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Hechos 20:23 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Despedida en Mileto

 

 

18 Cuando vinieron a él, les dijo:

Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve[k] en Asia[l]19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los judíos; 20 cómo no rehuí declarar a vosotros nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa[m]21 testificando solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22 Y ahora, he aquí que yo, atado en espíritu[n], voy a Jerusalén sin saber lo que allá me sucederá, 23 salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones.24 Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera[o] y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios. 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes anduve predicando el reino, volverá a ver mi rostro. 26 Por tanto, os doy testimonio[p] en este día de que soy inocente[q] de la sangre de todos, 27 pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito[r] de Dios. 28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos[s] para pastorear la iglesia de Dios[t], la cual El compró[u] con su propia sangre. 29 Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, 30 y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos[v] hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos. 31 Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas. 32 Ahora os encomiendo a Dios[w] y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificaros y daros la herencia entre todos los santificados. 33 Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado.34 Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo. 35 En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo:“Más bienaventurado es dar que recibir.”

36 Cuando terminó de hablar[x], se arrodilló y oró con todos ellos. 37 Y comenzaron a llorar desconsoladamente[y], y abrazando a[z] Pablo, lo besaban,38 afligidos[aa] especialmente por la palabra que había dicho de que ya no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron hasta el barco.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Cómo Seguir El Camino Hacia Arriba Cuando La Vida Te Empuja Hacia Abajo?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0

“ELÍAS ERA UN HOMBRE CON DEBILIDADES COMO LAS NUESTRAS” (Santiago 5:17 La Nueva Versión Internacional )

Hay momentos en la vida en los que nos sentimos deprimidos. Pero la Palabra de Dios nos muestra cómo recuperarnos. Fíjate en Elías, quien “…era un hombre con debilidades como las nuestras”. ¿Por qué se hundió tanto?

(1) Sucedió inmediatamente después de una gran victoria.
No ocurrió tras estar con los brazos cruzados ni tras cometer algún pecado. No, acababa de hacer bajar fuego del cielo y de haber dado muerte a cuatrocientos cincuenta falsos profetas (lee 1 Reyes 18:22-39), y pasó de la euforia al agotamiento. Cansado, con las defensas bajas y muy vulnerable, cayó en una depresión natural, pues la fatiga echa por tierra nuestro coraje.

(2) El miedo le hizo perder la perspectiva.
El hombre de Dios que acababa de enfrentarse a una multitud malvada, terminó huyendo de una mujer, Jezabel (lee 1 Reyes 19). El miedo hizo que olvidara el poder del Señor; desvió su perspectiva y le hizo tener sentimientos suicidas. El agotamiento junto al miedo es una combinación muy peligrosa, porque invita a la desesperanza, a los malos pensamientos y provoca la ilusión de que te has quedado sin opciones.

(3) Se aisló.
Elías dejó a su sirviente en Beerseba y viajó solo al desierto (1 Reyes 19:3-4). Cuando más necesites apoyo, la ansiedad, un sentido de incompetencia y miedo a fracasar te empujarán hacia el aislamiento. En ese momento, te encuentras con la peor compañía posible: la tuya. Elías pensó: “Sólo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida” (versículos 10 y 14), o lo que es lo mismo: “Hay muy malas perspectivas y no veo cómo la situación pueda mejorar”. Cuando estés deprimido, no es tiempo apropiado de aislarte. Es cuando más necesitas buscar a Dios y a la gente que te quiere y que te puede ayudar a recomponerte.


“ELÍAS ERA UN HOMBRE CON DEBILIDADES COMO LAS NUESTRAS” (Santiago 5:17 La Nueva Versión Internacional )

¿Cuál fue la “fórmula” de Dios para levantar a Elías de nuevo? ¿Un sermón sobre la pobre fe demostrada por el profeta? No, ¡descanso y buenos alimentos! El Señor conoce nuestras limitaciones, incluso cuando nosotros mismos no lo hacemos. “No quebrará la caña cascada ni apagará el pábilo que se extingue…” (Isaías 42:3). Cuando descuidamos nuestras necesidades básicas, acaba viéndose en nuestra actitud.
Dios comprende que estar derrotado es un problema de perspectiva y que para levantarse se precisan adaptaciones en áreas cruciales de nuestras vidas. De manera que:

(1) Ajustó la perspectiva que Elías tenía de Él.
“…ponte delante del Señor…” (1 Reyes 19:11b). El Único que le dio la victoria a Elías en el Monte Carmelo, era quien podía sostenerlo en el desierto de Jezreel. Pero antes, Elías tuvo que pasar algún tiempo con Él; en caso contrario, se habría quedado con el “depósito vacío”. ¡Hola!.

(2) Ajustó la perspectiva que Elías tenía acerca del mundo.
Elías dijo: “…han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Sólo yo he quedado…” (versículo 14b). Pero Dios le mostró que Él todavía tenía los recursos y estrategias necesarios para cumplir sus propósitos, aun en un entorno hostil.

(3) Ajustó la perspectiva de Elías sobre sí mismo.
El profeta se veía indefenso e ineficaz: “Señor, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres” (versículo 4b). Pero Dios le mostró que todavía había reyes a los que ungir, batallas que ganar y que él tenía un importante papel que cumplir (lee versículo 16).

(4) Él proveyó un ayudante. Envió a Eliseo para ayudarle (lee versículo 21).
¡No debes hacerlo todo tú solo! Acepta necesitar ayuda, y presta atención a quién Dios pone en tu vida para apoyarte.

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

REFLEXION

Quédate y no retrocedas

 

“Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan.” Juan 15:7 (TLA)
La falta de persistencia en los planes, propósitos y en alguna meta trazada, lleva a la persona a la frustración y al fracaso. Como pasa en un matrimonio cuando surgen problemas que no son adecuadamente solucionados pueden llevar a que una o ambas partes lleguen a renunciar a su pacto. Cuántos matrimonios se han disuelto a causa de este ingrediente esencial que es el “quedarse, constancia” o cuantas empresas han cerrado por no perseverar y permanecer a pesar de las dificultades.

Así, de igual manera, cuántas personas se han acercado momentáneamente a Dios en medio de su dolor, han confiado, pero de la noche a la mañana se olvidan de Él. ¿Qué pasó? No persistieron en la decisión.

Por eso, el Señor nos advirtió claramente que “…el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:5 por nuestra parte debemos aferrados al Señor, seguir adelante, no importa lo que suceda a nuestro alrededor, pues el camino al éxito depende de si permanecemos en El. Así que si tenemos continuos fracasos o falta de fe podría ser por nuestra inconstancia que impide que alcancemos lo que Dios tiene para nosotros.

No olvidemos que también debemos someternos a la autoridad del Señor por medio de su Palabra. Ella es fuente de vida y es usada por el Espíritu Santo para transformar nuestra vida.

Si estás en medio de circunstancias que están haciendo que quieras renunciar, quédate en el Señor y no des pasos atrás, todo el esfuerzo que pones está siendo tomado en cuenta por Él.

¡La constancia te hará más fuerte, permanece en el Señor!

 

 

 

 

Soraida Fuentes
CVCLAVOZ