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Proverbios 12:8 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

12 El que ama la instrucción[a] ama el conocimiento,
pero el que odia la reprensión es torpe.
El bueno alcanzará el favor del Señor,
mas El condenará al hombre de malos designios.
El hombre no se afianzará por medio de la impiedad,
y la raíz de los justos no será removida.
La mujer virtuosa es corona de su marido,
mas la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos.
Los pensamientos de los justos son rectos,
los consejos de los impíos, engañosos.
Las palabras de los impíos son asechanzas sangrientas,
pero a los rectos su boca los librará.
Los impíos son derribados y ya no existen,
pero la casa de los justos permanecerá.
El hombre será alabado conforme a su discernimiento,
pero el perverso de corazón será despreciado.
Más vale el poco estimado que tiene siervo,
que el que se alaba y carece de pan.
10 El justo se preocupa de la vida de su ganado,
pero las entrañas de los impíos son crueles.
11 El que labra su tierra se saciará de pan,
pero el que persigue lo vano carece de entendimiento[b].
12 El impío codicia el botín[c] de los malos,
pero la raíz de los justos da fruto.
13 En la transgresión de sus labios se enreda el malvado[d],
pero el justo escapará del apuro.
14 Por el fruto de su boca cada cual se saciará de bien,
y las obras de las manos del hombre volverán a él.
15 El camino del necio es recto a sus propios ojos,
mas el que escucha consejos es sabio.
16 El enojo del necio se conoce al instante,
mas el prudente oculta la deshonra.
17 El que habla[e] verdad declara lo que es justo,
pero el testigo falso, falsedad.
18 Hay quien habla sin tino como golpes de espada,
pero la lengua de los sabios sana.
19 Los labios veraces permanecerán para siempre,
pero la lengua mentirosa, sólo por un momento.
20 Hay engaño en el corazón de los que traman el mal,
y gozo en los consejeros de paz.
21 Ningún daño sobreviene al justo,
mas los impíos están llenos de pesares.
22 Los labios mentirosos son abominación al Señor,
pero los que obran fielmente son su deleite.
23 El hombre prudente oculta su conocimiento,
pero el corazón de los necios proclama su necedad.
24 La mano de los diligentes gobernará,
pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados.
25 La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime,
mas la buena palabra lo alegra.
26 El justo es guía para su prójimo,
pero el camino de los impíos los extravía.
27 El indolente[f] no asa[g] su presa,
pero la posesión más preciosa del hombre es la diligencia.
28 En la senda de la justicia está la vida,
y en su camino no hay muerte.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¿Cuál Es El Secreto De La Verdadera Felicidad?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0

 

“…PARA QUE MI GOZO ESTÉ EN VOSOTROS…” (Juan 15:11 CST)

Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo” (Juan 23: 11). El gozo del que Jesús habla es único: “Mi gozo”. Y nos satisface y llena de un modo que la alegría del mundo no puede conseguir: “…Vuestro gozo sea completo”. Ser un seguidor fiel de las enseñanzas de Cristo te aporta una felicidad interna que es real y duradera y no está condicionada por la coyuntura económica, los tipos de interés, el déficit presupuestario y ni siquiera por la enfermedad o la muerte. No puedes ser feliz sin tener gozo pero puedes tener gozo sin sentir felicidad. ¿Cómo es eso posible? Jesús les había dicho a sus discípulos antes del versículo de arriba que tenemos un amor que trasciende todos los demás: el amor de nuestro Padre Celestial, que se ofrece incondicionalmente y que una vez aceptado se experimenta de continuo.

No hay nada comparable al amor de Dios. Su amor no depende de las apariencias, personalidad, riqueza o moralidad; se ofrece sin ninguna condición, no es voluble ni te abandona. No puedes hacer nada para que Dios te ame más ni nada para que te ame menos. El amor divino no solamente “te emociona” momentáneamente, sino que te ayuda de continuo a tomar decisiones sabias, te protege de los errores y te corrige cuando te equivocas. El amor de Dios te garantiza Su aceptación cuando todos te rechazan, Su perdón cuando te critican y Su misericordia cuando te condenan. Al sumergirte en Su amor, notarás un manantial de alegría que brota de tu corazón. Y puesto que el mundo no te dio esa alegría, tampoco te la puede quitar.

“EL CORAZÓN ALEGRE ES UNA BUENA MEDICINA…” (Proverbios 17:22)

La Biblia afirma: “El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22). ¿Sabías que la risa es tan buena medicina que puede aliviar el estrés, curar los dolores de cabeza, combatir infecciones y reducir la hipertensión? Los médicos nos dicen que reír produce beneficios físicos similares a los obtenidos con el ejercicio físico intenso. Cuando echas la cabeza para atrás y te das unas carcajadas, los músculos de abdomen, del pecho, de los hombros y de todas las otras partes del cuerpo se contraen, mientras que los latidos del corazón y la presión arterial se incrementan. Una buena carcajada puede hacer que tus pulsaciones pasen de 60 a 120 por minuto. Y la presión arterial sistólica puede saltar de 120 a 200. Pero cuando paras de reír el corazón y la presión arterial caen por debajo de lo normal, lo cual es señal de menor tensión.

Dios creó la risa porque sabe que es buena para la salud. Sin embargo no debemos confundir la felicidad con el júbilo. Este viene de una alegría momentánea, no del gozo interno; entender esto es fundamental para tu bienestar emocional. Hay veces en que no puedes ni debes estar contento: cuando quienes te rodean sufren, pasan por tragedias, pierden sus trabajos o a sus seres queridos. Asimismo, cuando te enfrentas a la injusticia no es apropiado, y es casi imposible, sentir felicidad. Sin embargo el gozo que se desprende de saber que eres amado y aceptado incondicionalmente por Dios está arraigado en tu interior y no cambia. Por varios motivos:

1) La felicidad es externa, el gozo es interno.

2) La felicidad depende de las circunstancias externas; el gozo depende del carácter interno.

3) La felicidad depende de lo que nos sucede; el gozo depende de Quién mora en nosotros.

4) La felicidad está basada en la suerte; el gozo está basado en una elección personal. Por lo tanto hoy ¡elige el gozo!

“…EN TU PRESENCIA HAY PLENITUD DE GOZO…” (Salmo 16:11)
La palabra felicidad viene del latín. En su origen, estaba relacionada con otra palabra fortuna, que significa suerte. Lo que parece indicar que cuando las cosas suceden como queremos estamos felices, y cuando no, infelices. Pero dicha felicidad es temporal y arbitraria; el verdadero gozo es estable y permanente. Algunos cristianos son tan serios y solemnes que te hacen pensar que Dios detesta la risa y odia cualquier cosa que suene a alegría y esparcimiento. Escribió el salmista: “…En tu presencia hay plenitud de gozo…” (Salmo 16:11). C.S. Lewis observó: “La felicidad es la esencia del cielo”. La Biblia es uno de los libros más repletos de felicidad. Las palabras gozo y gozoso aparecen unas 245 veces; la palabra regocijarse aparece 150 veces y se nos insta a ser gozosos y regocijarnos casi 400 veces.

El gozo no es una emoción sino una actitud. Las emociones no pueden ser exigidas; nadie te puede pedir que te sientas feliz si no lo estás. Pero puedes decidir estar gozoso a pesar de las circunstancias. Tampoco se puede comprar. Muchas personas se dan cuenta demasiado tarde de que el dinero no puede comprar la felicidad, y mucho menos el gozo. Se dice que los pobres son más ricos que los ricos porque mientras los primeros siguen creyendo que el dinero compra la felicidad los segundos ya saben que no es así. Tratar de hallar la felicidad y el gozo en el materialismo es como beber agua salada: cuanto más bebés más sed tienes. El secreto de la verdadera felicidad radica en ser consciente de que eres amado incondicionalmente, valorado y aceptado por Dios.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¿Qué tan cerca del precipicio?

 

Se cuenta que un médico que vivía en la montaña cercana a la ciudad, puso un anuncio en los periódicos, pidiendo un chófer para su coche. Se presentaron tres.

Uno por uno los recibió en su despacho, y les fue preguntando. Al primero le dijo:

¿Qué tan cerca del precipicio, cerca de la carretera, es capaz de estacionar el auto?

El conductor, presumiendo su pericia contestó: - Pues… a medio palmo.

- Bien, salga usted y espere ahí afuera, respondió el galeno.Entró el segundo, y le preguntó lo mismo, a lo que éste contestó:

- Pues yo, a un palmo.Entró el tercero:

- ¿A qué distancia me pregunta usted? – exclamó- ¡Pues tan lejos como me sea posible!

- ¡Usted es el que me conviene! Queda usted contratado.Frente a una tentación, lo más sensato es huir, contrariamente a lo que piensan muchas personas. Quizás el hecho de retirarse sin pelear se tome como una cobardía; sin embargo, quedarse no siempre es lo más sabio.

Si bien en Mateo 26:4, nos dice que debemos velar y orar para no caer en tentación, también nos dice que el cuerpo es débil y 1 Corintios 10:13, dice: “Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir”. (NTV)

Mucha gente, por tratar de verse como personas valerosas y fuertes han ido a hacer frente al peligro y, no habiendo calculado bien, han tenido grandes pérdidas. Lo mismo sucede con las tentaciones, muchos, creyendo estar firmes y tener dominio propio han pecado por no alejarse del peligro.

Dios siempre nos dará nos ayudará, porque junto con la prueba viene la fortaleza y la salida, pero no se nos pide permanecer y hacerle frente como sea.

Si estás enfrentando una tentación, no juegues con ella, no coquetees con el peligro ni te arriesgues a perder todo por no saber retirarte a tiempo. Familias destruidas por una infidelidad que pudo evitarse, vidas que se truncaron por un vicio nacido de la curiosidad, carreras profesionales arruinadas por decisiones mal tomadas y tantos otros ejemplos que podríamos dar de historias tristes por una decisión imprudente, basada en emociones o circunstancias.

Si estás enfrentando una tentación y ves que hay un peligro inminente porque podrías caer, ¡huye!, puedes correr a refugiarte en Dios, en Él estás a salvo del peligro.


Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ