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Job 23:10 La Biblia de las Américas (LBLA)

Respuesta de Job

23 Entonces respondió Job, y dijo:

Aun hoy mi queja es rebelión;
su[a] mano es pesada no obstante mi gemido.
¡Quién me diera saber dónde encontrarle,
para poder llegar hasta su trono[b]!
Expondría ante El mi causa,
llenaría mi boca de argumentos.
Aprendería yo las palabras que El me respondiera,
y entendería lo que me dijera.
¿Contendería El conmigo con la grandeza de su poder?
No, ciertamente me prestaría atención.
Allí el justo razonaría con El,
y yo sería librado para siempre de mi Juez[c].

He aquí, me adelanto, y El no está allí,
retrocedo, pero no le puedo percibir;
cuando se manifiesta a la izquierda, no le distingo,
se vuelve a la derecha, y no le veo.
10 Pero El sabe el camino que tomo[d];
cuando me haya probado, saldré como el oro.
11 Mi pie ha seguido firme en su senda[e],
su camino he guardado y no me he desviado.
12 Del mandamiento de sus labios no me he apartado,
he atesorado las palabras de su boca más que[f] mi comida[g].
13 Pero El es único, ¿y quién le hará cambiar?
Lo que desea su alma, eso hace.
14 Porque El hace lo que está determinado para mí,
y muchos decretos como éstos hay con El.
15 Por tanto, me espantaría ante su presencia;
cuando lo pienso, siento terror de El.
16 Es Dios el que ha hecho desmayar mi corazón,
y el Todopoderoso[h] el que me ha perturbado;
17 pero no me hacen callar las tinieblas,
ni la densa oscuridad que me cubre.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Cómo Adaptarse A Los Cambios Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

 

 

“…ENSANCHA MI TERRITORIO…” (1 Crónicas 4:10 CST)

Piensa lo absurdo que es orar para tener éxito y resistirse a los cambios necesarios para lograrlo. Pues bien, así lo hacemos. No nos engañemos; es más fácil conformarse con el statu quo que enfrentarse a la incertidumbre que conlleva el progreso. Algunos creemos que orar para tener éxito es algo egoísta y poco espiritual. El personaje bíblico de Jabés, sin embargo, no lo creyó así, pues mira cómo fue su oración: “Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal para que no padezca aflicción” (1 Crónicas 4:10 CST). Por eso, Dios le concedió lo que solicitó. Fíjate en esta lista de “cambios” a los que quizás te estés resistiendo: dimitir de un trabajo que no te satisface; comenzar un negocio nuevo o abandonar otro no rentable; aprender a usar un ordenador; cortar con una relación perjudicial; deshacerse de cosas que no te puedes permitir, como esa casa de lujo, ese coche, ese estilo de vida, y al mismo tiempo marcarte un presupuesto moderado y ajustarte a él.

Todos esos cambios son normales y forman parte de la vida diaria. No obstante, nos agobiamos cuando llega uno inesperado. Ahí es donde descubrimos la diferencia entre lo que decimos y lo que realmente creemos. “Sabemos… que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien,… a los que conforme a Su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Las palabras clave en este pasaje son “todas las cosas”, “bien” y “propósito”. Desde que estás “en Cristo”, ya no hay nada que te pueda alcanzar sin pasar primero por Él. En “todas las cosas”, están incluidas las cosas que no te gustan, Dios tiene un “propósito” y está trabajando para tu “bien”. Mirarás atrás y dirás: ‘Si no hubiera pasado por aquello, hoy no estaría disfrutando de la bendición de Dios’.


“…VETE A LA TIERRA QUE TE MOSTRARÉ” (Génesis 12:1 CST)

¿Cómo te sentirías si Dios te pidiera dejar tu trabajo, vender tu casa e irte a una ciudad que no conoces? Eso fue lo que le ocurrió a Abraham con setenta y cinco años y a su mujer Sara, de sesenta y cinco. “Deja tu tierra… y vete a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1 CST). ¿Por qué haría Dios algo así? ¡Porque tiene un destino concreto para cada uno de nosotros! Le dijo a Abraham: “Haré de ti una nación grande; te bendeciré… y serás una bendición para otros” (Génesis 12:2 NTV). Sin un ápice de resistencia, Abraham aceptó el desafío, confió en Dios y cosechó las increíbles recompensas. Con razón la Biblia lo llama el “padre de la fe”. Para caminar con Dios y cumplir Su voluntad, debes tener una mentalidad flexible ante los cambios, los cuales a veces serán costosos e incómodos. ¿Cómo hacerlo? “Por fe” (Hebreos 11:8). ¿Fe en quién? ¿En ti? ¿En otros? No. ¡Fe en la bondad de Dios!

¿Sabías que los que aceptan los cambios en lugar de resistirlos están menos estresados, son más sanos y por lo general más felices? Entonces, empieza a desarrollar una “mentalidad de cambio”. Rompe con tu estancamiento y establece una nueva rutina, y si te lo propones en serio pídeles a tus amigos y familiares que te hagan ver los aspectos en los que siempre eres inflexible. ¿Por dónde deberías empezar? Por este pasaje: “Confiadle todas vuestras preocupaciones [todas vuestras ansiedades, inquietudes, pesadumbre, de una vez por todas], ya que Él se preocupa de vosotros” (1 Pedro 5:7 BLP). Vive según este principio: “Donde Dios te lleve, Él provee”.

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

En medio de la angustia

 

 

En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. ¡Es un fantasma! gritaron de miedo. Pero Jesús les dijo en seguida: ¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.

Señor, si eres tú, respondió Pedro, mándame que vaya a ti sobre el agua... Ven dijo Jesús.

Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ¡Señor, sálvame!

En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios. (Lucas 14:25-33 NVI)

En medio de la tempestad, cuando Pedro le pidió ayuda, fue en ese mismo instante que Jesús le extendió su mano. No esperó a que se hundiese, en el tiempo exacto, en medio de su desesperación, Él mostró de su amor y lo ayudó.

Y es lo mismo que quiere hacer en nuestras vidas, cuando estamos pasando por el dolor, el desengaño, el desánimo, las crisis familiares, personales, es ahí donde el Señor quiere manifestarse en nuestras vidas; cuando nuestras lágrimas bordean nuestro rostro por el sufrimiento, es en ese momento donde Dios nos da de su abrazo y nos dice “No estás solo(a), Yo estoy contigo”. En nuestra debilidad, es donde nos da de su fortaleza y se revela con su poder sobre nuestra vida. Nuestro Padre no va esperar que la prueba termine, Él no guardará silencio hasta que todo haya pasado, por el contrario, en medio de la angustia, estará ahí.

Isaías 58:11 nos dice “El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.” En tiempos de dificultad, en tierras secas, cuando la situación que estamos pasando se complica, y muchas veces por la gravedad del problema sentimos que ya no podemos más, el Señor nos guía, nos sacia y nos defiende.

Quiero animarte a que hoy puedas creer que Dios está junto a ti en este mismo instante, no olvides que el Señor va contigo y te sostiene de tu mano. Salmos 121:3 dice “No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida.” Recuerda que él está atento a lo que estás viviendo, Él no ignora tu dolor, jamás duerme; te guarda en medio de la angustia.

 

 

 

 

Claudia Carvajal
CVCLAVOZ