Jueces 19:25

 

 

 

 

El levita y su concubina

 

 

 

 

19 En[a] aquellos días, cuando no había rey en Israel, había un levita que residía en la parte más remota de la región montañosa de Efraín, el cual tomó para sí una concubina de Belén de Judá. Pero su concubina cometió adulterio contra él, y ella se fue de su lado, a la casa de su padre en Belén de Judá, y estuvo allí por espacio de cuatro meses. Su marido se levantó y fue tras ella para hablarle cariñosamente[b] y hacerla volver, llevando[c] consigo a su criado y un par de asnos. Y ella lo llevó dentro de la casa de su padre, y cuando el padre de la joven lo vio, se alegró de conocerlo. Y su suegro, el padre de la joven, lo retuvo, y se quedó con él tres días. Y comieron, bebieron y se alojaron allí. Y[d] al cuarto día se levantaron muy de mañana y él se preparó[e] para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: Aliméntate[f] con un bocado de pan y después os podéis ir. Se sentaron, pues, los dos y comieron y bebieron juntos; y el padre de la joven dijo al hombre: Te ruego que te dignes pasar la noche, y que se alegre tu corazón. El hombre se levantó para irse, pero su suegro insistió, de modo que pasó allí la noche otra vez. Y al quinto día se levantó muy de mañana para irse, y el padre de la joven dijo: Aliméntate[g], te ruego, y espera hasta la tarde[h]; y los dos comieron. Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, el padre de la joven, le dijo: He aquí, ya ha declinado el día[i]; te ruego que pases la noche. Mira, el día llega a su fin; pasa la noche aquí para que se alegre tu corazón. Y mañana os levantaréis temprano para vuestro viaje y te irás a tu casa[j].

10 Pero el hombre no quiso pasar la noche, así que se levantó y partió, y fue hasta un lugarfrente a Jebús, es decir, Jerusalén. Y estaban con él un par de asnos aparejados; también con él estaba su concubina. 11 Cuando estaban cerca de Jebús, el día casi había declinado; y el criado dijo a su señor: Te ruego que vengas, nos desviemos, y entremos en esta ciudad de los jebuseos y pasemos la noche en ella. 12 Pero su señor le dijo: No nos desviaremos para entrar en la ciudad de extranjeros que no son de los hijos de Israel, sino que iremos hasta Guibeá. 13 Y dijo a su criado: Ven, acerquémonos a uno de estos lugares; y pasaremos la noche en Guibeá o en Ramá. 14 Así que pasaron de largo y siguieron su camino, y el sol se puso sobre ellos cerca de Guibeá que pertenece a Benjamín. 15 Y se desviaron allí para entrar y alojarse en Guibeá. Cuando entraron, se sentaron[k] en la plaza de la ciudad porque nadie los llevó a su casa para pasar la noche.

16 Entonces, he aquí, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba[l] en Guibeá, pero los hombres del lugar eran benjamitas. 17 Y alzó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad; y el anciano dijo: ¿A dónde vas y de dónde vienes? 18 Y él le dijo: Estamos pasando de Belén de Judá a la parte más remota de la región montañosa de Efraín, pues soy de allí. Fui hasta Belén de Judá, y ahora voy a mi casa[m], pero no hay quien me reciba en su casa. 19 Sin embargo, tenemos[n] paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva[o] y para el joven que está con tu siervo; no nos falta nada. 20 Y el anciano dijo: Paz sea contigo. Permíteme suplir todas tus necesidades; pero no pases la noche en la plaza.21 Y lo llevó a su casa y dio forraje a los asnos; y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.

22 Mientras ellos se alegraban[p], he aquí, los hombres de la ciudad, hombres perversos[q], rodearon la casa; y golpeando la puerta, hablaron al dueño de la casa, al anciano, diciendo: Saca al hombre que entró en tu casa para que tengamos relaciones[r] con él. 23 Entonces el hombre, el dueño de la casa, salió a ellos y les dijo: No, hermanos míos, no os portéis tan vilmente; puesto que este hombre ha entrado en mi casa, no cometáis esta infamia. 24 Aquí está mi hija virgen y la concubina de él. Permitidme que las saque para que abuséis de ellas y hagáis con ellas lo que queráis[s], pero no cometáis semejante infamia contra este hombre. 25 Pero los hombres no quisieron escucharle, así que el levita[t] tomó a su concubina y la trajo a ellos. Y ellos la ultrajaron y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana; entonces la dejaron libre al amanecer. 26 Cuando amanecía[u], la mujer vino y cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su señor hasta que se hizo de día.

27 Al levantarse su señor por la mañana, abrió las puertas de la casa y salió para seguir su camino, y he aquí que su concubina estaba tendida a la entrada de la casa, con sus manos en el umbral. 28 Y él le dijo: Levántate y vámonos; pero ella no respondió[v]. Entonces la recogió, y colocándola sobre el asno, el hombre se levantó y se fue a su casa[w]29 Cuando entró en su casa tomó un cuchillo, y tomando a su concubina, la cortó en doce pedazos, miembro por miembro, y la envió por todo el territorio de Israel. 30 Y[x] todos los que loveían, decían: Nada como esto jamás ha sucedido ni se ha visto desde el día en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta el día de hoy. Consideradlo, tomad consejo y hablad.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

Promesas – El Fin Justifica

 

 



El fin debe justificar los medios.

Proverbios 20:7
El justo anda en su integridad;
¡cuán dichosos son su hijos después de él!

Salmos 26:1
Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado, y en el SEÑOR he confiado sin titubear.

Salmos 37:26
Todo el día es compasivo y presta, y su descendencia es para bendición.

Salmos 112:2
Poderosa en la tierra será su descendencia; la generación de los rectos será bendita.

Proverbios 19:1
Mejor es el pobre que anda en su integridad que el de labios perversos y necio.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

REFLEXION

Fe a prueba – La verdadera Fe
Publicado por Devocionales

 

 

 

 



“AMADOS, NO OS SORPRENDÁIS DEL FUEGO DE LA PRUEBA…” (1 Pedro 4:12)

Vivimos en una generación de “aquí y ahora”; no estamos programados para atrasar la gratificación.

Y eso ha entrado también en las iglesias. 

En lugar de nosotros marcar la pauta para el mundo, ahora el mundo nos marca la pauta a nosotros.

No es correcto manipular las Escrituras y distorsionar la verdad con el fin de inspirar o emocionar a la gente.

Que esté claro: ¡Dios no es Papá Noel o el botones!

¡No está para darte todo lo que quieres, exactamente cuando lo quieres! Por supuesto, el Señor nos prometió bendecirnos abundantemente, pero cuando lo único en que se hace hincapié es en “conseguir”, lo que eso implica es que cuestionas la fe de aquellos que tal vez no tengan tanto como tú, ¡y eso es un error!

Por mucho que nombres, reclames y declares la Palabra de Dios, eso no significa que vayas a escapar de la adversidad.

De todas formas, ¿quién te dijo eso?

¡No fue el Señor!

Su Palabra dice: “…no os sorprendáis del fuego de la prueba…, como si alguna cosa extraña os aconteciera” (1 Pedro 4:12).

¡A nosotros nos gusta “el estilo microondas”, pero Dios prefiere “el adobo”!

Nadie se escapará de la sala del tribunal.

La madurez se produce en el fuego de la aflicción; nunca sabrás lo fuerte que es tu fe hasta que hayas estado ahí.

Además, cuando llegues al cielo y te pongas al lado de todos esos héroes que sacrificaron sus vidas por su fe, ¿cómo te vas a sentir si lo único que tienes para alegar es que alguien te habló con dureza, o que no te tuvieron en cuenta para un puesto en el comité de la iglesia?

El capítulo 11 de Hebreos alaba a hombres y mujeres cuya fe fue probada en el fuego, y a pesar de sus debilidades humanas, Dios rinde homenaje a cada uno de ellos.

Como Job, todos ellos dijeron: “Aunque Él me mate, en Él esperaré…” (Job 13:15). ¿Puedes tú decir lo mismo?