Hebreos 9: 11-12

 

 

 

 

 

La sangre del nuevo pacto

 

 

 

 

11 Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros[j], a través de[k]un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación,12 y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido[l] redención eterna. 13 Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerrarociada sobre los que se han contaminado[m], santifican para la purificación[n] de la carne,14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno[o] se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra[p] conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?15 Y por eso El es el mediador de un nuevo pacto[q], a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto[r], los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16 Porque donde hay un testamento[s], necesario es que ocurra[t] la muerte del testador. 17 Pues un testamento[u] es válido sólo en caso de muerte[v], puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador[w]18 Por tanto, ni aun el primer pacto[x] se inauguró sin sangre. 19 Porque cuando Moisés terminó de promulgar[y] todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, 20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ordeno[z]21 Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio. 22 Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

Promesas – Trabajando para otros

 



Cuando trabaje para otros,
hágalo con el mismo entusiasmo
como si fuese para usted mismo.

Filipenses 2:4

No buscando cada uno sus propios intereses,
sino más bien los intereses de los demás.

Salmos 23:1
El SEÑOR es mi pastor, nada me faltará.

Mateo 6:32
Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas;
que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas.

Romanos 2:4
¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia,
ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?

2 Corintios 9:8
Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros,
a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas,
abundéis para toda buena obra;

Filipenses 4:7
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

NO TE NIEGUES A HACER EL BIEN

 

 

 



Paseando por la ciudad con mi familia, vimos a un grupo de hombres trabajando arduamente en una construcción. 

Cuando pasábamos frente a ellos, vimos salir a uno de los obreros que tambaleaba al caminar. 

Yo supuse que estaba borracho, pero cuando nos acercamos mas para ver que le sucedía, nos dimos cuenta que se estaba ahogando. 

El día estaba muy frío, el joven había estado trabajando todo el día bajo este clima y además se había mojado con agua fría. 

Debido a esto es que los músculos de su cuerpo se habían contraído, y por esta razón no podía respirar.

Me llamó la atención, la insensibilidad de sus compañeros de trabajo que veían como este joven se ahogaba y ellos observaban impávidos como éste se iba muriendo. 

Mi esposo y yo decidimos buscar ayuda para que con urgencia fuera llevado al hospital, de tal manera fue atendido a tiempo y así logró salvar su vida.

Luego de esta experiencia, me quedé reflexionando acerca de lo insensible que podemos llegar a ser, frente a las personas que necesitan de nuestra ayuda.

Al ver alguien necesitado, debiéramos correr en su ayuda, sin pensarlo. 

Dios nos dice en su palabra que debemos ayudar a nuestro prójimo cuando lo necesita.

¡Demos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda. 

Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos ayudar a los que sufren o tienen problemas. 2 Corintios 1:3-4 (TLA)

Si Dios nos ayuda cuando estamos en dificultades, nosotros también debemos ayudar a aquel que lo necesita, no importando su estatus social o lo bueno o malo que sea.

Jesucristo nos enseñó con su ejemplo que debemos ayudar, a Él no le importó que los fariseos lo criticaran por ayudar a un hombre enfermo en el día de reposo. Lucas 14:1-5

Si Jesús nos enseñó que debemos ayudar a aquel que nos pide ayuda, ¿por que nosotros nos negaríamos a hacerlo?

Tal vez digas, no tengo dinero para ayudar a alguien, pero esta no es la única manera de ayudar.

A veces un simple plato de comida, un gesto, una palabra de apoyo, en fin hay mucho que se puede hacer, cuando uno tiene la disposición correcta para hacerlo.

No te niegues hacer el bien a quien lo necesita.

Dios recompensará tu amor desinteresado a tu prójimo.

“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. 

No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle. No intentes mal contra tu prójimo que habita confiado junto a ti”. Proverbios 3:27-29