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Salmos 119 :89La Biblia de las Américas (LBLA)

Meditaciones sobre la palabra de Dios

 

 

 

Caf.

 

 

81 Mi alma desfallece por tu salvación;
en tu palabra espero.
82 Mis ojos desfallecen esperando tu palabra[ah],
mientras digo[ai]: ¿Cuándo me consolarás?
83 Aunque he llegado a ser como odre al humo,
no me olvido de tus estatutos.
84 ¿Cuántos son los días de tu siervo?
¿Cuándo harás juicio contra mis perseguidores?
85 Fosas me han cavado los soberbios,
los que no están de acuerdo con tu ley.
86 Todos tus mandamientos son fieles;
con mentira me han perseguido; ¡ayúdame!
87 Casi me destruyen en la tierra,
mas yo no abandoné tus preceptos.
88 Vivifícame conforme a tu misericordia,
para que guarde el testimonio de tu boca.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Devocional Diario: ¿Cómo Va Tu Devoción Diaria?

 

“…TU SIERVO, QUE TE [HONRA]” (Salmos 119:38 DHH)

 

La palabra “devoción” implica un compromiso total con alguien -le das tu tiempo y atención, disfrutas de su compañía, tratas de agradarle y haces que esa persona sea muy importante en tu vida-. Así deberían ser tus devociones diarias. Pero hay que tener en cuenta dos obstáculos:

1) El egocentrismo.

Dios ha prometido bendecirte, sin embargo cuando buscas Su bendición en vez de una relación con Él, te vuelves egocéntrico en lugar de cristocéntrico. Puedes orar hasta quedarte sin fuerzas, pero Dios no te concederá ciertas cosas si no eres lo suficientemente maduro como para manejarlas. Abraham quería un hijo por encima de todo y Dios le dio uno. No obstante, cuando Dios le pidió que lo ofreciera en sacrificio, éste no dudó. Abraham demostró que n o había nada que amara por encima de Dios, por tanto Él prometió bendecirle y multiplicar todo lo que poseía (Génesis 22:17). Abraham llegó a ser uno de los hombres más prósperos de su generación, aunque ha pasado a la posteridad sobre todo porque Dios se refería a él como “amigo” (Isaías 41:8).

2) Las muchas ocupaciones.

Uno de los peligros de trabajar para Dios es no dedicarle tiempo a orar y adorar. El salmista dijo: “Tributad al Señor la gloria que merece Su nombre…” (Salmos 29:2 CST). La palabra “debida” significa “de la que es digna”. Cuando Juan vio las multitudes de cielo alabando a Dios, éstas cantaban “Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder…” (Apocalipsis 4:11). Así que empieza tu devoción diaria alabando y diciéndole: “Señor, estoy aquí porque Tú eres digno de adoración”.

“…LOS GUIARÉ…” (Isaías 42:16 CST)

Otro propósito de la devoción diaria es recibir la orientación de Dios. Si Él no actúa, estás a merced de tus ideas brillantes ¡y eso debería preocuparte! El salmista escribió: “…Hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en Ti pongo mi esperanza todo el día!” (Salmo 25:3-5 CST). A través del profeta Isaías, Dios dijo: “Guiaré a los ciegos por un camino que no conocían, los haré andar por sendas que no habían conocido. Delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré y no los desampararé” (Isaías 42:16). El camino que tomes determinará tu destino, así que antes de decidirte por una dirección, habla con Dios. Y no te sorprendas cuando Él te lleve por un camino “que no habías conocido”. Debes confiar en que Dios sabe lo que hace.

Blaise Pascal afirmó: “Todos los problemas del hombre son la consecuencia de que éste es incapaz de estarse sentado, callado y solo en una habitación”. En el mundo acelerado en que vivimos, debes hacer tiempo para relajarte, reflexionar, evaluar qué sucede a tu alrededor y recibir la dirección de Aquél que conoce el fin desde el principio (Isaías 46:10). Jesús pidió a Sus discípulos que “fueran aparte” para retomar fuerzas físicas y espirituales (Marcos 6:31). La Biblia dice: “…A Sus discípulos se lo explicaba todo en privado” (Marcos 4:34). Hay ciertas cosas que Dios te explicará únicamente cuando hagas un hueco para estar con Él.

“EXAMÍNAME, DIOS, Y CONOCE MI CORAZÓN…” (Salmos 139:23)

Aquí tienes dos motivos importantes para dedicarle un tiempo a Dios a diario:

1) Pasar revista espiritual a tu vida.

David oró: “Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno” (v. 23-24 LBLA). Fíjate en las palabras “inquietudes” y “camino malo”. Éstas son cosas que captas cuando entras en la presencia de Dios. Por ejemplo, ¿estás creciendo en lo espiritual? ¿Estás dejando que se acumulen pecados ocultos? ¿Qué hay de tu actitud? Para poder verte desde el punto de vista de Dios, tienes que confrontar estas preguntas en Su presencia y responderlas con sinceridad.

2) Comprometerte cada día con el Señor.

El autor de Proverbios dijo: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él hará derechas tus veredas” (Proverbios 3:5-6). Comparte tu agenda con Dios, pídele que te guíe en las actividades del día y altéralas como haga falta. Pídele que te ayude a organizar mejor el tiempo para que puedas abarcar más (Salmos 90:12) y a discernir lo que de verdad es importante y lo que no (1 Corintios 10:23). Tendrás que lidiar con dos cosas a diario: los problemas y las oportunidades, pero Dios te dará l a perspectiva y el enfoque adecuados para manejar ambos. Te sorprenderás de lo eficiente que puedes ser cuando pasas tiempo con Él.

“…ME LLENARÁS DE ALEGRÍA EN TU PRESENCIA…” (Salmos 16:11 CST)

Para desarrollar y mantener la intimidad en una relación, debes dedicarle tiempo a la otra persona; no es algo que se logre automáticamente. Hay una razón por la que la Biblia compara tu relación con Cristo con la que existe entre esposo y esposa. Para que un matrimonio sea fuerte, las dos personas deben prestarse mutua atención. Y eso sólo sucede cuando están dispuestos a dejar ciertas cosas a un lado, como el trabajo, las preocupaciones financieras e incluso los hijos. Asimismo, tu vida devocional debería consistir simplemente en disfrutar de la presencia de Dios.

El salmista lo expresó así: “Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón” (Salmos 37:4 CST). “Como el ciervo brama por las corrientes de agua, así clama por ti, Dios, el alma mía” (Salmos 42:1). “¡…Dios mío eres Tú! ¡De madrugada te buscaré! Mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela en tierra seca y árida donde no hay aguas” (Salmos 63:1). Muchos somos infelices porque nunca pasamos tiempo en la presencia de Dios. ¿Conoces al Señor o simplemente sabes cosas de Él? “Conocer a Cristo” era lo primero para Pablo: “…Ahora pienso que no vale la pen a lo que antes consideré de valor… y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo… y que Dios me acepte…” (Filipenses 3:7-9 TLA). ¿Y tú? ¿Has llegado al punto de poder decir eso?

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Tu victoria está asegurada

 

 

Cada vez que enfrentamos una adversidad es como si tuviéramos que pelear contra un gigante que podría llamarse: enfermedad, muerte, separación, deudas, falta de trabajo, adicción, soledad, baja autoestima, etc. Sin importar el nombre que éste tenga, causa en la mayoría de nosotros temor, ansiedad, depresión hasta incluso vergüenza porque sólo nos enfocamos en él, pero no podemos seguir viviendo de esa manera, es momento de mirar al cielo y pedirle a Dios que nos ayude, que nos dé el dominio propio y la fortaleza para vencer esta prueba, tal como lo hizo Jesús cuando estuvo en el huerto de Getsemaní y dijo las siguientes palabras: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Lucas 22:41 (NTV)

Otro ejemplo que tenemos en la Biblia es David, quien sólo siendo un pastor, de estatura mediana y contextura delgada, mató al gigantesco Goliat con cinco piedras y una honda. No fue su destreza la que le permitió obtener la victoria, sino haber puesto su confianza en Dios. Esa es la actitud que debemos tener cada vez que enfrentamos a un gigante, pues la batalla no la ganaremos con nuestras propias fuerzas sino con el poder de Dios.

David le respondió al filisteo: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. 1 Samuel 17:45 (NTV)

Ya no sigas cuestionando a Dios, más bien sigue confiando en Él porque no perdió el control de esta situación sino que una vez más te mostrará su protección y respaldo. Dentro de poco tiempo entenderás que todo esto era necesario para que aprendieras a depender más de Él, a reconocer que lo necesitas en todo momento y que sólo Él tiene el poder para hacer que todas las cosas cooperen para tu bien, según sus propósitos.

Deja de enfocarte en la apariencia de tu problema, enfócate en la grandeza de Dios y recuerda que eres más que vencedor por medio de Aquel que te amó.

 

 

Brisna Bustamante 
CVCLAVOZ