Salmos 127

 

 

La prosperidad Viene del SEÑOR

 

 

127 Si el SEÑOR no edifica la casa, 
        en vano trabajan los de Me edifican; 
        si el SEÑOR no guarda la ciudad, 
        en vano vela la guardia.

Es en vano Que os levantéis de madrugada, 
        Que os acostéis Tarde, 
        Que comáis el pan de afanosa labor, 
        Pues El da un su amado Aun MIENTRAS duerme.

Él here, don del SEÑOR hijo Los Hijos; 
        y recompensa es el Fruto del vientre.

Como flechas en la mano del guerrero, 
        ASI hijo Los Hijos Tenidos en la juventud.

Bienaventurado el hombre Que de Ellos Tiene Llena do Aljaba, 
        no seran avergonzados 
        CUANDO hablen con suspensión Enemigos en la puerta.

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION



Promesas 



– Ser Padre



Nada de lo que haya hecho en mi vida me da más satisfacción que el ser Padre de mis Hijos.

En ocasiones los sentimientos de ser padre están más allá de las palabras. Y eso está bien.

Feliz Día del Padre

Salmo 127:3
He aquí, herencia de Dios son los hijos;
cosa de estima el fruto del vientre.

Deuteronomio 28:4
Bendito el fruto de tu vientre, el producto de tu suelo, el fruto de tu ganado, el aumento de tus vacas y las crías de tus ovejas.

Génesis 48:4
y me dijo: “He aquí, yo te haré fecundo y te multiplicaré; y haré de ti multitud de pueblos y daré esta tierra a tu descendencia después de ti en posesión perpetua.

Génesis 25:21
Y oró Isaac al SEÑOR en favor de su mujer, porque ella era estéril; y lo escuchó el SEÑOR, y Rebeca su mujer concibió.

Salmo 127:3-5
He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.

Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.

ienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando hablare con los enemigos en la puerta.

Proverbios 13:22
El hombre bueno deja herencia a los hijos de sus hijos, pero la riqueza del pecador está reservada para el justo.

Salmos 37:25
Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.

Proverbios 17:6
Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y la gloria de los hijos son sus padres.

Éxodo 20:12
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

REFLEXION



No Puedo Cruzarme De Brazoz



Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo. 2 Tesalonicenses 3:5

Vivimos en una sociedad que exige tener paciencia, no sólo por la falta de control sobre muchas de las áreas que afectan nuestras vidas, sino porque convivimos a diario con personas muy diferentes a nosotros, quienes tienen ideas, culturas y conceptos que difieren en gran manera a los nuestros. 

Pero como si fuera poco, la paciencia no es sólo algo que exige el diario vivir, sino un resultado que nuestro Dios espera de nosotros. 

Él nos dice que nuestra vida debe mostrar frutos de paciencia. (Gálatas 5:22).

Aunque hemos relacionado paciencia con sentarnos a esperar que el mundo nos pase por delante, mientras la posible solución se aleja más y más, de acuerdo a la palabra de Dios, la paciencia es mucho más que eso y produce resultados muy valiosos. 

Cuando un hombre o una mujer logran ser pacientes, entonces ante los ojos de Dios se convierten en personas perfectas, cabales, sin que les falte cosa alguna (Santiago 1:4). 

La paciencia es sinónimo de entereza y serenidad, antes de causar incertidumbre, produce esperanza y nos permite alcanzar las promesas de Dios (Hebreos 10:36).

La voluntad de Dios es que seamos hombres y mujeres pacientes, no se trata de lo que mucho que logres hacer en tus fuerzas sino de que sepas esperar en las promesas de Dios que se cumplen, aunque tarden, se cumplen, pero en esa tardanza debo ser paciente para no buscar un plan B o caminos más cortos, para confiar de corazón y estar tranquilo.

El paciente sabe con certeza que Dios cuidará de él, de su familia y circunstancias, cualquiera que ellas sean. 

El que confía en Dios con todo su corazón, renuncia a la ansiedad y preocupación, y espera pacientemente la liberación de Jehová en el momento oportuno.

Ten presente que tú paciencia será probada, debes ejercitarte en ella pero nunca olvides que para Dios es más valioso cuando esperamos en Él, que cuando queremos hacer las cosas por Él.

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1.

 

Fuente: Cvc la Voz

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

 



HUMÍLLATE, ANTES DE QUE SEAS HUMILLADO



La altivez, el orgullo y la soberbia, son un pecado en el que fácilmente cualquiera puede caer; y sorprende que muchas veces los que decimos que somos hijos de Dios, somos los que más fácil nos dejamos contaminar por estos horribles sentimientos. 

Lo irónico es que aquellas personas que han sostenido que no creen en Dios y que no lo necesitan, muchas veces son los que más fácil se rinden en su Divina Presencia, se humillan y reconocen delante de Él su incapacidad, su necesidad de Él, reconocen su Omnipresencia.

Es triste decirlo, pero es la verdad; en la iglesia de Cristo a veces nos encontramos con un panorama diferente, personas alabando y proclamando su Santo Nombre, cuando su corazón está lejos de Él por la soberbia y el orgullo de sus corazones.

La palabra dice que Dios se opone a los orgullos y da gracia a los humildes, 1 Pedro 5:5;

Por eso, les invito mis hermanos a que nos humillemos delante del Señor antes de que Él nos humille. 

Dobleguemos nuestra carne, crucifiquemos nuestro orgullo, nuestra altivez y nuestra soberbia; pidámosle a Dios nuestro Padre, discernimiento para que tengamos siempre presente que todo lo que somos, sabemos y tenemos es por su gracia y su misericordia. 

Pidámosle que nos ayude a ser mansos y humildes de corazón, conforme el modelo de Jesucristo, que nos de amor y bondad para los demás, que nunca tengamos un concepto más alto de nosotros mismos del que debemos tener, que siempre estimemos de mayor valor a los demás, en lugar de verlos como menos que nosotros. 

Que no se nos olvide que nuestro Padre nos mira a todos de la misma manera; al rico y al pobre, al bonito y al feo, al limpio y al sucio, al pecador y al justo. 

No somos más que los demás, delante de Dios tenemos la misma oportunidad de recibir su perdón, su amor y su gracia, basta con que nos rindamos a sus pies y reconozcamos su Majestuosidad. Amén.

Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. ¡En aquel día sólo el Señor será exaltado! Un día vendrá el Señor Todopoderoso contra todos los orgullosos y arrogantes, contra todos los altaneros, para humillarlos. La altivez del hombre será abatida, y la arrogancia humana será humillada. En aquel día sólo el Señor será exaltado, y los ídolos desaparecerán por completo. Isaías 2:11-12, 17-18 (NVI).

Aquel que reconoce su orgullo delante de Dios, está empezando a ser humilde; que el Señor derrame su misericordia sobre nosotros y nos dé convicción de pecado antes de que seamos por Él, humillados.
¡El orgullo proviene del padre de la maldad y todo el que es orgulloso, se convierte en su hijo… si somos hijos de Dios, practicamos el amor, la bondad y la humildad; no el orgullo, la altivez y la soberbia!

Autor: Marisela Ocampo Otálvaro