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Salmos 25:1 La Biblia de las Américas (LBLA)

Oración pidiendo amparo, guía y perdón

 

Salmo de David.

25 A ti, oh Señor, elevo mi alma.
Dios mío, en ti confío;
no sea yo avergonzado,
que no se regocijen sobre mí mis enemigos.
Ciertamente ninguno de los que esperan en ti será avergonzado;
sean[a] avergonzados los que sin causa se rebelan[b].

Señor, muéstrame tus caminos,
y enséñame tus sendas.
Guíame en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti espero todo el día.
Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias,
que son eternas.
No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones;
acuérdate de mí conforme a tu misericordia,
por tu bondad, oh Señor.

Bueno y recto es el Señor;
por tanto, El muestra a los pecadores[c] el camino.
Dirige a los humildes[d] en la justicia,
y enseña a los humildes[e] su camino.
10 Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad
para aquellos que guardan su pacto y sus testimonios.
11 Oh Señor, por amor de tu nombre,
perdona mi iniquidad, porque es grande.

12 ¿Quién es el hombre que teme al Señor?
El le instruirá en el camino que debe escoger.
13 En prosperidad[f] habitará su alma,
y su descendencia[g] poseerá la tierra.
14 Los secretos del Señor son[h] para los que le temen,
y El les dará a conocer su pacto[i].
15 De continuo están mis ojos hacia el Señor,
porque El sacará mis pies de la red.

16 Vuélvete a mí y tenme piedad,
porque estoy solitario y afligido.
17 Las angustias de mi corazón han aumentado[j];
sácame de mis congojas.
18 Mira mi aflicción y mis trabajos,
y perdona todos mis pecados.
19 Mira mis enemigos, que son muchos,
y con odio violento me detestan.
20 Guarda mi alma y líbrame;
no sea yo avergonzado, porque en ti me refugio.
21 La integridad y la rectitud me preserven,
porque en ti espero.
22 Oh Dios, redime a Israel
de todas sus angustias.

 

 

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REFLEXION

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El Temor de Dios: ¿Qué Sucede Cuando No Lo Hay?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Articulos Cristianos, Preguntas y Respuestas Cristianas 0


¿Qué pasa Cuando el temor de Dios no está presente?
¿Qué ha pasado con el temor de Dios detrás de los púlpitos y en la sociedad? Más gente está viviendo como si no existiese Dios, ¿qué sucede cuando no hay temor de Dios?

El Temor de Dios
El temor de Dios no es entendido siempre por los que están fuera de la iglesia, sino por algunos dentro de la iglesia.

El temor de Dios no es un miedo de ser castigado por Dios cuando pecas, o de tener miedo del infierno colgando sobre tu cabeza, aunque eso es un temor real para los no creyentes, más bien el temor de Dios es un respeto profundo, santo, reverencial y un temor por Dios, por la Palabra de Dios, y por obedecer los mandamientos de Dios.

Los creyentes no obedecen a Dios por temor, si no por amor, pero, temer a Dios es vivir en obediencia a Dios.
Salomón escribió: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.” (Prov. 1:7), y como escribí, temer a Dios significa odiar el pecado, tal como Salomón también escribe:

“El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.”(Prov 8,13).

Si aprendemos algo acerca del temor en la Escritura, aprendemos que “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.” (Prov 9:10), y odiar el pecado.

No Temas
Los creyentes no deben vivir en temor del juicio de Dios porque sus pecados han sido perdonados por Cristo.
La ira de Dios que era nuestra deuda ha sido puesta sobre Cristo en vez de nosotros. Eso significa que ya no hay temor de la ira de Dios. El apóstol Juan escribió:

“No hay temor en el amor, pero el amor perfecto echa fuera el temor. Porque el temor lleva en si castigo, y quien teme no ha sido perfeccionado en el amor “(1 Juan 4:18).

Un discípulo de Jesús no debe temer al castigo de Dios, porque Cristo llevó sobre sí el castigo por nuestros pecados.
El apóstol Pablo dice:

“No hay, pues, condenación para los que están en Cristo Jesús” (Rom 8,1), ¿de qué podemos temer?

En cuanto a los no creyentes, el Apóstol Pablo señaló en sus días: “No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Rom 3,18).

¿Y qué sucede cuando no hay temor de Dios en la tierra?
Pablo escribe:

“Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios, Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz.”(Rom 3,13-17).

¿No suena igual a vivir en el mundo hoy en día? Cuando leí esto, pensé en los rápidos pies de aquellos que derramaron sangre inocente por apoyar el aborto, y con leyes a favor del aborto, millones de vidas han sido destruidas.

Sin restricciones
Cuando el pecado aumenta, es porque no hay temor de Dios en la tierra, o en el corazón del pueblo, y donde no hay temor de Dios, no hay límite para el mal.

En los días de Noé, la tierra se había vuelto tan malvada que Dios tuvo que empezar de nuevo con Noé y su familia, ya que “Jehová vio que la maldad del hombre era grande en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo maldad continuamente” (Gen 6,5).

En otras palabras, pasaron todo su tiempo inventando nuevas maneras de pecar, así que no es de extrañar que “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”(Gen 6,11-12).

¿Por qué se había corrompido toda la tierra?
No había temor de Dios.

Ellos rechazaron la predicación de Noé, y como resultado, todos perecieron. Jesús dijo a la multitud: “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13,3).

Matthew Henry tenía razón cuando dijo: “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias” (2 Cor 5,11).

Salomón escribió una conclusión apropiada y un resumen de todo el Libro de Eclesiastés, y aquí está su declaración de propósito específico:

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Ecl 12,13-14).

Temer al hombre es tropiezo, pero temer a Dios es lo más sabio que se puede hacer. Jesús nos dice, a quien realmente temer, y dijo: “No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Más bien temed a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno “(Mt 10,28), y sabemos por la Escritura que “Es terrible caer en manos del Dios viviente” (Heb 10,31).

Si confías en Cristo, nunca más tendrás que preocuparte por sentir miedo o temor.

Lo hemos visto muchas veces que cuando no hay temor de Dios, el pecado abunda grandemente. Si un pueblo no teme a Dios, todo vale.

Salomón escribió que fue “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.” (Ecl 8:11), y es exactamente igual a nuestros sistemas judiciales de hoy en día. Apelación tras apelación, atando las manos del juez ensuciando las aguas con tácticas demoradas y vacíos legales.

Un ejemplo de esto es el relato de un hombre que había entablado una demanda civil contra una gran empresa por negligencia. Antes del juicio, él y su abogado se reunieron con el abogado de la empresa, y el abogado de la empresa le dijo en privado: “Si nos demanda, lo ataremos a la corte por tantos años que no vivirá lo suficiente para gastar un centavo”.

No temer a Dios equivale a no tener miedo al castigo, y si no hay miedo al castigo, todo vale, y cuanto más malvado es, mejor.

Hoy en día, a lo bueno se le dice malo, y a lo malo se le dice bueno (Isaías 5:20). Claramente, en la mayoría de los casos, no hay temor de Dios en la tierra.

 

 

 

 

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REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Tesoros que perduran.

Escuché de una anciana que había acumulado mucho dinero bajo su colchón, después de un tiempo lo sacó para hacer una compra importante, sin embargo ese dinero ya había perdido valor en su totalidad y sólo era papel. Así mismo mi padre me contaba que hace mucho tiempo, el dinero que recibía como paga por su trabajo era en gran cantidad pero el valor de cada billete era insignificante.

Las riquezas de este mundo son temporales e inciertas, y querer tenerlas no está mal siempre y cuando no ocupen el primer lugar en nuestra vida; pues cuando ponemos toda nuestra atención, tiempo, fuerza y se traspone es lo principal en nuestro corazón y lo demás pierde valor.

La palabra de Dios nos dice en Mateo 6: 19-21 (NVI) “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón"

¿Qué tiene mayor valor para ti? ¿El acumular riquezas en la tierra o en el cielo? Seamos sabios y tengamos equilibrio en depositar nuestro esfuerzo en lo eterno, en la familia, nuestro carácter y las demás personas que necesitan de nuestra ayuda. No vaya ser que de un momento a otro todo lo que tenemos en posesiones se pierda y quedemos devastados. Pero si comprendemos el valor de las riquezas verdaderas tendremos paz a pesar de todo mal.

Por medio de Jesús tenemos una grandiosa riqueza y la seguridad de que poseemos tesoros en el cielo, sólo debemos esforzarnos para acumularlos y no perderlos, Colosenses 1:27 (NTV) dice: “Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria.”

Soraida Fuentes
CVCLAVOZ