http://unencuentroconlapalabra1.jimdo.com/

http://unencuentroconlapalbra.blogspot.com.co/

https://www.facebook.com/unencuentroconlapalbra

http://www.amigosporisrael.org/

 

Lucas 12:22-32 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Advertencia contra la ansiedad

22 Y dijo a sus discípulos: Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida[k], qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. 23 Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; no tienen bodega ni granero, y sin embargo, Dios los alimenta; ¡cuánto más valéis vosotros que las aves! 25 ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora[l] al curso de su vida[m]? 26 Si vosotros, pues, no podéis hacer algo tan pequeño, ¿por qué os preocupáis por lo demás? 27 Considerad los lirios, cómo crecen[n]; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos. 28 Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe! 29 Vosotros, pues, no busquéis qué habéis de comer, ni qué habéis de beber, y no estéis preocupados. 30 Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas.31 Mas buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas. 32 No temas, rebaño pequeño, porque vuestro Padre ha decidido[o] daros el reino.33 Vended vuestras posesiones y dad limosnas; haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún ladrón ni la polilla destruye. 34 Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA (Mateo 6:34)
Publicado por: Cristianos en Devocional Diario 0


(Mateo 6:34) NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA
¿Cómo Vencer La Preocupación?

La mayoría de las cosas por las que nos angustiamos, nunca llegan a suceder, o acaban siendo mejores de lo que pensábamos.

La preocupación, al igual que la fe, es una fuerza espiritual. Y actúa como un imán que atrae precisamente todas las cosas que tememos, nubla nuestra percepción de las cosas y distorsiona nuestra perspectiva. Dios nunca quiso que lleváramos las cargas de mañana junto con las de hoy.

Consideremos, entonces, tres pasos que te ayudarán a vencer la preocupación:

1) Sustitúyela.
El decir a alguien que no se preocupe no funciona. La preocupación es como un bloqueo emocional; la única forma de desbloquearlo es sustituyéndolo por algo. “…Todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre… en esto pensad” (Filipenses 4:8). En otras palabras, ¡cambia de canal!

2) Analízala detalladamente.
“…El temor lleva en sí castigo…” (1 Juan 4:18). La preocupación es una forma de tormento y castigo; tu imaginación se desborda vislumbrando toda clase de situaciones amenazadoras. Y también es ilógica; cuando razonas las cosas de modo sistemático, éstas pierden el poder que ejercen sobre ti.

3) Elévate por encima de ella.
Un conocido pastor estaba volando cierto día por encima del río Mississippi cuando el cielo se oscureció. ‘No veo por donde vamos’ exclamó. El piloto replicó con calma: ‘Lo único que tenemos que hacer es elevarnos por encima del aire caliente desprendido del suelo, del polvo y del humo. Después de ascender unos 350 metros, se encontraron en un mundo hermoso y sin nubes.

Corrie Ten Boom decía que la fe era “el radar que traspasa la niebla.’ Cuando la angustia y la preocupación quieran ofuscarte, puedes elevarte sobre ellas poniendo tu confianza en el Señor.
No te olvides: “…Los que esperan en el Señor… levantarán alas como las águilas…” (Isaías 40:31).

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Dispuestos.

El Imperio Romano fue conocido por su poder, riqueza, arquitectura, política y organización social, pero sobre todo por el basto ejército que tenía.

En ese entonces sólo ciudadanos con buena salud podían ser soldados. Además portar un uniforme constituía una atractiva oportunidad de fama, botín y gloria a costa de hacer un sencillo juramento: Dar la vida por el estado y por el emperador.

Como los requisitos eran mínimos cualquiera se presentaba en los puestos de reclutamiento. Se dice que normalmente enrolaban cuatro legiones al año, cada una compuesta por al menos seis mil hombres, después habían otras sub divisiones para conservar el orden y mantener una jerarquía.

Al ingresar todos eran simples soldados, pero dependiendo de sus habilidades y destrezas podían subir de rango, de hecho los más exitosos y veteranos eran nombrados Pretorianos (grupo de guardias exclusivos del emperador). Además el estado Romano tenía las puertas abiertas para todos los que querían integrar su ejército.

Estas son algunas de las principales razones por las que muchos ofrecían libremente sus servicios.

Dios también hace un llamado para quienes quieran servir dentro de su reino.

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.” Isaías 6:8 Versión Reina-Valera 1960

Dios sigue ejerciendo autoridad absoluta sobre todo lo que ocurre en el planeta. Si bien Él podría impulsar Su obra de Salvación por sí sólo, ha decidido que quiere trabajar junto a su iglesia. Sin embargo aun así nadie está totalmente obligado a ser un obrero y servir.

Muchos versículos en la Biblia hablan de la necesidad de tener un corazón dispuesto, pero a diferencia de los hombres que se ofrecían para pertenecer al ejército Romano, el llamamiento de Dios nunca prometió la posibilidad de tener fama, riqueza y gloria, tampoco tiene un esquema de posiciones en el que uno debe trepar para ser jefe, más bien el que quiere ser grande debe hacerse siervo del resto.

Hoy en día existen muchos soldados al servicio de Dios diseminados por todo el mundo y que trabajan arduamente sin la necesidad de reflectores o plataformas, ellos no buscan posiciones o riqueza, no quieren ser los primeros en un mundo de estratos sociales y niveles económicos. Su intención es servir de la misma manera que lo hizo Jesús, con amor y con sencillez de corazón.

Ese llamamiento comienza con una pregunta: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Y la única respuesta correcta es: “Heme aquí, envíame a mí.”

 

 

Héctor Colque
CVCLAVOZ