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Mateo 15:36 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Alimentación de los cuatro mil

 

 

32 Entonces Jesús, llamando junto a sí a sus discípulos, les dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino. 33 Y los discípulos le dijeron*: ¿Dónde conseguiríamos nosotros en el desierto tantos panes para saciar a una multitud tan grande? 34 Jesús entonces les dijo*: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos respondieron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y El mandó a la multitud que se recostara en el suelo; 36 y tomó los siete panes y los peces; y después de dar gracias, los partió y empezó a darlos a los discípulos, y los discípulos a las multitudes. 37 Y comieron todos y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.38 Los que comieron fueron cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Y después de despedir a la muchedumbre, subió a la barca y fue a la región de Magadán[o].

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Tu Profesión Forma Parte Del Plan de Dios

 


Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

“ME ES NECESARIO HACER LAS OBRAS DEL QUE ME ENVIÓ…” (Juan 9:4)

 

 

Te sentirás mucho más realizado cuando entiendas que tu profesión es parte fundamental de la voluntad de Dios para tu vida. Jesús predicaba y sanaba, ese era el “trabajo” encomendado por Su Padre. Y así lo debes ver tú. En lugar de considerar la iglesia como un lugar donde te encuentras con Dios los domingos por la mañana, mírala como un lugar donde recibes alimento y fuerzas para llevar contigo la presencia de Dios a tu ámbito profesional. “Y todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él” (Colosenses 3:17).

Resaltemos dos términos:

1) De palabra. Eso tiene que ver con las áreas de la comunicación y la información.

2) De obra. Eso está relacionado con las áreas de la creatividad y la construcción. Hagas lo que hagas, que sea con corazón agradecido, como si el Señor fuera tu jefe —porque lo es—.

Cuando trabajas con esa actitud, cobras nueva vida. Algunos cobran vida cuando tocan un instrumento musical, otros cuando dirigen un equipo, otros al aconsejar a alguien que está dolido, otros cuando analizan una hoja de cálculo. Cuando cada uno hace lo que Dios le encomendó, el mundo en que vivimos se enriquece. Toda dote y habilidad ha sido dada por Dios; hemos sido invitados a vivir en comunión consciente con el Espíritu Santo en nuestra profesión a fin de desarrollar los dones que Él nos ha dado. El trabajo es una expresión de amor. No podemos ser totalmente humanos si no nos dedicamos a algo de valor.

“…HACEDLO TODO EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS…” (Colosenses 3:17)

Según ciertos estudios, los mejores momentos de la vida no los aportan ni el ocio ni el placer. Esos momentos llegan cuando estamos inmersos en una labor importante y compleja en la que usamos nuestras mejores capacidades. Es ahí, cuando estás tan metido de lleno en la actividad, tan concentrado, que el tiempo no cuenta y la tarea no parece requerir duros esfuerzos. Eres consciente del proceso pero sin sentirte cohibido; eres llevado al límite de tus conocimientos y aptitudes pero no estás estresado ni preocupado. Te entregas por completo al cometido y este forma parte de ti. A ese estado le llamamos “corriente”, porque quienes lo viven a veces usan la metáfora de ser arrastrados por algo exterior a ellos.

Se han realizado muchos estudios en los últimos treinta años con cientos de miles de personas para explorar este fenómeno. Si te quedas sentado no lo vas a experimentar. La imagen de la corriente es una analogía de lo que debería ser el “dominio” del que habla la Biblia. En Génesis Dios nos dice que tenemos que “señorear” sobre la tierra, o “ejercer dominio” (véase Génesis 1:26, 28). Solemos pensar que esos términos significan “controlar” o “mandonear”. Pero el verdadero concepto es que tienes que invertir tus capacidades para crear cosas de valor en la tierra, debes plantar, edificar, escribir, organizar, sanar e inventar formas en las que bendecir a los humanos y hacer que florezca el Reino de Dios en la Tierra.

“SI EL SEÑOR NO EDIFICA LA CASA, EN VANO TRABAJAN LOS QUE LA EDIFICAN…” (Salmo 127:1)

Cuando estás demasiado cualificado para realizar una tarea, te aburres. Cuando la tarea es más complicada de lo que eres capaz, te sientes ansioso y frustrado. Pero cuando tus dotes y tu tarea van a la par, entonces estás “en la corriente”. No trabajamos solo por dinero, para que nos reconozcan, nos asciendan o nos aplaudan, ni para conseguir la fama; trabajamos porque nos gusta estar en esa “corriente” que tanto anhelamos. Cuando está presente en el trabajo, algo ocurre en nuestro interior que nos hace conectar con una realidad superior y nos convierte en colaboradores de Dios. Por eso escribió el salmista “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican…” (Salmo 127:1). Esa corriente es la que experimentamos cuando colaboramos con Dios y la que Él también usa para moldearnos.

Bezalel se sentía en esa corriente cuando tallaba la madera; David al tocar el arpa; Sansón al usar sus fuerzas; Pablo cuando escribía sus magníficas cartas, Daniel al dirigir el gobierno y Adán mientras cuidaba del Edén. Si tienes subordinados, uno de los mejores actos espirituales de servicio es preguntarles si se sienten inspirados en su trabajo y ayudarles a vivir mejor dentro de esa corriente. Cuando operas en el flujo del servicio a Dios, cuando lo sientes en tareas que mejoran la vida de los demás, estás trabajando “en el Espíritu”. En ese estado se encontraba Pablo cuando se describió a sí mismo como “…[pobre], pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo” (2 Corintios 6:10).

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALBRA

REFLEXION

Este nuevo año ¿Quieres empezar de nuevo?

 

 

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:3-7

Las palabras “nacido de nuevo” literalmente significan “nacido desde arriba.” Nicodemo tenía una necesidad “un nuevo corazón, una transformación espiritual”. Nicodemo, como fariseo jamás consideró que hubiera duda sobre su salvación, ya que era un hombre que guardaba la ley al pie de la letra, de la descendencia de Abraham, no era un odiado publicano, por el contrario, era respetado y tenía un contacto continuo con los gentiles. 
Es posible que seas una buena persona, que creas en Dios y seas generoso porque sientes compasión por las personas necesitadas, sin embargo, esto no garantiza tu salvación. Jesús le dice a Nicodemo que para ver el reino de Dios era necesario nacer de nuevo, todos necesitamos “nacer del Espíritu”.

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva 1 Pedro 1:3

El nuevo nacimiento, es un acto de Dios por el cual la vida eterna es impartida a la persona que cree, también transmite la idea de “volverse hijo de Dios” al confiar en el nombre de Jesucristo.

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17

Empieza un nuevo año y te recomiendo ¡empezar de nuevo! No necesitas viajar a otro país para rehacer tu vida ni mudarte de casa. Una nueva vida, significa que Dios te perdonó de todos tus pecados y te dio otra oportunidad.

Te animo a ponerte de rodillas, pedirle perdón por todos tus pecados y entregar toda tu vida a Jesús.

¡Si quieres que te vaya bien este nuevo año, empieza con Dios!

 

 

 

Shirley Chambi
CVCLAVOZ