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Números 6:3 La Biblia de las Américas (LBLA)

La ley del nazareato

 

Y el Señor habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: “El hombre o la mujer que haga un voto especial[a], el voto de nazareo[b], para dedicarse al[c] Señor, se abstendrá de vino y licor; no beberá vinagre, ya sea de vino o de licor, tampoco beberá ningún jugo de uva, ni comerá uvas frescas ni secas. “Todos los días de su nazareato no comerá nada de lo que se hace de la vid, desde las semillas hasta el hollejo.

“Durante todos los días del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza. Hasta que se cumplan los días por los cuales se apartó a sí mismo para el Señor, será santo; dejará crecer las guedejas del cabello de su cabeza.

“Durante todos los días de su nazareato para el Señor, no se acercará a persona muerta. “Ni por su padre, ni por su madre, ni por su hermano, ni por su hermana se contaminará de ellos cuando mueran, pues su nazareato para Dios está sobre su cabeza. “Todos los días de su nazareato él es santo al Señor.

“Pero si alguno muere repentinamente[d] junto a él, y el nazareocontamina su cabeza consagrada, entonces se rasurará la cabeza el día de su purificación; el día séptimo se la rasurará. 10 “Y el octavo día traerá al sacerdote dos tórtolas o dos pichones a la entrada de la tienda de reunión. 11 “El sacerdote ofrecerá uno como ofrenda por el pecado y elotro como holocausto, y hará expiación por él, por su pecado[e], a causa de la persona muerta. Y consagrará su cabeza ese mismo día, 12 y dedicará al Señor los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año como ofrenda por su culpa; pero los primeros días quedarán anulados, por cuanto su nazareato fue contaminado.

13 “Esta es la ley del nazareo cuando se hayan cumplido los días de su nazareato: llevará la ofrenda[f] a la entrada de la tienda de reunión, 14 y presentará su ofrenda delante del Señor, un cordero de un año, sin defecto, como holocausto, y una cordera de un año, sin defecto, como ofrenda por el pecado, y un carnero sin defecto, como ofrenda de paz,15 y una cesta de tortas sin levadura de flor de harina mezcladas con aceite, y hojaldres sin levadura untados con aceite, junto con sus ofrendas de cereal y sus libaciones. 16 “Entonces el sacerdote ofrecerá todo esto delante del Señor, y presentará[g] su ofrenda por el pecado y el holocausto. 17 “Hará con el carnero un sacrificio de las ofrendas de paz al Señor, junto con la cesta de los panes sin levadura; asimismo, el sacerdote presentará[h] su ofrenda de cereal y su libación. 18 “Entonces el nazareo se rasurará el cabello de su cabeza consagrada[i] a la entrada de la tienda de reunión, y tomará el cabello de su cabeza consagrada[j] y lopondrá en el fuego que arde debajo del sacrificio de las ofrendas de paz.19 “Y el sacerdote tomará la espaldilla hervida, y un pan sin levadura de la cesta, y un hojaldre sin levadura, y los pondrá en las manos[k] del nazareo cuando éste se haya rasurado su cabello de nazareo.20 “Después el sacerdote los mecerá como ofrenda mecida delante del Señor. Es cosa sagrada para el sacerdote, junto con el pecho mecido y la pierna levantada; después el nazareo podrá beber vino.”

21 Esta es la ley del nazareo que hace voto de su ofrenda al Señor, según su nazareato, además de lo que sus recursos le permitan[l]; según el voto que tome, así hará conforme a la ley de su nazareato.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

FE NO ES EMOCIÓN
Publicado por: Edgardo Tosoni en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales 1 Comentario


Devocional – Fe No es Emoción.

Pasaje clave: Génesis 16.
Emoción es la agitación del ánimo, ya sea por un recuerdo, una idea o conmoción orgánica, por algo que nos dijeron o una circunstancia que activa el ánimo.

Dios nos creó con emociones para sentir, de lo contrario seríamos ro­bots; pero no debemos confundir emociones con fe.
La emoción está en la mente, la fe en el espíritu. Nos expresa­mos mal cuando decimos: “Yo siento que tengo fe”, porque la fe no se siente, se cree.

Al nacer, Dios nos pone emociones en la mente y fe en el espíri­tu, por eso no tenemos que pedir fe sino que esa fe sea aumen­tada a la medida en que se nos otorgó.

La fe crece y se alimenta oyendo la Palabra de Dios. (Romanos 10:17). Fe es para ser creída, no es para una emoción sentida, por eso, no impor­ta si “no sentimos nada”.

La fe está en el espíritu, en lo más profundo del ser, es por eso que Jesús dijo que es como un grano de mostaza que hay que sembrarlo, para que crezca, de lo contrario, se ahogará por la emoción.

Cuando las emociones negativas nos atan a una persona o a una situación, nuestra fe se ahoga y si no funciona, nada fun­cionará, ya que en el Reino nada funciona sin fe.

Cuando Agar levantó al muchacho, el ángel le dijo: “Haré de ti una gran nación”. (Génesis 17:20)

¡Eso fue extraordinario! Un minuto atrás Agar estaba triste y deprimida y al minuto siguiente había una promesa grande de parte del Señor para su vida. Aprendamos a ver a través de la fe… ¿qué significa eso?

Significa que de la manera en la que te sentís es como interpre­tás la realidad. Por ejemplo, si tenés miedo, tendrás miedo a casarte, miedo a ir al trabajo, miedo a todo; si estás enojado te molestará todo; y si tenés baja estima creerás que todos se bur­lan de vos y que nadie te valora, etc.

Si ves las cosas de forma negativa es porque estarás utilizando el mecanismo de la visión. Por ejemplo: si llueve o si hace calor, ambas cosas pueden ser negativas o positivas según tu modo de ver las cosas. ¿Dónde estás poniendo el foco?
Por eso, siempre recordemos que nuestra fe puede contaminar­se. Si la alimentamos negativamente, la fe muere.

Cuidemos lo que oímos, lo que hablamos, alimentemos nuestra fe con pensamientos positivos. Recordá que fe no es emoción, por ende, todas las soluciones a nuestros problemas están en nuestros pensamientos, en lo que creemos, en lo que estemos confiando. Dios siempre hará todo lo posible para mudarte del lugar de la carencia y del dolor para llevarte al lugar donde las cosas suceden, tan sólo con una Palabra. Sin embargo, Dios no puede obrar en nuestras vidas si no le permitimos que lo haga.

Dios no es emoción… hoy estoy bien y le creo, mañana me levantaré mal y no le creeré tanto y pasado no le creo nada y después estoy mejor y le vuelvo a creer. Dios es sí y amén, Dios es el Principio y el Fin, Dios no cambia ni se arrepiente de nada de lo que te haya dicho. Por eso, serás libre si tu mente y tu espíritu son llenos de fe y no de emoción.

¡Sé libre de la gente porque tu fuente no son las emociones, sino Dios!
Entonces, comencemos….
hablemos positivamente,
motivémonos positivamente,
pensemos positivamente,
nunca te compares con nadie, sólo buscá ser lo mejor de vos mismo.

Dios quiere abrir tu cabeza y tu corazón para que seas libre. Hay un plan divino diseñado para vos, sólo tenés que descu­brirlo. Tenés que ser un detective de tu propia vida, las perso­nas inteligentes antes de hacer un planteo buscan en su interior porqué piensan lo que piensan y sienten lo que sienten. Confiá en tu potencial, tenés talento y habilidad, voluntad y dominio propio para ser vos quien maneje las circunstancias y no sean ellas las que te manejen a vos.

Recordá todas las veces que te propusiste algo y lo lograste.
No importa lo complejo que sea el sueño de tu corazón, hay un plan de Dios y si le obedecés, nunca va a fallar.

 


Extracto del libro “60 Principios de Fe”
Por Bernardo Stamateas

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA 

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¡En la unidad está la victoria!

“Las puertas de Jericó estaban bien aseguradas por temor a los israelitas; nadie podía salir o entrar. Pero el Señor le dijo a Josué: « ¡He entregado en tus manos a Jericó, y a su rey con sus guerreros! Tú y tus soldados marcharán una vez alrededor de la ciudad; así lo harán durante seis días. Siete sacerdotes llevarán trompetas hechas de cuernos de carneros, y marcharán frente al arca. El séptimo día ustedes marcharán siete veces alrededor de la ciudad, mientras los sacerdotes tocan las trompetas. Cuando todos escuchen el toque de guerra, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y cada uno entrará sin impedimento».” Josué 6: 1-5 (NVI).

Ante los muros de Jericó, el pueblo de Dios tuvo que unirse para dar varias vueltas durante siete días, al derrumbarse las inmensas murallas que tenían en frente de ellos pudieron ver la Gloria de Dios. ¡Qué gran victoria obtuvo Israel en ese momento! Pero te imaginas si uno de ellos hubiera dicho: “Me siento cansado, que tal si me quedo orando por ustedes para que Dios les de la victoria”. Tal vez la historia sería diferente, porque posiblemente muchos otros se hubieran sumado a ése pensar provocando así una completa división entre ellos, lo cual los debilitaría en número y en fuerza para cumplir su objetivo, pero como de antemano tenían la promesa de la victoria si cumplían con su parte, decidieron mantenerse unidos hasta el final.

Hoy por hoy, las cosas no han cambiado mucho, Dios sigue exigiendo la misma unidad a su pueblo, porque ante una iglesia unida no hay demonio que se resista y de ello está consciente satanás, por lo que ha sabido cómo entretener al pueblo de Dios haciéndonos caer muchas veces en religiosidad, en mentiras y mal entendidos que sólo promueven la división. Él sabe que la unidad activa una fuerza mayor que ningún obstáculo podría detener porque todos batallan por lo mismo. Por tal razón él insiste en llevar a cabo sus planes, empezando aun por el más fuerte.

No sé por lo que tu ministerio o tu familia está atravesando en estos momentos, pero si aplicáramos esta frase: “La unidad hace la fuerza” todas las metas se cumplirían; la carga no estaría sobre una sola persona sino en varias y sería más fácil sobrellevarla. Además que si el enemigo se levantase en nuestra contra juntos lo aplastaríamos al instante porque estaríamos unidos en un mismo propósito. De lo contrario el egoísmo, el orgullo, no permiten que nos unamos sino que cada quien busque sus propios intereses, lo que da como resultado la separación.

Por supuesto que no es sencillo trabajar en equipo, cada quien tiene un pensamiento diferente y llegar a un acuerdo es cosa seria. Pero debemos entender que ésa es la manera que Dios ha elegido para ayudarnos a crecer y vencer a nuestro adversario.

Este es el tiempo de unirse como familia o como iglesia para ejercer fuerza contra los dardos del enemigo y alcanzar todas las promesas que se nos ha dado. Es hora de romper con el individualismo y promover la unidad, es momento de convencernos que somos miembros de un mismo cuerpo y que por lo tanto no debemos hacernos daño entre nosotros, ni dejarle la carga sólo a unos cuantos ¡Porque somos uno en Jesús!

“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” 
Mateo 18:19 (RVR)

 

 

Ruth Mamani
CVCLAVOZ