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Joel 2:4 La Biblia de las Américas

El día terrible del Señor

Tocad trompeta en Sión,
y sonad alarma en mi santo monte.
Tiemblen todos los habitantes de la tierra,
porque viene el día del Señor,
porque está cercano;
día de tinieblas y lobreguez,

día nublado y de densa oscuridad.
Como la aurora sobre los montes, se extiende
un pueblo grande y poderoso;
nunca ha habido nada semejante a él,
ni tampoco lo habrá después
por años de muchas generaciones.
Delante de él consume el fuego,
y detrás de él abrasa la llama.
Como el huerto del Edén es la tierra delante de él;
y detrás de él, un desierto desolado,
y de él nada escapa.
Como aspecto de caballos es su aspecto,
y como corceles de guerra, así corren.
Como estrépito[a] de carros
saltan sobre las cumbres de los montes,
como el crepitar de llama de fuego que consume la hojarasca,
como pueblo poderoso dispuesto para la batalla.
Ante él tiemblan los pueblos,
palidecen[b] todos los rostros.
Como valientes corren,
como soldados escalan la muralla;
cada uno marcha por su camino,
y no se desvían de sus sendas.
No se aprietan uno contra otro,
cada cual marcha por su calzada;
y cuando irrumpen[c] por las defensas[d],
no rompen las filas.
Se lanzan sobre la ciudad,
corren por la muralla,
suben a las casas,
entran por las ventanas como ladrones.
10 Ante ellos[e] tiembla la tierra,
se estremecen los cielos,
el sol y la luna se oscurecen,
y las estrellas pierden su resplandor.
11 El Señor da su voz delante de su ejército,
porque es inmenso su campamento,
porque poderoso es el que ejecuta su palabra.
Grande y terrible es en verdad el día del Señor,
¿y quién podrá soportarlo?

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Renuevo » Crecimiento Personal » Levántate y Confía en Dios

La Biblia es la historia de los hombres y mujeres que muchas veces fallaron a Dios. Pero también es la historia de las muchas oportunidades que Dios les da.

Abraham se equivoca y falla, una y otra vez, y aún así Dios no deja de darle lo que Él le había prometido.

Jacob fue obstinado y egoístamente quiere tener bendiciones y es Dios que, vez tras vez, le enseña que la bendición está en poner su confianza en Él.

El pueblo de Israel que por 40 años desconfía, se queja y divaga por el desierto y es Dios que por 40 años les guarda, protege y ama y finalmente les lleva a la tierra que Él les prometió.

Sansón, que muchas veces se aparta de los caminos de Dios, hace su voluntad e incumple sus promesas y con todo, Dios le sigue amando y cumple sus propósitos y sus promesas en él.

David, quien pide ser examinado aún de sus pecados que le son ocultos, pero que horroriza con los que son públicos. Pero aún así Dios ve en el su fe y la intención de su corazón, y le perdona, haciendo de él un ejemplo de integridad.

Los apóstoles, hombres imperfectos que aspirar y anhelan vivir una vida de perfección. Y que sinceramente prometen y vuelven a prometer. Pero Dios les hace testigos de su amor y su poder.

Algo parecido pasa con nosotros. Hacemos promesas sinceras que fallamos una y otra vez, Prometemos y volvemos a prometer. Fallamos y volvemos a fallar. y Dios lo sabe, y no por eso disminuye su amor y su gran misericordia, esperando que volvamos a Él.

Lo que Dios anhela es nuestra determinación de insistir, de proseguir, de obstinadamente volver a prometer y anhelar la vida que Dios espera de los suyos.

Levántate. Inténtalo de nuevo. Vuelve a intentarlo. No te dejes vencer y cree en tu Dios, que es un Dios de nuevas oportunidades.

Y recuerda que lo importante no es quien gana o pierde las batallas sino quien gana la guerra. Y Dios nos ha prometido la victoria. Porque so desea Dios y eso finalmente hará Dios.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA · 

 

 

REFLEXION

No es lo mismo estar en el Faro que en alta mar

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Sobre todo cuando hay tormentas y vientos muy fuertes, hay una gran diferencia entre estar en el Faro y en alta mar.

Pensando en los demás

Un hombre visitaba al guardián de un faro y le preguntó:

¿No está usted asustado cuando ruge la tempestad?

Aquí en el faro nunca pensamos en nosotros mismos, porque sabemos que estamos en perfecta seguridad. Son los que se hallan en alta mar los que están en peligro, y para ellos nos aseguramos bien de tener los reflectores encendidos.

¿Estás en el Faro?

Todos aquellos que confiamos en el Señor, que hemos creído en Él y sus promesas, nos encontramos seguros frente a las adversidades porque Él es nuestro Faro, la roca firme. No es que no vayamos a estar en medio de las tormentas, pero nuestra seguridad radica en permanecer en el Faro.

Si eres de los que está en el Faro, si estás parado en la Roca Firme, es hora de que empieces a ver por aquellos que están en alta mar, debes estar atento y con los reflectores encendidos para poder guiar a aquellos que están siendo azotados por las olas.

Pues el Señor nos dio este mandato cuando dijo: “Yo te he hecho luz para los gentiles, a fin de llevar salvación a los rincones más lejanos de la tierra."

Hechos 13:47 (NTV)

En alta mar

Todos alguna vez hemos estado en medio de las tormentas de la vida y cuánto alivio hemos sentido cuando alguien nos ayudó usando los reflectores del Faro para que no nos estrelláramos contra las rocas y llegáramos a salvo a tierra firme.

Si conoces personas que están luchando desesperadamente contra una tormenta y se encuentran solas en alta mar, alúmbralas, ten tu lámpara encendida para que puedas ayudarlas a salvarse.

Ana María Frege Issa

CVCLAVOZ