Job 37:23

 

 

 

 

 

 

 

 

37 Ante esto también tiembla mi corazón,
y salta de su lugar.
Escuchad atentamente el estruendo de su voz,
y el rugido que sale de su boca.
Bajo todos los cielos lo suelta,
y su relámpago[a] hasta los confines de la tierra.
Tras él, ruge una voz;
truena El con su majestuosa voz,
y no retiene los relámpagos[b] mientras se oye su voz.
Maravillosamente truena Dios con su voz,
haciendo grandes cosas que no comprendemos.
Porque a la nieve dice: “Cae sobre la tierra”,
y al aguacero y a la lluvia[c]: “Sed fuertes.”
El sella la mano de todo hombre,
para que todos conozcan su obra.
La fiera entra en su guarida,
y permanece en su madriguera[d].
Del sur[e] viene el torbellino,
y del norte[f] el frío.
10 Del soplo de Dios se forma el hielo,
y se congela la extensión de las aguas.
11 También El carga de humedad la densa nube,
y esparce la nube con su relámpago[g];
12 aquélla gira y da vueltas por su sabia dirección,
para hacer todo lo que El le[h] ordena
sobre la faz de toda la tierra[i].
13 Ya sea por corrección[j], o por el mundo suyo,
o por misericordia, El hace que suceda[k].

14 Escucha esto, Job,
detente y considera las maravillas de Dios.
15 ¿Sabes tú cómo Dios las establece,
y hace resplandecer el relámpago[l] de su nube?
16 ¿Sabes tú la posición de las densas nubes,
maravillas del perfecto en conocimiento,
17 tú, cuyos vestidos están calientes
cuando la tierra está en calma a causa del viento del sur?
18 ¿Puedes con El extender el firmamento,
fuerte como espejo de metal fundido?
19 Enséñanos qué le hemos de decir a Dios;
no podemos ordenar nuestro argumento a causa de las tinieblas.
20 ¿Habrá que contarle que yo quiero hablar?
¿O debe un hombre decir que quiere ser tragado[m]?

21 Ahora los hombres no ven la luz que brilla en el firmamento;
pero pasa el viento y lo despeja.
22 Del norte viene dorado esplendor:
majestad impresionante alrededor de Dios.
23 Es el Todopoderoso[n]; no le podemos alcanzar;
El es grande en poder,
y no pervertirá el juicio ni la abundante justicia.
24 Por eso le temen los hombres;
El no estima a ninguno que se cree sabio de corazón.

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

 

 

 

Promesas de Dios – Cuenta Tus Bendiciones

 

 

 

 



Promesas de Dios -> A veces estamos tan preocupados contando nuestros problemas que olvidamos contar nuestras bendiciones.

Efesios 5:15-16
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Efesios 6:13
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes.

Colosenses 4:5
Andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo.

2 Tesalonicenses 1:3
Siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de vosotros hacia los demás abunda más y más;

Romanos 1:8
En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos vosotros, porque por todo el mundo se habla de vuestra fe.

Efesios 5:20
dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre;

1 Tesalonicenses 1:2
Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones;

1 Tesalonicenses 4:1
Por lo demás, hermanos, os rogamos, pues, y os exhortamos en el Señor Jesús, que como habéis recibido de nosotros instrucciones acerca de la manera en que debéis andar y agradar a Dios (como de hecho ya andáis), así abundéis en ello más y más.

2 Tesalonicenses 2:1
Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, os rogamos, hermanos,

2 Tesalonicenses 2:13
Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

 

 

 

REFLEXION

Es tiempo de gritar la victoria
Publicado por Devocionales 

 

 



“TODO EL PUEBLO GRITARÁ A GRAN VOZ, Y EL MURO… CAERÁ” (Josué 6:5b)

Es tiempo de gritar la victoria

¿Estás luchando una batalla que tienes miedo a no ganar? No lo harás si dependes de ti mismo. El Señor nos dice hoy: “No temáis… porque no es vuestra la guerra, sino de Dios” (2 Crónicas 20:15b). ¡Y Él jamás ha perdido una!

Escucha lo que le dijo a Josué: “…Yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra” (Josué 6:2).

Observa que Dios no dijo: “Voy a entregar” o “puede que entregue”. No. Él dijo: “¡Yo he entregado en tu mano a Jericó!”. Israel ya tenía la victoria. Ahora se les llamaba a actuar de acuerdo a ello y a tomar posesión. Pero la pregunta seguía en el aire: “¿Cómo?”.

Josué dijo a los israelitas: “cuando oigáis la bocina, gritar(á)[éis] a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; y subir(á)[éis] derecho hacia adelante” (Josué 6:5). 

Nadie que estuviese en su sano juicio esperaría que un grito, no importaba lo alto que fuese, serviría para derribar los muros de la ciudad. 

Pero no se trataba de un grito normal: era un grito de fe basado en la garantía que Dios les había dado.

Aunque no existiese el menor indicio de una victoria en aquel momento, cuando Israel gritó, el Señor contestó cumpliendo su promesa.

Cuando estás enfrentando fuerzas abrumadoras, lo último que se te pasa por la cabeza es ponerte a gritar, ¿no es así? Pero aquí tienes algunas razones por las que tienes que hacerlo a pesar de todo:

(1) Pondrá tu fe en el “expediente”

(2) Confundirá al enemigo

(3) El grito de alabanza precede a la victoria

(4) La obediencia, aun cuando no entiendes todos los porqués, siempre trae recompensas.

Así que grita hoy porque ¡la victoria es tuya!