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2 Timoteo 1:15 La Biblia de las Américas

 

 

Fidelidad y dinamismo en el servicio cristiano

 

 

 

Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados[a], de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones[b], deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría. Porque tengo presente[c] la fe sincera[d] que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio[e]. Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios, quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad[f], 10 y que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio, 11 para el cual[g] yo fui constituido predicador[h], apóstol y maestro. 12 Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito[i] hasta[j] aquel día. 13 Retén la norma[k] de las sanas palabras que has oído de mí, en la fe y el amor en Cristo Jesús. 14 Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado[l].

15 Ya sabes esto, que todos los que están en Asia[m] me han vuelto la espalda, entre los cuales están Figelo y Hermógenes. 16 Conceda el Señor misericordia a la casa de Onesíforo, porque muchas veces me dio refrigerio y no se avergonzó de mis cadenas[n], 17 antes bien, cuando estuvo en Roma, me buscó con afán y me halló; 18 que el Señor le conceda hallar misericordia del Señor en aquel día. Además, los servicios que prestó en Efeso, tú lo sabes mejor.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

 

REFLEXION

¿Tienes la conciencia tranquila?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

 

Hay una voz en nuestro interior, un juez interno, que es nuestra conciencia, quien nos permite estar consientes del bien y del mal. Cuando obramos mal, nos acusa, y cuando obramos bien aprueba nuestro actuar.

Es peligroso que la calles

Cada uno tiene la capacidad de escuchar y actuar haciendo caso al juez interno, pero también podemos ignorarlo y callarlo. Lo peligroso de silenciarlo, es que perdernos la sensibilidad ante el pecado y con ello nos perderemos del buen camino.

El Apóstol Pablo advertía a Timoteo lo siguiente:

Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó.

1 Timoteo 1:19 (NTV).

La fe en Cristo y la conciencia limpia, son herramientas que nos permiten hacer frente a la incredulidad y la condenación. Nos permite estar en paz y no extraviarnos.

Mantén tu conciencia tranquila

La Palabra de Dios es la luz que nos permite ver el bien y el mal; al meditar en ella, nuestro juez interno se vuelve más sensible, permitiéndonos estar más cerca de la voluntad de Dios.

Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida.

1 Timoteo 1:5 (RVR 1960)

Confesar nuestros pecados ante Dios para que no seamos acusados, para que la paz esté en nuestro corazón y el remordimiento no nos ataque, nos permite continuar esta carrera con gozo.

Además, la buena conciencia nos libra de los ataques del enemigo y genera en nosotros una conducta correcta, agradable a Dios.

Esforcémonos para andar conforme a nuestra fe, no dando lugar a que se nos acuse por alguna mala acción que hicimos.

Soraida Fuentes

CVCLAVOZ