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Job 38:10-11 La Biblia de las Américas (LBLA)

Dios convence a Job de su ignorancia

 

 

 

38 Entonces el Señor respondió a Job desde el torbellino y dijo:

¿Quién es éste que oscurece el consejo
con palabras sin conocimiento?
Ciñe ahora tus lomos como un hombre,
y yo te preguntaré, y tú me instruirás.
¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra?
Dímelo, si tienes[a] inteligencia.
¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes,
¿o quién extendió sobre ella cordel?
¿Sobre qué se asientan sus basas,
o quién puso su piedra angular
cuando cantaban juntas las estrellas del alba,
y todos los hijos de Dios gritaban de gozo?

¿O quién encerró con puertas el mar,
cuando, irrumpiendo, se salió de su seno;
cuando hice de una nube su vestidura,
y de espesa oscuridad sus pañales;
10 cuando sobre él establecí límites[b],
puse puertas y cerrojos,
11 y dije: “Hasta aquí llegarás, pero no más allá;
aquí se detendrá el orgullo de tus olas”?

12 ¿Alguna vez en tu vida[c] has mandado a la mañana,
y hecho conocer al alba su lugar,
13 para que ella eche mano a los confines de la tierra,
y de ella sean sacudidos los impíos?
14 Ella cambia como barro bajo el sello;
y como con vestidura se presenta[d].
15 Mas se quita la luz a los impíos,
y se quiebra el brazo levantado.

16 ¿Has entrado hasta las fuentes del mar,
o andado en las profundidades[e] del abismo?
17 ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte,
o has visto las puertas de la densa oscuridad?
18 ¿Has comprendido la extensión[f] de la tierra?
Dímelo, si tú sabes todo esto.

19 ¿Dónde está el camino a la morada de la luz?
Y la oscuridad, ¿dónde está su lugar,
20 para que la lleves a su territorio,
y para que disciernas los senderos de su casa?
21 ¡Tú lo sabes, porque entonces ya habías nacido,
y grande es el número de tus días!
22 ¿Has entrado en los depósitos de la nieve,
o has visto los depósitos del granizo,
23 que he reservado para el tiempo de angustia,
para el día de guerra y de batalla?
24 ¿Dónde está el camino en que se divide la luz,
o el viento solano esparcido sobre la tierra?

25 ¿Quién ha abierto un canal para el turbión,
o un camino para el rayo,
26 para traer lluvia sobre tierra despoblada[g],
sobre un desierto sin hombre alguno,
27 para saciar la tierra desierta y desolada,
y hacer brotar las semillas[h] de la hierba?
28 ¿Tiene padre la lluvia?
¿Quién ha engendrado las gotas de rocío?
29 ¿Del vientre de quién ha salido el hielo?
Y la escarcha del cielo, ¿quién la ha dado a luz?
30 El agua se endurece[i] como la piedra,
y aprisionada está la superficie del abismo.

31 ¿Puedes tú atar las cadenas de las Pléyades,
o desatar las cuerdas de Orión?
32 ¿Haces aparecer una constelación[j] a su tiempo,
y conduces la Osa con sus hijos?
33 ¿Conoces tú las ordenanzas de los cielos,
o fijas su dominio en la tierra?

34 ¿Puedes levantar tu voz a las nubes,
para que abundancia de agua te cubra?
35 ¿Envías los relámpagos para que vayan
y te digan: “Aquí estamos?”
36 ¿Quién ha puesto sabiduría en lo más íntimo del ser,
o ha dado a la mente[k] inteligencia?
37 ¿Quién puede contar las nubes con sabiduría,
o inclinar los odres de los cielos,
38 cuando el polvo en masa se endurece,
y los terrones se pegan entre sí?

39 ¿Puedes cazar la presa para la leona,
o saciar el apetito de los leoncillos,
40 cuando se agachan en sus madrigueras,
o están al acecho en sus guaridas?
41 ¿Quién prepara para el cuervo su alimento,
cuando sus crías claman a Dios,
y vagan sin comida?

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

El Llamado de Dios Y La Biblia. ¿Cuando Dios Te Llama?
Posted by: Devocionales in Los Cristianos 0

 

 

“…[DEDICAOS] TOTALMENTE A TRABAJAR PARA EL SEÑOR…” (1 Corintios 15:58 PDT)

La carrera es algo que eliges; el llamado es algo que recibes. La carrera es algo que haces por ti; el llamado es algo que haces por Dios. La carrera promete posición, dinero, y poder; el llamado por lo general promete dificultades, sufrimiento y la oportunidad de ser usado por Dios. La carrera suele acabar con la jubilación y un montón de posesiones; el llamado no acaba hasta que te mueras. La carrera puede ser interrumpida por acontecimientos inesperados pero Dios te ayuda a cumplir el llamado aún en las circunstancias más difíciles. Para algunas personas de la Biblia obedecer el llamado de Dios significó vivir como esclavos, ser capturados y enviados al exilio, y hasta ser sacrificados. La trayectoria de sus carreras no fue muy prometedora, y sin embargo cumplieron su llamado de manera extraordinaria.

Chuck Colson tuvo una de las carreras más prominentes de los Estados Unidos. Gozó del privilegio de tener acceso al poder y a la influencia de la Casa Blanca bajo la presidencia de Nixon, y sin embargo acabó en la cárcel. Su carrera concluyó ahí, pero su llamado no hizo más que comenzar. Su misión consistió en alcanzar a otros como él. Colson reflexiona posteriormente: “El verdadero legado de mi vida fue mi mayor fracaso: ser un expresidiario. Mi gran humillación —la condena a cárcel— fue el principio del uso extraordinario que Dios hizo de mi vida; Él tomó esa experiencia de la que no me podía gloriar y la usó para Su gloria”. En la providencia de Dios, el final de tu carrera puede ser el principio de Su llamado. Por lo tanto, sea lo que sea que Dios te haya encomendado, la Biblia exhorta: “…[Dedicaos] totalmente a trabajar para el Señor, bien [sabéis] que [vuestro] trabajo no es en vano” (1 Corintios 15:58 PDT)

“DIOS TRABAJA DE MANERAS DIFERENTES…” (1 Corintios 12:6 NTV)

Los alfareros experimentados saben que cuando presionan la arcilla esta tiende a subir, lo que les da una indicación de lo que pueden y no pueden hacer con la pieza. Los inexpertos a menudo carecen de ese discernimiento —y el resultado final lo demuestra—. Cuando no respetas la materia prima la realidad se convierte en tu enemigo. La palabra “vocación” se deriva de un vocablo latino que significa “voz”. Descubrir tu llamado implica escuchar con atención. Si cierras tus oídos y prosigues algo para lo que no eres llamado ni estás capacitado acabarás viviendo con una ansiedad que te susurra: ‘Estás intentando hacer algo que Dios no te pidió’. La valentía de reconocer lo que no eres te traerá gran libertad; el hacer caso omiso de ello te aprisionará. Parker Palmer escribe: “No puedes elegir tu llamado; tienes que dejar que tu vida hable por sí sola”

Tal vez fuiste creado para aprender, y al hacerlo otros se benefician. Si es así, te gustará leer, reflexionar, escribir y enseñar. Sin embargo si estás convencido (o dejas que otros te convenzan) de que debes triunfar en los negocios para que tu vida cuente, estarás nadando a contracorriente de lo que marcan tus inclinaciones. Aprende a dirigir al caballo en la dirección en la que quiere ir. El filósofo Mortimer Adler afirma que las mentes más brillantes han sido llamadas a sentarse a la mesa de lo que él denomina “la gran conversación de la raza humana”. ¿Sabes una cosa? El 99% de nosotros nunca estará sentado a esa mesa. Sin embargo todos podemos anhelar el elogio del Señor cuando nos diga las palabras “…bien hecho, mi buen siervo fiel…” (Mateo 25:21 NTV) que Dios promete a aquellos que escuchan su llamado, lo aceptan y dedican la vida a cumplirlo.

“EL SEÑOR … LLAMÓ POR TERCERA VEZ A SAMUEL…” (1 Samuel 3:8)

No llegamos a este mundo con el llamado definido y los dones desarrollados. Discernir el llamado de Dios requiere por lo general varias intentonas y algunos fracasos. Él llamó a Samuel cuatro veces antes de que el joven reconociera la voz divina. Antes de caminar sobre las aguas Pedro dijo: “…—Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y [Jesús] dijo: —Ven…” (Mateo 14:28-29). Puedes aprender algo de esto. Tú no tienes la capacidad de andar sobre el agua; Jesús te la da. El fin de tu llamado no es tener poder a tu disposición y usarlo cuando quieras para hacer lo que te plazca. Antes de decidir salir del barco tienes que estar seguro de tu vocación personal, y convencido de que es Jesús quien te llama.

Dios busca en las personas mucho más que impulsividad. A veces tomamos decisiones temerarias en el ámbito de las relaciones, las finanzas o el trabajo y luego las disfrazamos con una capa de espiritualidad. En muchos libros de superación personal se valora el riesgo como algo positivo; pero como cristiano, los riesgos que aceptes tienen que ser una respuesta directa a lo que Dios te indique. Si eres de esos a quienes les gustan las emociones fuertes tal vez esta sea un área problemática. El aburrimiento te puede hacer vulnerable e incitarte a resolver tu problema tomando decisiones precipitadas que no están en consonancia con la voluntad de Dios. Existe una línea divisoria muy sutil entre “No debes temer” y “No debe ser estúpido” y a veces confundimos los dos conceptos. Saber cuándo salir del barco y arriesgarse no solamente demanda coraje, también requiere sabiduría para plantear las preguntas adecuadas, discernimiento para reconocer la voz del Maestro y paciencia para esperar hasta que Él diga “Ven”.
“…LO QUE AHORA SUFRIMOS NO ES NADA COMPARADO CON LA GLORIA QUE ÉL NOS REVELARÁ MÁS ADELANTE” (Romanos 8:18 NTV)

A veces vemos el llamado de Dios en nuestra vida de color de rosa. Pero oír Su llamado no es lo mismo que conseguir el trabajo de tus sueños. Cuando Dios llamó a Jeremías a predicar a un pueblo que no quería escuchar, este lloró tanto que se ha ganado el apodo de “el profeta llorón”. Nuestra primera reacción a una tarea encomendada por Dios es generalmente de temor. Henry Blackaby escribe: “Algunas personas dicen ‘Dios nunca me va pedir hacer algo que no pueda cumplir’. Con los años he llegado a la conclusión de que si la tarea que siento que Dios me está encomendando es algo que puedo manejar solo, probablemente no venga de Él. Las misiones que el Señor encarga en la Biblia son siempre tareas gigantescas, a la medida de Dios, y están muy fuera del alcance de lo que los humanos pueden hacer solos, porque Él quiere demostrar Su naturaleza, Su fortaleza … Su bondad … a un mundo que nos está observando”.

Aceptar el llamado de Dios significa a menudo esforzarse y dedicarle muchas más horas de las que desearías. Y no siempre recibes la recompensa y el reconocimiento que habrías esperado. Algunos no estarán de acuerdo con lo que haces y tratarán de estorbarte. También requerirá cometer algunos errores, tener falsos comienzos y aprender de ellos. El talento natural por sí solo no es suficiente para cumplir tu llamado. Para llevar a cabo lo que Dios pide de ti necesitarás ideas, fuerzas y creatividad por encima de tus propios recursos. Pablo dice: “…Somos colaboradores de Dios…” (1 Corintios 3:9), porque para tener éxito tienes que hacer las cosas junto con Él. No solamente te llamaba a trabajar para Él; te llama a que trabajes con Él.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Demostrar amor.

 

 

Amanda es una mujer que tiene problemas con un compañero de trabajo que es desordenado, mal educado, usa constantemente palabras soeces, hace bromas pesadas y es por demás entrometido. Todas esas actitudes lo han convertido en un sujeto irritante. Ella piensa que la solución es que él cambie para mejorar la convivencia en su trabajo.

A unos kilómetros de distancia vive Ricardo, un joven de 24 años que no termina de comprender el comportamiento de su hermano menor de 15. Además de imitarlo en su forma de vestir y de ser, de vez en cuando toma ropa que no le pertenece, agarra sin permiso algunos objetos de su habitación y los devuelve rotos, usa sus pertenencias sin ningún cuidado y en más de una ocasión, lo ha metido en problemas con sus padres.

Eliana, vecina de Ricardo, empezó a asistir a la iglesia pero su esposo no quiere saber nada de eso. Él llama a los creyentes fanáticos y no deja de insultarlos. Estando en casa, ocasionalmente muestra ciertas actitudes egocéntricas, grita demasiado y reniega cuando algo no sale como él quería. No es que sea un mal esposo, pero pareciera que desde que ella empezó a ir a la iglesia, él se ha vuelto un poco más torpe e insoportable.

El común denominador entre Amanda, Ricardo y Eliana es que creen en Dios y en su Poder, pero cometen un error: Durante sus tiempos de oración piden que esa persona de carácter difícil cambie.

Esa parece una oración egoísta. ¿Realmente está bien creer que alguien debe cambiar sólo porque tiene actitudes que resultan difíciles de tratar?

Es verdad que en la vida cotidiana uno puede encontrarse con muchas personas difíciles de tratar, pero forzarlos a modificar su comportamiento y rechazarlos si no lo logran, no parece una opción. Proverbios 14:21 dice: “Peca el que menosprecia a su prójimo…” Versión Reina-Valera 1960
Recordemos que al estar perdidos en el pecado estábamos destituidos de la Gloria de Dios, pero aun así Jesús nos amó tanto que entregó su vida para salvarnos y nosotros, sabiendo de su sacrificio, lo rechazamos varias veces antes de aceptarlo por completo. Pero Jesús nunca se detuvo, Él nos trajo al conocimiento de su reino con lazos de amor. Oseas 11:4.

Filipenses 2:5 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.” Versión Reina-Valera 1960
Dios no nos pide que cambiemos a las personas, nos pide que las amemos. Quizás ellos ya saben que tienen esas actitudes y nuestro rechazo sólo termina empeorándolo todo.

Cambia tu forma de orar, pide que Dios derrame sabiduría sobre ti para mejorar tus relaciones con la gente que te rodea y también pide que te brinde más de Su Amor, para amar a aquel que tanto lo necesita.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Marcos 12:31 Versión Reina-Valera 1960

 

 

 

 

Héctor Colque
CVCLAVOZ