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Jueces 6:11 -18 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Llamamiento de Gedeón

 

11 Y vino el ángel del Señor y se sentó debajo de la encina[g] que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo[h] de los madianitas. 12 Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: El Señor está contigo, valiente guerrero. 13 Entonces Gedeón le respondió: Ah señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha ocurrido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: “¿No nos hizo el Señor subir de Egipto?” Pero ahora el Señor nos ha abandonado, y nos ha entregado en mano[i] de los madianitas.14 Y el Señor lo miró[j], y dijo: Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel de la mano[k] de los madianitas. ¿No te he enviado yo? 15 Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo[l] libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre. 16 Pero el Señor le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás[m] a Madián como a un solo hombre. 17 Y Gedeón le dijo: Si he hallado gracia ante tus ojos, muéstrame una señal de que eres tú el que hablas conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que yo vuelva a ti, y traiga mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Me quedaré hasta que vuelvas.

19 Y Gedeón entró y preparó un cabrito y pan sin levadura de un efa[n] de harina; puso la carne en una cesta y[o] el caldo en un caldero, y se los llevó a él debajo de la encina[p] y se los presentó. 20 Y el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y el pan sin levadura, ponlos sobre esta peña y derrama el caldo. Y así lo hizo. 21 Entonces el ángel del Señor extendió la punta de la vara que estaba en su mano y tocó la carne y el pan sin levadura; y subió fuego de la roca que consumió la carne y el pan sin levadura. Y el ángel del Señor desapareció[q] de su vista. 22 Al ver Gedeón que era el ángel del Señor, dijo[r]: ¡Ay de mí, Señor Dios[s]! Porque ahora he visto al ángel del Señor cara a cara. 23 Y el Señor le dijo: La paz sea contigo, no temas; no morirás. 24 Y Gedeón edificó allí un altar al Señor y lo llamó El Señor es Paz[t], el cual permanece en Ofra de los abiezeritas hasta hoy.

 

 

 

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REFLEXION

El Pectoral Sacerdotal: Significado En La Biblia
Publicado por: Cristianos en Devocional Diario 0

La Belleza del Pectoral Sacerdotal En Israel
“LAS PIEDRAS ERAN DOCE … CADA UNA CON SU NOMBRE, SEGÚN LAS DOCE TRIBUS” (Éxodo 39.14)

Al considerar el pectoral que llevaba el Sumo Sacerdote de Israel, puedes ver cuán precioso eres a los ojos de Dios como Su hijo redimido. La Biblia nos da información muy detallada de la ropa del Sumo Sacerdote, y en la Palabra de Dios no hay detalles insignificantes. Al examinar el pectoral, entendemos algo hermoso de la forma en que el Señor nos ve a nosotros. En él había doce piedras incrustadas, cada una con el nombre de una de las doce tribus de Israel. Y puesto que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote por excelencia consideremos Su pectoral y veamos qué podemos aprender:

Eran piedras preciosas. Dios no usó cantos ni unas piedras cualquiera que se encontraba en abundancia en Israel; eligió para representarnos las gemas más selectas, costosas y preciosas, como zafiro, topacio, esmeralda, amatista, diamante, ónice y jaspe.

Fíjate en la palabra “precioso”. La Biblia dice que eres precioso a los ojos de Dios (ver Isaías 43:4). Y también que fuiste redimido con la preciosa sangre de Jesús (ver 1 Pedro 1:19). ¿Cómo se estima el valor de algo? Por el precio que alguien está dispuesto a pagar. Es esta una verdad que no debes olvidar cuando falles y satanás te condene por tus pecados y deficiencias. Aún con el pleno conocimiento de todos tus pecados —pasados, presentes, y futuros— Dios te ama tanto que envío a Su Hijo a redimirte con Su preciosa sangre. Mientras confíes en Cristo, tu valor a los ojos de Dios nunca disminuye. ¿Por qué piensa Dios que eres precioso? Porque Él siempre te ve “en Cristo”.

“TENEMOS UN GRAN SUMO SACERDOTE … JESÚS EL HIJO DE DIOS” (Hebreos 4:14)
Destaquemos otras dos cosas acerca del pectoral que llevaba el Sumo Sacerdote de Israel:

1) Estaba cerca de su corazón.

Una vez al año, en el Día de la Expiación, entraba en el Lugar Santísimo, donde moraba la presencia de Dios, para obtener perdón por los pecados del pueblo. Llevaba puestas diferentes prendas, cada una simbolizando alguna verdad. Pero de todas las prendas con las que iba vestido, el pectoral era el más cercano a su corazón. Esto nos habla de cuánto te ama y te valora Dios y Su deseo de estar cerca de ti. En este día te dice: “…Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5 NVI). ¡Qué promesa tan maravillosa!

2) El nombre de cada tribu estaba no solo escrito, sino grabado en el pectoral (ver Éxodo 39:14).

Cuando algo está escrito se puede borrar o manchar accidentalmente pero no cuando está grabado. Hay dos formas en las que puedes pecar. Primero, eligiendo deliberadamente hacerlo y segundo, tropezando a causa de tus debilidades. Dios te corregirá para volverte a llevar al camino recto, pero nunca te dará la espalda, ni te rechazará, ni se alejará de ti. Eres demasiado precioso para Él porque recuerda el precio que pagó por ti, y te dice: “…No borraré [tu] nombre del Libro de la Vida…” (Apocalipsis 3:5). Mientras estés confiando en Cristo, puedes estar seguro del amor y la aceptación de Dios.

“PARA VOSOTROS, PUES, LOS QUE CEIS, ÉL ES PRECIOSO…” (1 Pedro 2:7)
Considerando el pectoral del Sumo Sacerdote de Israel aprendemos que:

a) Somos preciosos para Dios.
b) Estamos cerca de su corazón.
c) Nunca nos va a dar la espalda.

A lo mejor te preguntas: Si Dios nunca nos va a dar la espalda, ¿quiere eso decir que podemos vivir como nos plazca? No, por la siguiente razón: como hijo redimido de Dios, no solo eres preciosos a Sus ojos, sino que Él también lo es a los tuyos.

Significa que vas a valorar tu relación con Él por encima de todo y la vas a proteger de cualquier cosa que la amenace.

Cuando entiendes de verdad lo valioso y precioso que eres a los ojos de Dios, no vas a querer pecar o seguir viviendo en pecado. Por el contrario, tu manera de pensar será más como “Así no se comporta un creyente que es precioso para el Señor”.
Un preciado diamante no puede quedarse en el lodo, mugre y suciedad del pecado. El lugar que le pertenece está al lado del corazón de Dios, donde brilla y resplandece. Conocer tu verdadera identidad ante de Dios —de rectitud y valía en Cristo— te eleva por encima del deseo de ceder ante el pecado y te impulsa a vivir y a comportarte como un hijo del Rey. De hecho, una vida santa es la consecuencia de verte como Dios te ve, en Cristo. En lugar de sucumbir a la tentación, te preguntarás “¿Qué haría Jesús en esta situación?”. Luego recibirás de Su fortaleza y harás lo que es correcto. El entendimiento adecuado de la gracia de Dios no impide la santidad sino que la produce.

 

 

 

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REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Persevera.

Había un juez en cierta ciudad, que no tenía temor de Dios ni se preocupaba por la gente. Una viuda de esa ciudad acudía a él repetidas veces para decirle: “Hágame justicia en este conflicto con mi enemigo”.

Durante un tiempo, el juez no le hizo caso, hasta que finalmente se dijo a sí mismo: “No temo a Dios ni me importa la gente, pero esta mujer me está volviendo loco. Me ocuparé de que reciba justicia, ¡porque me está agotando con sus constantes peticiones!”.

Entonces el Señor dijo: «Aprendan una lección de este juez injusto. Si hasta él dio un veredicto justo al final, ¿acaso no creen que Dios hará justicia a su pueblo escogido que clama a él día y noche? ¿Seguirá aplazando su respuesta?
Esta historia corresponde a una parábola que se encuentra en Lucas 18: 1-7 (NTV)

Muchas veces llevamos años pidiéndole algo a Dios. Puedes haber estado orando por un milagro de sanidad, uno financiero, de restauración de tu familia o como la misma parábola dice, puedes haber estado pidiendo que el Señor haga justicia. No importa lo que hayas estado pidiendo, Dios responderá tu oración.

Si un juez injusto, que no temía a Dios ni le importaba la gente, escuchó el clamor de esa viuda, ¿será posible que tu Creador, quien te ama más de lo que puedas imaginar, que te cuida como a la niña de sus ojos, que tiene planes de bien para tu vida no vaya a escuchar tus súplicas?

No dejes de orar, persevera como la viuda de la parábola. Dios nunca deja de responder una oración, inclusive, muchas veces, el silencio de parte de Dios puede llegar a ser una respuesta pero para saberlo tienes que estar en constante comunicación con Él.

Dios conoce nuestros anhelos y necesidades. Él sabe todo acerca de nosotros, pero espera que podamos ir confiadamente ante su presencia y depositar en sus manos nuestros sueños y también los problemas que nos aquejan. Pero sobretodo, nuestro Padre quiere que descansemos seguros de que Él tiene cuidado de nosotros.

Recuerda que Dios no siempre nos da lo que queremos, sino aquello que necesitamos y que es lo mejor para nosotros.

¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Lucas 18:7

 

 

 

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ