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Deuteronomio 32:14 La Biblia de las Américas (LBLA)

Cántico de Moisés

 

32 Prestad atención, oh cielos, y dejadme hablar;
y escuche la tierra las palabras de mi boca.
Caiga como la lluvia mi enseñanza,
y destile como el rocío mi discurso,
como llovizna sobre el verde prado
y como aguacero sobre la hierba.
Porque yo proclamo el nombre del Señor;
atribuid grandeza a nuestro Dios.
¡La Roca! Su obra es perfecta,
porque todos sus caminos son justos[a];
Dios de fidelidad y sin injusticia,
justo y recto es El.
En forma corrompida se han[b] portado con El.
No son sus hijos, debido a los defectos de ellos;
son una generación perversa y torcida.
¿Así pagáis al Señor,
oh pueblo insensato e ignorante?
¿No es El tu padre que te compró?
El te hizo y te estableció.
Acuérdate de los días de antaño;
considera los años de todas las generaciones.
Pregunta a tu padre, y él te lo hará saber;
a tus ancianos, y ellos te lo dirán.
Cuando el Altísimo dio a las naciones su herencia,
cuando separó los hijos del hombre[c],
fijó los límites de los pueblos
según el número de los hijos de Israel.
Pues la porción del Señor es su pueblo;
Jacob es la parte de su heredad.
10 Lo encontró en tierra desierta,
en la horrenda[d] soledad de un desierto;
lo rodeó, cuidó de él,
lo guardó como a la niña de sus ojos.
11 Como un águila que despierta su nidada,
que revolotea sobre sus polluelos,
extendió sus alas y los tomó,
los llevó sobre su plumaje.
12 El Señor solo lo guió,
y con él no hubo dios extranjero.
13 Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra,
y comió el producto del campo;
le hizo gustar[e] miel de la peña,
y aceite del[f] pedernal,
14 cuajada de vacas y leche de ovejas,
con grosura de corderos,
y carneros de raza de Basán y machos cabríos,
con lo mejor del trigo;
y de la sangre de uvas bebiste vino.

15 Pero Jesurún[g] engordó y dio coces
(has engordado, estás cebado y rollizo);
entonces abandonó a Dios que lo hizo,
y menospreció a la Roca de su salvación.
16 Le provocaron a celos con dioses extraños,
con abominaciones le provocaron a ira.
17 Ofrecieron sacrificios a demonios, no a Dios,
a dioses que no habían conocido,
dioses nuevos que vinieron recientemente,
a los que vuestros padres no temieron.
18 Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.

19 Y el Señor vio esto, y se llenó de ira[h]
a causa de la provocación de sus hijos y de sus hijas.
20 Entonces El dijo: “Esconderé de ellos mi rostro,
veré cuál será su fin;
porque son una generación perversa,
hijos en los cuales no hay fidelidad.
21 “Ellos me han provocado a celo con lo que no es Dios;
me han irritado con sus ídolos[i].
Yo, pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo;
los irritaré con una nación insensata,
22 porque fuego se ha encendido en mi ira,
que quema hasta las profundidades del Seol[j],
consume la tierra con su fruto,
e incendia los fundamentos de los montes.

23 “Amontonaré calamidades sobre ellos,
emplearé en ellos mis saetas.
24 “Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga[k]
y destrucción amarga;
dientes de fieras enviaré sobre ellos,
con veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.
25 “Afuera traerá duelo la espada,
y dentro el terror,
tanto al joven como a la virgen,
al niño de pecho como al hombre encanecido.
26 “Yo hubiera dicho: ‘Los haré pedazos,
borraré la memoria de ellos de entre los hombres’,
27 si no hubiera temido la provocación del enemigo,
no sea que entendieran mal sus adversarios,
no sea que dijeran: ‘Nuestra mano ha triunfado[l],
y no es el Señor el que ha hecho todo esto.’”

28 Porque son una nación privada[m] de consejo,
y no hay en ellos inteligencia.
29 Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto,
que discernieran su futuro[n].
30 ¿Cómo es que uno puede perseguir a mil,
y dos hacer huir a diez mil,
si su Roca no los hubiera vendido,
y el Señor no los hubiera entregado?
31 En verdad, su roca no es como nuestra Roca;
aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan[o].
32 Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma
y de los campos de Gomorra;
sus uvas son uvas venenosas,
sus racimos, amargos.
33 Su vino es veneno de serpientes,
y ponzoña mortal[p] de cobras.

34 “¿No tengo yo esto guardado conmigo,
sellado en mis tesoros?
35 “Mía es la venganza y la retribución;
a su tiempo el pie de ellos resbalará,
porque el día de su calamidad está cerca,
ya se apresura lo que les está preparado.”
36 Porque el Señor vindicará a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos,
cuando vea que su fuerza[q] se ha ido,
y que nadie queda, ni siervo ni libre.
37 Dirá El entonces: “¿Dónde están sus dioses,
la roca en que buscaban refugio,
38 los que comían la grosura de sus sacrificios,
y bebían el vino de su libación?
¡Que se levanten y os ayuden!
¡Que sean ellos vuestro refugio!
39 “Ved ahora que yo, yo soy el Señor[r],
y fuera de mí no hay dios.
Yo hago morir y hago vivir.
Yo hiero y yo sano,
y no hay quien pueda librar de mi mano.
40 “Ciertamente, alzo a los cielos mi mano,
y digo: Como que vivo yo para siempre,
41 cuando afile mi espada flameante[s]
y mi mano empuñe la justicia,
me vengaré de mis adversarios
y daré el pago a los que me aborrecen.
42 “Embriagaré mis saetas con sangre,
y mi espada se hartará de carne,
de sangre de muertos y cautivos,
de los jefes[t] de larga cabellera del enemigo.”
43 Regocijaos, naciones, con su pueblo,
porque El vengará la sangre de sus siervos;
traerá venganza sobre sus adversarios,
y hará expiación por su tierra y su pueblo.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Cásense, Pues Mejor es Casarse que Estarse Quemando. 1 Corintios 7:9
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Matrimonio Cristiano 0


1 Corintios 7:9 pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

Según nuestros programas de televisión populares que imitan nuestra cultura, el matrimonio está muerto y el vivir juntos es aceptable a los ojos de Dios. Sin embargo, la Biblia permanece firme por generaciones de hombres y mujeres que intentan negar las verdades de Dios. El matrimonio es bueno y aceptable de acuerdo a Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.

Si pensamos que escaparemos del juicio de Dios por inmoralidad sexual, nos engañamos a nosotros mismos. Como creyentes en el Señor Jesucristo, somos llamados a la pureza y santidad en nuestras relaciones. Vivir juntos sin estar casados parece práctico y aceptable dado el dramático aumento de matrimonios que terminan en divorcio. Nosotros, debemos tener cuidado de no llamar “bueno” a lo que Dios llama “malo”.

1 Corintios 7:9 pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

Una vez que nos hemos involucrado en una relación sexual con otra persona, es muy difícil salir debido a los lazos emocionales. Nuestros corazones pueden convencernos de nuestro pecado; más, somos forzados por nuestra pasión y emociones a permanecer en una relación impía. Además, a veces la convivencia parece práctica para el compañerismo y la planificación financiera.

Nosotros como creyentes tenemos el Espíritu de Dios, el nos da poder para vivir vidas de justicia y obediencia al mandamiento de Dios sobre el sexo en el contexto del matrimonio. Es mejor casarse que vivir en convicción de nuestro pecado. Dios les concederá a aquellos que obedecen Su palabra y se casan, la paciencia para permanecer juntos en santo matrimonio.

Oración:
Amado Señor, me arrepiento de mi inmoralidad sexual y busco Tu perdón, Señor límpiame con la sangre de Cristo. Dame la sabiduría y la fuerza para casarnos en vez de vivir juntos en pecado. En el nombre de Jesús, amén.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Gigantes… ¡¡apártense!!

Los gigantes siguen andando sueltos. Los vemos día a día en nuestras vidas.

Muchas veces los hemos enfrentado y nos deshicimos de ellos, otras simplemente nos dimos por vencidos con tan sólo verlos y les permitimos quedarse en nuestras vidas, incluyéndolos en todas nuestras actividades.

Tus gigantes pueden ser traumas, recuerdos, frustraciones, problemas de salud, problemas familiares o económicos… no importa de qué tipo sean, en algún momento nos atemorizamos cuando los vimos y decidimos ser indiferentes con ellos o tratar de crear buenas relaciones para que la convivencia sea más amena, descartando la posibilidad de sacarlos de nuestras vidas porque los vimos muy grandes para nosotros.

El pueblo de Israel había visto milagro tras milagro desde su salida de Egipto. En Números 13 Dios le pide a Moisés que mande 12 espías a reconocer la tierra de Canaán. Cuando volvieron de su misión, 10 de los 12 espías dijeron que era imposible conquistar la tierra por los gigantes que la habitaban.

El pueblo, al escuchar el relato de lo que habían encontrado, se desanimó y se rebeló contra Dios. A causa de esto, Él decidió que los únicos que entrarían a la tierra prometida serían Caleb y Josué, los dos espías que no se desalentaron al ver a los gigantes sino que creyeron que Dios los entregaría en sus manos y les daría la tierra que les prometió. Los demás murieron en el desierto.

Muchas veces hacemos lo mismo. Vemos la mano poderosa y misericordiosa de Dios en muchas áreas de nuestras vidas pero a nuestros gigantes los tenemos bien instalados con nosotros y es tanto así que ya nos hemos acostumbrado a tenerlos cerca y no nos molestan, tristemente se han hecho parte de nuestras vidas.

Piensa bien cuáles son esos gigantes que están en tu vida y que no se los has entregado a Dios. No vaya a ser que por comodidad, por no hacerle frente a tu gigante, estés perdiendo la tierra que Dios te ha prometido.

No le creas a la gente que, como los 10 espías, te dice que no se puede, que es imposible. No veas la dificultas ni le creas a las circunstancias; créele a Dios y Él hará.

No pierdas tu bendición por un gigante. No mueras en el desierto cuando ya estás a las puertas de la tierra que Dios te ha prometido, entra en ella y disfruta de las bendiciones que el Padre tiene para tu vida.

Esfuérzate y sé valiente. Recuerda que Dios pelea por nosotros.

“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31 (RVR1960)

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ