“¡LÍBREME EL SEÑOR DE DARTE YO LA HEREDAD DE MIS PADRES!” (1 Reyes 21:3)

 

 



Dice la Biblia: “…Nabot, de Jezreel, tenía una viña junto al palacio de Acab, rey de Samaria. Acab dijo a Nabot: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que ésta; o si mejor te parece, te pagaré su valor en dinero. Nabot respondió a Acab: ¡Líbreme el Señor de darte yo la heredad de mis padres!” (1 Reyes 21:1-3). 

Defender su “herencia” le costó a este hombre íntegro su vida. Hoy en día, la fe de nuestros padres está siendo atacada desde las escuelas hasta las salas de juntas de las empresas. 

Los principios bíblicos que nos han guiado durante generaciones están siendo desafiados y menoscabados por los Acabs de este mundo que están en el poder.

La Biblia ya predijo esta situación y nos pidió que estuviéramos alerta, pero que no temiéramos. 

Dios dijo a la iglesia de los últimos tiempos: “No temas lo que has de padecer… ¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!” (Apocalipsis 2:10). 

Nabot se negó a venderse por dinero; se negó a venderse por algo que parecía “más grande y mejor”. 

Se negó a venderse con el fin de congraciarse con los que estaban en el poder. 

Él es un ejemplo para ti, así que mantente firme en la Palabra de Dios y niégate a ceder.

Levanta a tus hijos con brazos de fe y declara “…Yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 12:15).