1 Corintios 11:23-28 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

La Cena del Señor                                

 

 

 

17 Pero al daros estas instrucciones, no os alabo, porque no os congregáis para lo bueno[f], sino para lo malo[g]18 Pues, en primer lugar, oigo que cuando os reunís como iglesia[h] hay divisiones[i] entre vosotros; y en parte lo creo.19 Porque es necesario que entre vosotros haya bandos, a fin de que se manifiesten entre vosotros los que son aprobados. 20 Por tanto, cuando os reunís, esto ya no es comer la cena del Señor, 21 porque al comer, cada uno toma primero su propia cena; y uno pasa hambre y otro se embriaga. 22 ¿Qué? ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que nada tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabaré. 23 Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado[j]: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, 24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es[k] para vosotros; haced esto en memoria de mí. 25 De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí. 26 Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga. 27 De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, examínese cada uno[l] a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa.29 Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. 30 Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen[m]31 Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. 32 Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo. 33 Así que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros. 34 Si alguno tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Los demás asuntos los arreglaré cuando vaya.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

 

Jovenes Cristianos – PORTATE BIEN, NENE

Pasaje clave: Deuteronomio 21:18 al 21.

 

 

 

Cuando te mandas alguna macana fuerte lo más probables es que tus padres te den una disciplina fuerte. ¡Y está muy bien que lo hagan! Al hacerlo demuestran interés por tu vida.

Por supuesto, seria totalmente errado de parte de ellos disciplinarte con “palizas”, “gritos e insultos”. Ya no estas en edad como para que tus padres te estén pegando. Y si lo siguen haciendo tienes que decírselos porque lo único que consiguen es llenarte de más bronca.

Pero está muy bien que recibas algún tipo de disciplina si actuaste irresponsablemente, si les mentiste, si te comportaste como un maleducado o fuiste rebelde. Sin embargo, peores eran las consecuencias para los hijos rebeldes en el pueblo de Israel.

Mira lo que hacían con el hijo “contumaz” (terco, porfiado) y “rebelde” (21:18 al 21).

Ese hijo no tuvo un final feliz. Nosotros sabemos que hay padres equivocados en su manera de actuar. Inmaduros en sus reacciones y comentarios. Algunos con serias dificultades matrimoniales. Otros que no son cristianos y que no entienden tu fe en Cristo, ni para qué vas a la iglesia. Aquellos que llamándose cristianos viven como mundanos. Otros que tienen muchas dificultades para expresar sus afectos y aquellos que nunca tienen tiempo para ti y tus necesidades.

También sabemos que hay padres amorosos que son un buen modelo y ejemplo; y algunos no son cristianos. Hay padres que son capaces de hablar bien, comprender y ayudarte a decidir sabiamente.

Pero, como en toda relación padres-hijos, no toda “la culpa“, no todos “los errores”, no todo “el desamor”, no toda “la incomunicación”, no toda “la falta de tiempo”, y no todo “el maltrato”, proviene solo de ello. También tú tienes responsabilidades.

Tú también eres responsable de cómo los tratas. Tal vez en menor medida, pero eres responsable por tus actitudes, por las maneras en las que reaccionas, especialmente cuando ellos quieren o desean acercarse a ti para acortar las distancias. Eres responsable por tus palabras, gritos o insultos (que jamás deberías decirles a tus padres). ¿Cómo puedes insultar o gritarles cosas a tus propios padres y después alabar a Dios en la iglesia? ¡No seas hipócrita!

Eres responsable por no creer en ellos cuando te piden perdón por sus errores y seguir dándote manija con lo que te hicieron. ¿Cómo pretendes que Dios perdone tus propios pecados si no aceptas el perdón de ellos? ¡Cambia tu actitud!

Eres responsable por el uso que haces de tus afectos. ¿Cómo puedes decir o sentir que amas a Dios cuando no soportas ni toleras a tus padres a quienes ves todos los días? ¡No seas mentiroso!

¿Son tus padres cristianos? Obedécelos y hónralos.

¿Tus padres no son cristianos? Obedécelos y hónralos.

Si no honras ni obedeces a tus padres, ¿cómo puedes ser tan caradura para decir que honras y obedeces a Dios? ¡No seas falso!

Empieza a rogarle a Dios que cambie tu corazón hacia ellos. No estés siempre a la defensiva como si fueras a luchar contra un enemigo. No vivas como si fueras la “víctima” y no tuvieras nada que ver con lo que pasa adentro de tu casa. No vayas por ahí hablando mal de ellos como si fueran una porquería. No lo son, aunque cometan errores o se hayan equivocado muchas veces. ¿Oras para que Dios los cambie? ¡Excelente! Ora también para que Dios cambie tu corazón hacia ellos.

Piénsalo.

Hoy nadie te va a matar a cascotazos, pero hay un montón de bendiciones que están reservadas exclusivamente para quienes han aprendido a honrar a sus padres. Piénsalo.

 

 

 

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números/Deuteronomio”

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

 

LAS CUATRO CAUSAS DE LA IRA

 

 


Con frecuencia, el fuego inicia y se alimenta de cuatro maneras: por petróleo, gas, lava derretida, o metano (un gas inflamable que puede ocasionar explosiones en las minas). De la misma manera, la ira puede ser alimentada por: la injusticia, el dolor, el temor o la frustración. La ira es una reacción secundaria a una o varias de estas causas. Es muy doloroso analizar los sentimientos enterrados del pasado. Por tanto, es más fácil permanecer enojados que descubrir la causa, ceder a nuestros derechos y llegar a la madurez.
-1. Injusticia: Se violan nuestros derechos. Ejemplo bíblico: El rey Saúl (1 Samuel 20:32–34)
-2. Dolor… Por una herida del corazón. Ejemplo bíblico: Los doce hijos de Jacob (Génesis 37:3–4)
-3. Temor: Amenaza del futuro. Ejemplo bíblico: El rey Saúl (1 Samuel 18:5–15, 28–29)
- 4. Frustración: Nuestro comportamiento es rechazado. Ejemplo bíblico: Caín (Génesis 4:3–5, 8)
Versículos claves para memorizar: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. (Santiago 1:19-20)
Pasaje clave para leer y meditar: Efesios 4:26–27, 29–32.

 


Autor: Esperanza para el Corazón