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Daniel 5:4,23 La Biblia de las Américas (LBLA)

El festín y la escritura en la pared

                          

 

El rey Belsasar dio un gran banquete a mil de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino. Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre[a] había sacado del templo que estaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas.Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos. Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.

De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso[b] de la mano que escribía. Entonces el rostro del rey palideció[c], y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra. El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los caldeos[d] y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación, será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y tendrá autoridad como tercero[e] en el reino. Entonces entraron todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la inscripción ni dar a conocer al rey su interpretación. Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció aún más[f]; también sus nobles quedaron perplejos.

10 La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala[g] del banquete y[h] tomando la palabra, dijo: ¡Oh rey, vive para siempre! No te turben tus pensamientos ni se mude tu semblante[i].11 Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos[j]; y en los días de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses. Y tu padre, el rey Nabucodonosor, tu padre el rey[k], lo nombró jefe de los magos[l], encantadores, caldeos[m] y adivinos, 12 debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e inteligencia, interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar. Llámese, pues ahora, a Daniel, y él declarará la interpretación.

13 Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey habló y dijo a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los deportados[n] de Judá, que el rey mi padre trajo de Judá? 14 He oído de ti que el espíritu de los dioses[o] está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti. 15 Ahora mismo los sabios y encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y me dieran a conocer su interpretación, pero no pudieron declarar la interpretación del escrito[p]. 16 Mas yo he oído decir de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes leer la inscripción y darme a conocer su interpretación, serás vestido de púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como tercero[q] en el reino.

17 Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Sean para ti tus regalos y da tus recompensas a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su interpretación. 18 Oh rey[r], el Dios Altísimo concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía[s], grandeza, gloria y majestad. 19 Y a causa de la grandeza que El le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de él; a quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien quería, y a quien quería humillaba. 20 Pero cuando su corazón se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada. 21 Y fue echado de entre los hombres[t], su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses tuvo su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que pone sobre él a quien le place. 22 Mas tú, su hijo[u] Belsasar, no has humillado tu corazón aunque[v] sabías todo esto, 23 sino que te has ensalzado contra el Señor del cielo; y han traído delante de ti los vasos de su templo[w], y tú y tus nobles, tus mujeres y tus concubinas, habéis estado bebiendo vino en ellos y habéis alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; pero al Dios que tiene en su mano tu propio aliento y es dueño de todos tus caminos, no has glorificado; 24 por lo cual El envió de su presencia la mano[x] que trazó esta inscripción.

25 Y ésta es la inscripción que fue trazada: Mene[y], Mene[z], Tekel[aa], Ufarsin[ab]. 26 Esta es la interpretación del escrito[ac]: Mene: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin. 27 Tekel: has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso. 28 Peres: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas[ad].

29 Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahora autoridad como tercero[ae] en el reino.

30 Aquella misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos.31 [af]Y Darío el medo recibió el reino cuando tenía sesenta y dos años.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

La Formula Para Orar Y Obtener Resultados
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

“ME BUSCARÉIS Y ME HALLARÉIS, PORQUE ME BUSCARÉIS DE TODO VUESTRO CORAZÓN” (Jeremías 29:13)

¿Es tu vida de oración, constante, enriquecedora y gratificante? ¿Notas un claro crecimiento en ella? Si no es así, François Fénélon, un francés del siglo XVII, nos indica cómo orar y obtener resultados. Es una fórmula segura, digna de seguir:

“Dile a Dios lo que hay en tu corazón, del mismo modo que uno descarga sus emociones, con sus placeres y sus dolores, ante un amigo íntimo. Háblale de tus problemas para que te consuele; exprésale tus anhelos para que los purifique; dile lo que no te agrada, para que te ayude a superarlo; háblale de tus tentaciones para que te proteja de ellas; enséñale las heridas de tu alma para que las sane; no le encubras tu indiferencia hacia lo bueno, tu gusto depravado por lo malo, tu inestabilidad.

Dile cómo tu amor egoísta te hace injusto para con los demás, cómo te tienta la vanidad para aparentar lo que no eres, cómo el orgullo te hace ocultarte de ti mismo y de los demás. Si le expones todas tus debilidades, necesidades y preocupaciones, nunca te quedarás corto de cosas que decir. Nunca se te acabará el tema, pues siempre habrá algo nuevo que expresar.

Cuando dos personas no tienen secretos entre ellas, nunca agotan los temas de conversación. No miden las palabras, porque no hay nada que ocultar; ni buscan cosas que decir. Hablan de la abundancia de su corazón, sin premeditarlo; sencillamente expresan lo que piensan. Cuando piden algo, lo hacen con fe, con la confianza de que van a ser oídas. Bienaventurados los que alcanzan esa clase de comunicación con Dios, tan íntima y sin reservas.”

 

 

UN ECUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Un día a la vez.

 

 

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Mateo 6:34

Un viejo coro cristiano, decía: “Ayúdame hoy, yo quiero vivir un día a la vez…” y un conocido dicho popular dice: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”

Que importante es saber que si bien la planificación es buena, no somos dueños de nuestro futuro, lo que tenemos es nuestro hoy y recuerdos de un pasado que ya no está. Pero el futuro es incierto, se presenta como una hoja en blanco en la que pronto se escribirá una nueva historia.

Esta inseguridad o incertidumbre acerca del futuro es lo que nos hace tantas veces, temerosos de lo que pudiera pasar, generando stress y hasta enfermedades emocionales o físicas.

A veces vivimos como si el mañana nos perteneciera, llevando una vida casi de manera automática en la que van pasando las semanas, los meses y los años. En otras oportunidades no valoramos el tiempo, tal vez lo perdemos en actividades que no suman o en discusiones que no llevan a ningún lado.

O quizás, inconscientemente creemos que el tiempo nunca se agotará y somos “postergadores crónicos”, Seguramente has escuchado frases tales como: el lunes comienzo la dieta, el año que viene retomo mi estudios, o bien: me voy a inscribir en el gimnasio para comenzar a hacer actividad física. Y lamentablemente pasa el tiempo y las decisiones se siguen postergando.

Que importante que podamos valorar cada día, como si fuera el último que te toca vivir. Si supieras que hoy es tu último día de vida, ¿Qué harías?, ¿Cómo distribuirías tu tiempo? Seguramente harías una lista de prioridades, dándole más lugar a los afectos y a las cosas realmente importantes. Tal vez irías delante de Dios, para terminar de ponerte a cuenta con Él, en una actitud de rendición total.

Yo creo que en ese caso te despojarías de cosas que te hacen perder el tiempo, para darle valor a lo verdaderamente relevante como tu relación con Dios y tu familia.

La vida es un regalo que nuestro Padre nos dio, por lo tanto debemos vivir honrando esta preciosa oportunidad, ¿cuantas veces nos olvidamos de ser agradecidos, por las cosas que recibimos día a día, simplemente porque nos acostumbramos a que están ya que Dios las provee?.

Vive tu día con intensidad, valorándolo, dándole la importancia que realmente tiene como regalo del Señor. Vívelo como si fuera el último que te toca vivir, con una actitud agradecida y honrando a Dios, el dador de la vida.

 

Daniel Zangaro
CVCLAVOZ