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Juan 13:4-5 La Biblia de las Américas (LBLA)

Jesús, ejemplo supremo de humildad

 

 

 

12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose[d] a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón[e], porque lo soy.14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis.18 No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; pero espara que se cumpla la Escritura: “El que come mi pan ha levantado contra mi su calcañar.” 19 Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy[f]. 20 En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Niños Perfeccionistas: 10 Características Y 6 Cosas Para Ayudarles
Publicado por: Devocionales en Articulos Cristianos 0

 

 

Demasiado perfecto para ser bueno.


“INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO”. (Proverbios 22:6)
¿Tienes esa clase de hijo que quiere hacerlo todo perfecto? Estos niños sólo están contentos cuando sacan notas sobresalientes en el Colegio. Las desaprobaciones les deprimen. Conducidos por metas autoimpuestas extremadamente exigentes, nunca están satisfechos. Padres, he aquí 10 características que ayudarán a identificar y saber llevar a un niño perfeccionista:

1) En su búsqueda de los resultados perfectos, tal vez trabajen demasiado duro, lo que hace que se les etiquete equivocadamente de niños adictos al trabajo;

2) o quizás no rindan lo suficiente, para así evitar el dolor del fracaso; a ésta clase de niños se les suele calificar incorrectamente de perezosos;

3) es posible que eviten el contacto social para que otros no descubran sus imperfecciones;

4) Cuando “bordan” una tarea, no disfrutan del éxito porque les preocupa fallar en la siguiente;

5) por temor al fracaso, son reacios a probar nuevas cosas;

6) les dan demasiada importancia a sus errores;

7) Dejan las cosas para más tarde, rinden por debajo de sus posibilidades, no acaban sus tareas o abandonan antes de tiempo para eludir la posibilidad de fallar;

8) para evitar la crítica de los demás, hacen cualquier cosa, incluso mentir, racionalizar, excusarse y culpar a otros;

9) a menudo están ansiosos y preocupados, esperando siempre lo peor;

10) Pueden padecer dolores en general, como jaquecas, trastornos estomacales, fatigas, problemas de alimentación, etc.

Los niños no saben de forma instintiva cómo comportarse. Sin tu ayuda, su perfeccionismo puede aumentarse, llegando a dominarlos y mermar su calidad de vida. Padres, habéis sido capacitados y e investidos de poder por Dios para: [instruir] al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él. (Proverbios 22:6). Dios promete: “Si alguno” tiene falta de sabiduría, pídala a Dios” y le será dada. (Santiago 1:5). Díselo a Dios ¡Él sabe todo acerca de cómo ser un buen Padre!.

“INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO”.(Proverbios 22:6)
Las palabras “en su camino”, significan: la forma que más se ajuste a las habilidades y rasgos únicos del niño, así como su personalidad dada por Dios. El perfeccionismo viola esas características, empujando a tu hijo a hacer algo que no haría de otra forma, si no obtuvieran con ello la aprobación de su entorno. Para ayudar a tu hijo a superar eso:

1) convéncele de que tienen gran valor para Dios y para ti, por lo que es él y no por sus logros;

2) ayúdale a entender que es imposible cumplir todas las tareas sin cometer ningún error. Enséñale que cada error es una oportunidad de experimentar, aclarar cuáles son sus valores personales y de aprender a mejorar sus destrezas, su forma de pensar y su toma de decisiones;

3) comparte con él tus propios errores y algunas de las malas decisiones tomadas. Coméntale tus fallos y cómo has crecido y los has superado;

4) explícale que los perfeccionistas “miran con orejeras”, encerrándose en sí mismos y limitando sus opciones a la hora de resolver problemas. Explícale que hay más de una forma de solventar un problema, organizar un proyecto y llevar a cabo las cosas. Preséntale alguna de esas formas alternativas, a fin de que él pueda expandir sus percepciones e introducir una mayor flexibilidad en su vida;

5) Felicítale por el esfuerzo, no sólo por los resultados. Alaba cosas que no tengan que ver con los logros, como la generosidad, la honradez y la bondad;

6) reduce la presión de su medio ambiente. ¿De verdad necesita todos esos cursillos avanzados o participar en toda actividad extracurricular? El perfeccionismo es “demasiado perfecto para ser bueno”. Se presenta pronto en la vida de las personas y es difícil deshacerse de él de forma natural. Al ayudar a tu hijo a reducirlo poco a poco, mejorará su calidad de vida.

 

 

 


UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

El bien que olvidamos

 

 

El pueblo de Israel había llegado al desierto de Parán cuando Dios le habló a Moisés y le dijo que enviara a doce espías a reconocer la tierra de Canaán.

Cuando los hombres volvieron y contaron lo que habían visto la gente quedó maravillada hasta que mencionaron que era un pueblo de gigantes. Bastó la descripción de sus habitantes para que el pueblo de Israel se desanimara, empezara a llorar a gritos y a protestar contra Moisés y Aarón e inmediatamente se les ocurrió que habría sido mejor morir en Egipto.

Este mismo pueblo que ahora murmuraba contra Dios y que proponía elegir un nuevo líder había sido testigo de las 10 plagas que el Señor envió para que pudieran salir de cautiverio, de cómo el mar Rojo se abrió en dos para que ellos pudieran escapar de los egipcios, tenían una nube que los acompañaba de día y una columna de fuego que los guiaba por la noche y hasta habían sido alimentados milagrosamente con codornices y maná, tampoco el agua les había faltado en medio del desierto.

Pero por alguna razón, en ese momento confiaron más en lo que sus ojos vieron que en lo que habían experimentado en toda la travesía desde la salida de Egipto.

Tal vez sea algo en nuestra naturaleza que hace que las circunstancias actuales puedan más que nuestra fe y nuestra experiencia previa.

Muchas veces hemos sido testigos de sanidades, provisiones divinas, vidas cambiadas, familias restauradas, circunstancias adversas que terminan a favor nuestro y aún así, cuando enfrentamos un problema sólo podemos ver eso: el problema.
Dios no condujo al pueblo de Israel hasta Canaán ignorando que existían gigantes, Él sabía perfectamente de su existencia pero les había prometido esa tierra y se las daría, ahora todo estaba en manos del pueblo y en la fe que tuvieran en Dios.
Sólo Caleb y Josué creyeron que podían conquistar esa tierra, que si Dios iba con ellos, los gigantes y las ciudades fortificadas no serían problema alguno y gracias a su fe es que entraron en la tierra Prometida.

¿Qué te ha prometido Dios? ¿Hay gigantes? Bueno, no esperes más y ve a conquistar aquello que es tuyo. Recuerda la hermosa promesa que Dios le hizo a Josué y que también es para ti:
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” Josué 1:5 (RVR1960)

Es bueno detenernos y pensar en el bien que Dios hizo a nuestro favor y darle gracias por ese bien que muchas veces olvidamos. Sólo esfuérzate y sé valiente, los resultados le pertenecen al Señor y todo obra a bien para los que le aman y en Él confían.

Si vas a mirar atrás, que sea solamente para recordar las maravillas que Dios ha hecho en tu vida y agradecerle por su amor y misericordia. Que los milagros de ayer no sean sólo historias ni simples episodios, sino que puedan refrescar nuestra memoria y animarnos a confiar cada día más en Dios.

 

 

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ