http://unencuentroconlapalabra1.jimdo.com/

http://unencuentroconlapalbra.blogspot.com.co/

https://www.facebook.com/unencuentroconlapalbra

http://www.amigosporisrael.org/

 

Hechos 3:8-9 La Biblia de las Américas (LBLA)

Curación de un cojo

Y cierto día Pedro y Juan subían al templo a la hora novena[a], la de la oración. Y había un hombre, cojo desde su nacimiento[b], al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo. Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna.Entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo: ¡Míranos!Y él los miró atentamente[c], esperando recibir algo de ellos. Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda[d]! Y asiéndolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, y de un salto[e] se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios, 10 y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a pedir limosna, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le había sucedido.

 

 

UN ENCUENTROCON LA PALABRA

 

REFLEXION

Éxodo 3:11 ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario, Uncategorized 0


¿Alguna vez has luchado con quien eres en Cristo? A veces peleamos con sentimientos internos acerca de nosotros mismos en contraste con lo que Dios ve o cómo nos perciben los demás. Podemos batallar con nuestras debilidades y preguntarnos si Dios realmente quiere usarnos para la construcción de Su reino.

¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Éxodo 3:11

Dietrich Bonhoeffer escribió en su libro, The Cost of Discipleship (el costo del discipulado), sobre sus luchas con las percepciones de la gente versus cómo se veía a sí mismo. Él escribió: “¿Quién soy yo? ¿Este u otro? ¿Soy una persona hoy y mañana otra? ¿Soy ambos a la vez?” Su vulnerabilidad revela cómo incluso los creyentes firmes en Jesús pueden cuestionar quiénes son en Cristo.

Este dilema es parte de nuestro viaje cristiano mientras vivamos en esta tierra. Nos sentiremos atraídos por nuestras propias fallas internas que pueden no ser evidentes externamente. Podemos tropezar aquí y allá, pero nuestra esperanza no está en nosotros, sino en el Señor. Dios nos conoció antes de que Él nos llamara con un llamamiento y propósito santo.

Necesitamos abrazar que Dios es nuestro dueño y aceptarlo en todo nuestro ser: espíritu, mente y cuerpo. Todo acerca de nosotros que es bueno y malo Él ya lo sabe. Si descansamos en Su amor, entonces encontraremos paz y libertad. El amor de Dios por cada uno de nosotros es super poderoso y nos acepta como somos. Él quiere que le conozcamos aún cuando fracasemos, por que Él siempre estará allí para ayudarnos.

Nuestra responsabilidad es buscar siempre a nuestro Padre Celestial sin importar la situación y donde nos encontremos. Dietrich encontró paz y escribió estas poderosas palabras: Quien soy, tú lo sabes, oh Dios. ¡Yo soy Tuyo!

Oración:
Amado Señor, quiero encontrar mi identidad en Ti y solo en Ti. Ayúdame a dejar todo que amenaza con alejarme de caminar en Cristo. En el nombre de Jesús, amen.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¿Qué dicen sobre mi?

 

Cuando nos preguntan: ¿Cómo eres? Es sencillo evaluarnos y decir: “soy bondadoso, honesto y fiel”, pero es interesante analizar cómo te calificarían las personas que te rodean, la realidad es que ellos serán una evidencia de cómo realmente eres.

En una ocasión fueron a buscar a una mujer que profesaba ser seguidora de Cristo, la sorpresa fue grande al observar que ningún vecino tenía una imagen buena de ella, la conocían como una mujer mala y problemática. ¿Cómo te conocen a ti? ¿Qué imagen tienen de ti tu esposo (a), hijos, parientes, amigos y vecinos?

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:1-2
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. Efesios 5:8

Una persona que realmente ha conocido a Cristo manifiesta un verdadero cambio, precisamente porque ha tomado la decisión de renunciar a las tinieblas y ser luz, vivir la vida imitando a Cristo y dando amor en lugar de problemas.

Esto me recuerda a la historia del amigo de mi padre, este hombre estaba a un paso de divorciarse, porque era violento y en su relación solamente existían gritos e insultos. Un domingo fue a jugar fútbol y al no llegar el equipo contrario regresó temprano a casa; como su esposa se había ido a la iglesia la puerta estaba cerrada y tuvo que ir a buscarla. Al esperar escuchó parte de la enseñanza, se puso de rodillas y se entregó a Cristo.

Esta anécdota no termina ahí ¡este hombre era otra persona! su familia, amigos y vecinos dan testimonio del cambio que tuvo, es hombre hogareño, en su casa ya no se escuchan gritos sino risas, sus hijos están contentos porque su padre ya no es violento sino cariñoso. ¿Cuál es tu historia?

Si eres una persona que ha decidido aceptar a Jesús ¡tienes que saber que tu historia no termina ahí! ¡Si antes eras tinieblas ahora debes ser luz! Si en este momento tu testimonio está por los suelos te animo a empezar de nuevo, vuelve a entregar tu vida a Cristo, ¡pero esta vez hazlo en serio! Muestra a todo el mundo que eres diferente.
¡Muestra a todos que Dios está en tu vida!


Shirley Chambi
CVCLAVOZ