Apocalipsis 21:19 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

La nueva Jerusalén

 

 

 

Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas[g] llenas de las últimas siete plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré la novia, la esposa del Cordero. 10 Y me llevó en el Espíritu[h] a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11 y tenía la gloria de Dios. Su fulgor[i] era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedra de jaspe cristalino. 12 Tenía[j] un muro grande y alto con[k] doce puertas, y en las puertas doce ángeles; y en ellas había nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13 Había tres puertas al este, tres puertas al norte, tres puertas al sur y tres puertas al oeste. 14 El muro de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. 15 Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro[l], para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16 Y la ciudad está asentada en forma de cuadro, y su longitud es igual que su anchura. Y midió la ciudad con la vara[m], doce mil estadios[n]; y su longitud, anchura y altura son iguales. 17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos[o], según medida humana, que es también de ángel. 18 El material del muro era jaspe, y la ciudad era de oro puro semejante al cristal puro. 19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer cimiento, jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; 20 el quinto, sardónice; el sexto, sardio[p]; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; y el duodécimo, amatista. 21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente. 22 Y no vi en ella templo[q] alguno, porque su templo[r] es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. 24 Y las naciones andarán a su luz, y los reyes de la tierra traerán[s] a ella su gloria. 25 Sus puertas nunca se cerrarán de día (pues allí no habrá noche); 26 y traerán a ella la gloria y el honor de las naciones; 27 y jamás entrará en ella nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino sólo aquellos cuyos nombres están[t]escritos en el libro de la vida del Cordero.

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – INFLUENCIAS

Pasaje clave: Mateo 5:13-16.

 

 

¿Con qué nos compara Jesús? (vs.13).

¿Y para qué sirve la sal? Básicamente para dos cosas: para dar gusto y para conservar alimentos evitando la putrefacción.

¿Cómo es la sociedad en la que vivimos? En términos generales es corrupta, inmoral y rechaza a Dios: homosexualidad, aborto, drogadicción, abusos, violencia, maldad, etc., son señales de una sociedad que empeora en lugar de mejorar. Pero tú y yo somos como la sal: estamos para neutralizar la corrupción y la maldad con la verdad de Jesús.

Pero la sal puede perder su capacidad de salar. ¿Y cuándo sucede esto? Cuando ella misma se contamina con otras sustancias.

Cuando permites que el estilo de vida mundano te contamine o cuando toleras el pecado en tu propia vida, cuando crees la mentira en vez de la verdad, pierdes la capacidad de influir positivamente sobre otros, pierdes el gusto de ser un hijo de Dios, ¿y para qué sirves entonces?

¿Con qué nos compara Jesús? (vs.14-16).

¿Y para qué sirve la luz? Básicamente para iluminar y disipar la oscuridad. La luz nos permite ver las cosas tal como son. Y recuerda esto: sólo hay oscuridad cuando no hay luz.

Ser luz es creer la verdad. Ser luz es vivir la verdad. ¿Pero, qué verdad? ¿Mi verdad? ¿La verdad de algún grupo religioso? ¿La verdad de la ciencia? No. La verdad de Dios. La verdad que Él nos reveló en su Palabra.

La verdad de su amor, la verdad de su perdón para todo aquel que cree, la verdad de la vida nueva que Él ofrece.

¿Cuándo eres luz? Cuando enfrentas la mentira con la verdad.

¿Cuándo eres luz? Cuando le muestras a alguien la verdad de Dios.

Pero la luz puede dejar de alumbrar. ¿Y cuándo sucede esto? Cuando se oculta, cuando se esconde o cuando se apaga. Cuando por miedo o vergüenza escondes lo que eres en Cristo.

Cuando la mentira te contamina, la crees y vives engañándote a ti mismo, ¿a quién alumbras?

Ilumina con tus palabras. Ilumina con tus decisiones. Ilumina con tus actitudes. Sólo hay oscuridad cuando no hay luz. Y tú eres luz.

 

 

 

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo”

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

El corredor

 

 

 

John Curtis era un niño de 14 años con problemas para retener su flujo de orina durante la noche, de modo que todas las mañana tenía que cambiar sus sábanas y limpiar todo lo que había ensuciado. Pero el problema se agudizo cuando su mamá, impaciente por lo que estaba ocurriendo, comenzó a tender sus sábanas en la ventana de su casa, para hacer pública la situación y de ese modo, el muchacho por la humillación dejará de mojar la cama.

El pueblo donde vivía John era demasiado pequeño, todos se conocían y la noticia de las sábanas mojadas, no tardó en llegar a oídos de sus compañeros quienes lo humillaban y ridiculizaban constantemente. Lo que había hecho su mamá y las palabras duras que recibía en su escuela, dejaron en su corazón un sentimiento de abandono total, se sentía desprotegido y expuesto todo el tiempo.

Para evitar más humillaciones, el muchacho salía corriendo de la escuela a su casa para quitar las sábanas y evitar así que fueran vistas por sus compañeros. Pasó el tiempo y ese constante esfuerzo, logró desarrollar en él una gran velocidad, sus piernas se habían fortalecido, tenía una gran resistencia y se desarrolló en él un instinto por el cual tenía que llegar a destino antes que los demás.

Al año siguiente comenzó a correr en un equipo de atletismo y diez años más tarde, John Curtis se había convertido en un corredor olímpico, quién además había ganado varias medallas de oro. En una entrevista que le hicieron por causa de su éxito deportivo, John no dudó en darle crédito a su madre por tales logros como corredor.

La historia autobiográfica de Michael Landon, plasmada en una película emitida por primera vez en 1976 y que ganó mucha aceptación por el público. Algunas críticas favorables no dejaban de mencionar como en la vida, incluso las humillaciones canalizadas adecuadamente, pueden volverse favorables con el tiempo.

La verdad en esos momentos de crisis, es muy difícil saber por qué a uno le toca atravesar situaciones tan complicadas, las preguntas emergen y apoyado en la promesa de Romanos 8:28, nuestra mente finita no logra comprender la relación de los sucesos con el plan de nuestro Padre en los cielos para nuestra vida.

Quizás no todo lo que planificaste en el pasado año ha salió como esperabas. Pero no te desanimes. Los planes de Dios son más grandes que nuestro sentido de comprensión. Él tiene medallas olímpicas para quienes perseveran en la carrera, confían en su nombre y están dispuestos a creer que su situación es simplemente momentánea.

En momentos así nuestra vida se convierte en una escuela en la que Dios, todos los días, nos enseña, una nueva lección. Su Poder es tan grande, que aun nuestros errores pueden tornarse favorables. Solo recuerda que todo el esfuerzo que hacemos para mantenernos fieles a Dios a pesar de nuestras circunstancias, es una siembra que dará un fruto agradable a su tiempo.
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo su gavillas.” Salmos 126:5-6 (RVR 1960).

 

 

 

 

Gracias Señor porque tú tienes un plan perfecto.


Héctor Colque
CVCLAVOZ