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2 Pedro 3:6 La Biblia de las Américas (LBLA)

La promesa de la venida del Señor

 

 

 

Amados, esta es ya la segunda carta que os escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en vosotros vuestro sincero entendimiento[a], para que recordéis las palabras dichas de antemanopor los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvadordeclarado por vuestros apóstoles. Ante todo, sabed esto: que en los últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que[b] los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios,por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua; pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Salmo 121:1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocionales 0

 

 

¿Alguna vez has estado en una situación en la que sólo se puede orar por “ayuda”? A veces la vida nos lanza una situación que no vimos venir. Podría ser una enfermedad crónica, la ruptura de una relación, la muerte de un ser querido, la pérdida del empleo, etc. Estamos en un estado tal que en realidad no podemos formar las palabras adecuadas para orar correctamente a Dios. En esos momentos, podemos buscarlo siguiendo los siguientes 4 consejos:

1) Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor. (Salmo 102:1)
Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, sabemos que él nos oye. Conocer en nuestro corazón a través de la seguridad del Espíritu Santo que el creador del cielo y de la tierra nos escucha hace una gran diferencia en nuestra vida de oración.

2) Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. (Salmo 23:4)
Cuando la prueba viene de esta manera, podemos descansar en la comodidad de la paz de Dios. Nuestros problemas no son mayores que nuestro Dios, podemos encontrar la presencia de Dios que aumenta nuestra fe, la paz, y la alegría incluso en medio de la angustia y tribulación.

3) Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, Según esperamos en ti.(Salmo 33:22)
Como creyentes en el Señor Jesucristo, somos muy amados por nuestro Padre en el cielo. Él anhela llenarnos con la certeza de su amor incondicional que nos mantendrá constantes cuando los vientos soplan en nuestra contra.

4) Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.(Salmo 119:29)
Cuando clamamos por ayuda, también tenemos que rectificar nuestras mentes y corazones, si hemos estado caminando en desobediencia. Nuestro Padre amoroso permitirá que el dolor se infiltre en nuestras vidas si obstinadamente resistimos a la voz del Espíritu Santo.

ORACIÓN:
Amado Señor, Tú eres mi fuente de esperanza y de paz en medio de esta tribulación. Ayúdame a seguir puesto los ojos en ti, para tener la fuerza que necesito en este tiempo de angustia. En el nombre de Jesús. Amén.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Es por tu bien

Todos tenemos conciencia, una alarma que suena antes de pasar un límite, que nos indica cuando algo malo puede pasar, pero en ocasiones le damos la contra y como resultado vienen las consecuencias negativas.

En Isaías capítulo 1, el profeta, en nombre de Dios, muestra su pecado a Israel y lo declara culpable; ante Sus ojos debe sufrir las consecuencias, pero algo pasa que continúa diciendo: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Isaías 1:16-18

Un comentarista añade, acerca de este pasaje: “El pecado de un rojo intenso y de sangre equivale a un crimen capital, a un pecado mortal que hace que se pierda el derecho a vivir. Y esos pecados ahora se volverán como la nieve, como blanca lana. Dios quiere cambiar los pecados como la grana al blanco más brillante y centelleante. El blanco es el color de la inocencia, y significa santidad y justicia. El pueblo de Judá está ante Dios cargado con lo que equivale a un crimen capital. Pero Dios ya no quiere ver estos graves pecados. No sólo quiere verlos como si no existieran, sino quiere cambiar estos pecados a lo opuesto, a pura inocencia y justicia. Quiere mirar como si Israel hubiera hecho tanto bien como ha hecho mal. Dios otorga a Israel justicia pura y perfecta. Como resultado de esta sentencia, Israel queda justo y puro ante Dios.”

La disciplina viene juntamente con la gracia restauradora de Dios, grande es su misericordia dice la Palabra, es inexplicable y a pesar de que los resultados de nuestras acciones son dolorosos, tienen como objetivo implantarnos enseñanzas, muy profundas para corregir nuestras malas decisiones, carácter y experimentar el amor de nuestro Padre, quien a pesar de todo sigue confiando en nosotros.

Dios nos llama a cambiar el rumbo de nuestro mal camino y nos ofrece limpieza, santidad, amor, redención, justicia y misericordia; ¿lo aceptas?

 

 

 

 


Soraida Fuentes
CVCLAVOZ