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Salmos 131:2  La Biblia de las Américas (LBLA)

Humilde confianza en Dios

Cántico de ascenso gradual[a]; de David.

131 Señor, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos;
no ando tras las grandezas,
ni en cosas demasiado difíciles[b] para mí;
sino que he calmado y acallado mi alma;
como niño destetado en el regazo de su madre,
como niño destetado reposa en mí mi alma.
Espera, oh Israel, en el Señor,
desde ahora y para siempre.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

La Perla preciosa y el Reino de los Cielos
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales, Dios 0


La Perla Preciosa y el Reino de Dios
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. Mateo 13:45-46.

Apreciamos una cosa según lo que nos costó. Asimismo Cristo aprecia a la Iglesia por lo que le costó poseerla. Él “amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella”, pagando así un altísimo precio, es decir, todo lo que tenía. Renunció a todo: su lugar, su paz, su gloria, todos sus derechos como Hijo de Dios y, por encima de todo, se dio a sí mismo.

No podía dar más que su vida, no podía hacer más ni soportar más. Su amor fue puesto a prueba al extremo, pero él permaneció como una roca. “Las muchas aguas no podrán apagar el amor” (Cantar de los Cantares 8:7).

Pero, para nosotros existe otra manera de evaluar una cosa. Podemos estimarla por lo que es en sí misma según nuestro parecer.

Así ocurrió con Jesús, cuyo corazón pensó en la Iglesia desde la eternidad. Para él, ella era la perla preciosa que su corazón deseaba. Vendió todo lo que tenía para poseerla.

Él apreció el valor de esa perla antes de comprarla. Quería poseerla, cualquiera fuera su precio. ¡Cuán maravilloso es su amor! Él vio algo hermoso en aquellos que estaban en sus pecados y habían caído en la pobreza moral y la indignidad. Esto parece demasiado maravilloso para ser verdad. Sin embargo, así es, pues la Palabra de Dios lo afirma: “Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5:1). En Proverbios 8:31 él dice: “Mis delicias son con los hijos de los hombres”.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Perdona

Cuentan que cierto día, varias personas vieron a un joven acercarse al río Sena, en París, con la intención de ahogar su perro. Cuando su bote se hallaba en medio del río arrojó el perro al gua. El pobre animal trató de volver al bote pero cada vez era rechazado y apaleado por su cruel amo con los remos. Haciendo esto, la pequeña embarcación volcó, y el hombre se hubiera ahogado si su perro no lo agarraba con los dientes por su ropa y lo llevaba a la orilla, donde recibió ayuda a la par de regaños de quienes presenciaron los hechos.

Si un animal es capaz de salvar a su amo, pese a la crueldad y los malos tratos recibidos, cuánto más nosotros, que conocemos del amor de Dios, debemos perdonar a quienes nos hacen daño y ayudarlos a llegar a Jesús.

No es fácil perdonar y amar a quienes nos lastiman pero Jesús es nuestro más grande ejemplo, Él, estando en la cruz, pidió al padre que perdonara a quienes lo crucificaron: “Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados” (Lucas 23:34 NTV)

Cuando el daño que recibimos viene de personas que amamos como nuestra familia y amigos, y somos sólo nosotros quienes buscamos estar en paz con ellos pero no vemos cambios de actitudes, podemos frustrarnos mucho y pensar en rendirnos, en ya no perdonarlos más. Sin embargo, en Mateo 18:21 – 22, Jesús nos dice cuántas veces debemos perdonar: “Luego Pedro se le acercó y preguntó: —Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien que peca contra mí? ¿Siete veces? —No siete veces —respondió Jesús—, sino setenta veces siete”. (NTV)

No es fácil perdonar ni amar a nuestros enemigos, pero si queremos ser verdaderos discípulos de Jesús, debemos seguir sus enseñanzas, aunque sean difíciles y tengamos que lidiar con nuestro enojo, frustración y hasta con nuestro orgullo. La buena noticia es que ¡no es imposible seguir sus mandamientos, tomados de Su mano podemos hacerlo!


Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ