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Jeremías 11:7 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

Consecuencias por violar el pacto

 

 

11 La palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y decidlas a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén. Les diréis: “Así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Maldito el hombre que no obedezca las palabras de este pacto que mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: “Escuchad mi voz, y haced[a] conforme a todo lo que yo os mando; y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios”, para confirmar el juramento que juré a vuestros padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como lo eshoy.’” Entonces respondí y dije: Amén, Señor.

Y el Señor me dijo: Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: “Oíd las palabras de este pacto y cumplidlas. “Porque bien advertí a vuestros padres el día que los hice subir de la tierra de Egipto, y hasta hoy los he amonestado con insistencia[b], diciéndoles: ‘Escuchad mi voz.’ “Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que cada cual anduvo en la terquedad de su malvado corazón. Por tanto, hice caer sobre ellos todas las palabras de este pacto, que yo les mandé cumplir y no lo cumplieron.”

Entonces el Señor me dijo: Se ha descubierto una conspiración entre los hombres de Judá y entre los habitantes de Jerusalén. 10 Se han vuelto a las iniquidades de sus antepasados[c], los cuales rehusaron escuchar mis palabras, y se han ido tras otros dioses para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han violado mi pacto, el cual hice con sus padres. 11 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, traigo sobre ellos una calamidad de la que no podrán escapar; aunque clamen a mí, no los escucharé. 12 Entonces irán las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman incienso, pero ellos ciertamente no podrán salvarlos en la hora de su aflicción. 13 Porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá, y según el número de las calles de Jerusalén, son los altares que has levantado a lo vergonzoso, altares para quemar incienso a Baal.

14 Pero tú no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque no escucharé cuando clamen a mí a causa de su aflicción.

15 ¿Qué derecho tiene[d] mi amada en mi casa
cuando ha hecho tantas vilezas?
¿Puede la carne consagrada quitar de ti tu calamidad
para[e] que puedas regocijarte?
16 Olivo frondoso, hermoso en fruto y forma,
te puso por nombre el Señor.
Con ruido de un gran estrépito
ha prendido fuego en él,
y sus ramas son inservibles.

17 El Señor de los ejércitos, que te plantó, ha decretado una calamidad contra ti a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho[f], provocándome al ofrecer sacrificios[g] a Baal.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 · 

REFLEXION

 

 

Jóvenes Cristianos – AMANDONOS UNOS A OTROS

 

 

Sólo te doy la estructura del estudio. Profundízalo tú mismo y piensa cómo presentárselo a tus discípulos de una manera práctica y desafiante.

1. El Problema.

Yo quiero solamente a los que me quieren…
No saludo a nadie, porque nadie me saluda…
Cuando tenga tiempo voy a hablar con vos…
Esto es mio y no lo comparto…
Tu problema no me interesa…
Ahora no te puedo ayudar, estoy muy ocupado…
Si te faltan los materiales es problema tuyo, no te pienso prestar nada…
Hacé la tuya y arreglátelas como puedas…
¡Ojalá que te salga todo mal!…
Siempre lo eligen a él, nunca a mi. Yo merecía ser el primero…
Tu ropa nueva no me gusta y además no te queda bien…


2. Pensalo.

Cada uno de los ejemplos anteriores no expresan odio, expresan egoísmo.

El amor no es lo opuesto al odio, es lo opuesto al egoísmo. Y ser egoísta es pensar primero en uno mismo. Primero YO y después YO. Cuando actuás o pensás de esta manera no amas verdaderamente a nadie, sólo te amás a vos mismo.

El que ama verdaderamente no busca lo suyo propio, sino lo mejor para el otro. Sin importar quién sea ese otro.

Si solamente te amás a vos mismo vas a ser la persona más infeliz, caprichosa e inmadura que pueda existir. Dios nunca va a poder hacer nada a través tuyo.

3. Miralo desde la perspectiva de Dios.

Los siguientes pasajes bíblicos están desordenados. ¿Cuál debería ir primero, cual segundo, etc? ¿Y por qué?

Mt.22:37. 1º Co.13:4-5. Ro.5:5. Juan 13:34. 1º Jn.4:10-11. 1º Jn.2:10-11.

Nosotros no merecemos que Dios nos ame, pero el nos ama con un amor incondicional. No importa cómo seamos o lo que hagamos Dios nos ama. Pero si Cristo vive en vos, tenés su amor completo dentro tuyo para amar incondicionalmente a todos.

Amar no es encararte a una chica o a un chico para salir con él. Amar en la Biblia es edificar al otro, bendecirlo, buscar su bien, buscar lo mejor para él o ella.

Fijate en 1º Co.13 ¿Qué hace el que ama con el amor de Cristo?

4. Aplicalo.

A. Pensá y tratá de escribir 10 maneras diferentes en las que les expresarías tu amor a tus hermanos en Cristo o a tus padres.

B. Anotá el nombre de 2 chicas (si sos una chica) o de 2 chicos (si sos un chico) del grupo con quien no te llevás muy bien, o a quien conocés muy poco, y comenzá a orar por él y a compartir algo que te permita mostrarle el amor de Cristo.

 

 

 

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Intimos

 

 

Conocemos a Dios como el Creador del Universo, el Hacedor de milagros, el Todopoderoso, el Proveedor, el Eterno, el Omnipresente y los demás nombres que están escritos en la Biblia y por las cuales se revela a nosotros.

Entre todos estos nombres destaco uno en particular porque refleja mucha cercanía, confianza e intimidad hacia él. Es Abba Padre, que traducido es Papito. En la costumbre judía mostraba una relación íntima y cariñosa que un hijo tenía con su padre. Jesús se dirigía a Dios de esta forma y también como hijos suyos nos invita a acercarnos de la misma manera.

En Romanos 8:16-17 nos dice: Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Estos versículos reflejan una hermosa verdad para nosotros porque nos da una apertura a una relación estrecha con nuestro Creador, a una intimidad especial y única, donde podemos mostrarnos tal cual somos, sin necesidad de protocolos. Contarle todo lo que nos pasó y nos pasa sin temor a ser juzgados, y expresarle lo que sentimos por él con palabras de amor y ternura.

Es un privilegio que podemos disfrutarlo cada día cuando en oración nos acercamos a Él.

¿Cómo es la relación que tienes con Dios, tu Padre Celestial?

¿Es formal, distante o has entendido la maravillosa posibilidad que posees, con libertad, de decirle palabras cariñosas, de expresarle tus más profundos secretos?

En cada situación que nos encontremos recordemos siempre esta gran verdad “Él es nuestro Padre, nosotros somos sus hijos.”

 

 


Claudia Carvajal
CVCLAVOZ