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Mateo 12:39 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Escribas y fariseos demandan señal

 

 

 

38 Entonces le respondieron algunos de los escribas y fariseos, diciendo: Maestro, queremos ver una señal[s] de parte tuya. 39 Pero respondiendo El, les dijo: Una generación perversa y adúltera demanda señal[t], y ninguna señal[u]se le dará, sino la señal[v] de Jonás el profeta; 40 porque como estuvo Jonas en el vientre del monstruo marino tres dias y tres noches, así estará el Hijo del Hombretres días y tres noches en el corazón de la tierra. 41 Los hombres de Nínive se levantarán con esta generación en el juicio y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y mirad, algo más grande que Jonás está aquí. 42 La Reina del Sur se levantará con esta generación en el juicio y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y mirad, algo más grande que Salomón está aquí. 43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla. 44 Entonces dice: “Volveré a mi casa de donde salí”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45 Va entonces, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – ¡¿QUE HAGO CON MIS PADRES?!

Pasaje clave: Efesios 6:1-3.

 

 

¿Alguna vez te has sentido así?

 

“Muchas veces es difícil obedecerlos, comprenderlos, hablarles, sentirte querida, decirles que tienen razón, amarlos, sentir que te apoyan y que están contigo. Sobre todo cuando te gritan y te disciplinan. Cuando te lastiman con sus palabras, con sus actitudes y con sus indiferencias. Cuando te reprochan cosas o te comparan con otros. Cuando no te entienden y no te escuchan. Cuando no pasan el tiempo necesario contigo. Cuando sufres por sus peleas y te hacen sentir culpable, cuando te dicen que no sirves o cuando no sientes su amor por ti”.

Pero…, a pesar de todo, “no digas: como me hizo así le haré… porque el hijo sabio alegra a su padre; pero el necio es tristeza de su madre” (Prov.10:1).

Ámalos, aunque no te demuestren su amor. Respétalos, aunque no te respeten y valóralos muchísimo porque Dios te los dio.

El Señor también te dice: “Porque el que detiene el castigo a su hijo aborrece, más el que lo ama desde temprano lo corrige” (Prov.13:24). No te enojes cuando te corrijan. Es difícil, pero vale la pena entender que también así te demuestran su amor.

Saber tratar a los padres no es tarea fácil para una adolescente. Estamos hablando de dos generaciones diferentes: la tuya y la de ellos. Gustos diferentes, ideas diferentes, formas diferentes de pensar y hacer las cosas. A ellos les cuesta entender tu estilo de vida actual, así como a ti te cuesta entender el de ellos.

La Biblia tiene buenos consejos para ti y tus padres en Efesios 6:1-4. La Biblia dice que los padres no deberían hacer enojar a sus hijos. Si sientes que tus padres te hacen enojar, toma la iniciativa y habla con ellos. Con frecuencia, los problemas entre adolescentes y adultos son causados por la falta de comunicación, y no tanto por las diferencias de opinión.

Recuerda que Dios te pide honrar y respetar a tus padres aunque no estés de acuerdo con ellos. Ellos tienen el doble de experiencia en la vida de la que tú tienes. Han visto sus propios errores y heridas y quieren ayudarte a evitarlos.

No permitas que un desacuerdo sobre una película, un lugar para pasear o la elección de tus amigos origine una división entre tú y tus padres.

La próxima vez que tengas una discusión con ellos, recuerda que Dios quiere que los honres y obedezcas, no porque “así tiene que ser”, sino porque Dios está pensando en lo que es mejor para ti. Él te proveyó de la orientación de un adulto para que “te vaya bien” (Éx.20:12).

Piénsalo.

¿En qué áreas puedes mostrar más responsabilidad y ganar así la confianza de tus padres?

Si los problemas con tus padres son profundos y “sin solución”, ¿puedes hablar con un pastor o consejero cristiano para que te aconseje qué hacer?

 

 

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

El especialista

 

 

Una historia cuenta que, mirando por la ventanilla del ferrocarril, una niña sintió que había entrado en su ojo una partícula de carbonilla del humo de la máquina.

La madre, desesperada por la queja de la niña, hizo cuanto pudo para librarla de lo que la hacía sufrir, aunque todo resultó inútil.

Un caballero que estaba sentado cerca le ofreció su ayuda, pero la madre no aceptó desconfiando de lo que podría suceder si el desconocido tocaba el ojo de su hija.

Al día siguiente, después de una mala noche y de que la dolencia de la niña se había agravado, la pequeña fue llevada al oculista.

La sorpresa de la madre fue grande cuando vio que el oculista era nada menos que el desconocido del tren.

Lo mismo puede haberte sucedido, mientras ibas en el tren de tu vida, algo entró en tu vida y has estado luchando contra ese intruso sin ningún éxito, lo único que has logrado es irritar más tu herida y te resistes a que otra persona te ayude.

No tienes que pasar una noche mala ni debes esperar a que tu molestia se agrave para recurrir al especialista. Él está sentado junto a ti ofreciéndote su ayuda y no importa si se tratan de molestias físicas, emocionales, psicológicas, económicas, familiares, laborales o de cualquier otra índole, Dios tiene el remedio exacto para todas ellas.

“Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades. Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. Colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se renueva como la del águila!” Salmos 103:3 – 5 (NTV)
Confía en Jesús y permite que cure tus heridas, no necesitas estar sufriendo cuando hay alguien dispuesto a sanarte y liberarte de aquello que te lastima. Él es especialista en imposibles y jamás hará algo para lastimarte, lejos de eso quiere sanar tus heridas, darte vida abundante y bendecirte.

 

 

 

Ana María Frege Issa 
CVCLAVOZ