Marcos 15:3

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

Jesús ante Pilato

 

 

 

15 Muy de mañana, los principales sacerdotes prepararon enseguida una reunión con los ancianos, los escribas y todo el concilio[a]; y atando a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo El, le dijo*: Tú lodices. Y los principales sacerdotes le acusaban de muchas cosas[b]De nuevo Pilato le preguntó, diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan. Pero Jesús no respondió nada más; de modo que Pilato estaba asombrado.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

Buscadores de diamantes

 

 

 

 



Una antigua leyenda persa cuenta que Al Jaffed, un hombre rico que poseía una gran granja, una noche escuchó a un visitante contar acerca de las inmensas cantidades de diamantes que se podían encontrar en otros países.

Pensando en esto vendió su finca y empezó a viajar por el mundo buscando las fabulosas riquezas de las que le habían hablado. 

Sin embargo, sus esfuerzos no tuvieron los frutos que esperaba y ya en la miseria y desesperado se suicidó.

Mientras tanto, el hombre que había comprado la granja un día mientras abría un surco, se dio cuenta de una piedra que brillaba. 

Se acercó y, asombrado, sacó un gran diamante.

Una de las cosas más comunes en nuestros tiempos es caer en el error de este hombre rico. 

Soñamos con la vida que tienen otros, con la fortuna y la fama que nos vende la televisión, descuidando o menospreciando lo que Dios nos ha dado.

Todos tenemos un tesoro en nuestras manos, puede ser tu familia, tu empleo, tus dones, tus talentos, amigos e inclusive tu fe.

Mucha gente decide que podría tener un trabajo en el que le pagarían muchísimo dinero y se pasan la vida buscándolo, protestando y encontrando defectos a cualquier lugar al que lleguen, otros deciden que es mejor ir de una iglesia a otra porque Dios no respondió una oración de la forma como esperaban, así que no sólo cambian de iglesia, sino de religión.

Hay quienes creen que no valen nada y lejos de poner en práctica los talentos que Dios les dio empiezan a intentar imitar a los demás cayendo en fracasos reiterativos y una vida llena de frustración. 

También están aquellos que por buscar cosas materiales y pasajeras dejan a su familia, la ponen en segundo o tercer plano sin percatarse de que esas personas podrían ser su mayor bendición.

Dios nos hizo únicos, no sólo físicamente, sino emocional e intelectualmente, puso en nosotros dones y talentos únicos y nos ha entregado una granja que cuidar.

No descuides aquello que se te confió, porque cada persona, cosa o misión que nos da es de gran valía y la ha puesto en tus manos por una razón.

Que cuando nos presentemos ante Él, pueda decirnos: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”. Mateo 25:23 (NTV)

No descuides tu granja, tu diamante podría estar enterrado ahí mismo, sólo debes trabajar la tierra que se te confió. 

Podrías ser más rico de lo que imaginas.

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿CUÁNDO RESPONDERÁ EL SEÑOR?
Devocionales, Enrique Monterroza, Meditaciones, Reflexiones 

 

 

 

 



Una de las cosas que más nos preocupan en la vida cristiana es saber cuándo responderá Dios a nuestras peticiones.

Y es que no vamos a negar que si nosotros le pedimos algo es porque lo necesitamos, y quisiéramos que la respuesta fuera lo más antes posible.

Hay personas que al pasar el tiempo y no recibir ninguna clase de respuesta tienden a frustrarse, a enojarse con Dios y a no creer cualquier frase que los quiera llevar a mantener la fe.

He leído a muchas personas escribir:

“Estoy cansado de escuchar que Dios va a responder, pero ya ha pasado mucho tiempo y no responde”, otros dicen: “No creo que Dios responda, ya espere demasiado tiempo y ya no creo que responda”.

Estas frases tienen algo en común, un cierto descontento por el hecho de aun no recibir una respuesta.

Y es que hay que ser sinceros, yo he estado en algunos momentos necesitado de una respuesta inmediata de Dios, he orado con todas mis fuerzas, he tratado de creer al máximo, pero aun y con todo eso, a veces no he recibido una respuesta, lo que lleva a mi mente a comenzar a cuestionar el porque no recibo una respuesta.

En algunos momentos de mi vida al ver a mis hijos enfermos, con su carita triste he orado como nunca pidiendo a Dios que los sane de inmediato y a pesar que sé que me escucha, no me ha respondido instantáneamente. 

En esos momentos cuando algo que me duele en el corazón pasa y oro al Señor y no veo respuesta, lo primero que mi mente piensa es:

“¿Por qué no me responde?”,

“¿A caso no te sirvo?”, 

“¿A caso no trato de vivir para ti?”,

“¿Por qué he orado por personas y han sanado y ahora que oro por mis hijos no pasa nada?”,pero a pesar de los cuestionamientos que mi mente lanza, siempre Dios habla a mi corazón y me dice: “¿Y que si no respondo cuando tu quieres?, 

¿Acaso tienes un privilegio especial delante de mi?,

¿Por qué otros pueden pasar por cosas como las tuyas o peores y tu no?”, entonces mi espíritu es redargüido por el Señor, y con toda humildad le digo:

“Tienes razón, perdóname, a pesar de cualquier cosa, seguiré creyendo en ti y en lo que quieras hacer”.

Lo que a mi me pasa, seguramente le pasa a muchos, y es que en esos momentos en donde vemos las cosas muy feas, lo que mas quisiéramos es recibir una respuesta de inmediato de parte de Dios, pero, ¿Qué pasaría si Dios simplemente no responde en el tiempo que queremos o cómo queremos?

Cuando estos momentos suceden, se me viene a la mente lo que Job dijo en su momento de tribulación y angustia: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré..” Job 13:15a (Reina-Valera 1960). 

¿Se dan cuenta de la magnitud de las palabras de Job?, un hombre justo, un hombre que era bien visto delante de los ojos de Dios, pero que estaba pasando los problemas más grandes que cualquiera de nosotros nunca quizá va a pasar, sin embargo su FE, su CONFIANZA en el Señor era tal, que se atrevía a decir:

“aunque él me matare, en él esperaré”.

Quizá ninguno de nosotros sea tan perfecto y recto como Job, según el concepto que Dios mismo tenia de él (Job 1:8), pero aun así nos atrevemos a reclamar a Dios del porque no responde a nuestras peticiones, como que si Él estuviera obligado a hacerlo.

Hay algo que con el tiempo he aprendido y me ha costado mucho realmente, y es que a pesar que Dios no responda cuando yo quiera o como yo quiero, tengo que estar confiado que su respuesta sea como sea y en el momento que fuese, será perfecta y si por alguna razón simplemente no responde, entonces tengo que aprender a aceptar su voluntad y rendir la mía ante la suya.

A veces creemos que podemos hacer mejor las cosas que Dios, creemos que nuestras ideas o planes, son mejores que los suyos, creemos que debería contestarnos ahora mismo, pero ¿Quiénes somos nosotros para tratar de explicarle a Dios lo que tiene o no tiene que hacer?, 

¿Acaso nuestra sabiduría es mayor que la suya?,

Entonces, ¿Por qué en los arranques de enojo y frustración tratamos a Dios como que si no supiera lo que hace?

Hoy quiero invitarte a creer a pesar de no ver, porque esa es la verdadera FE, si tú solo creyeras porque ves, entonces tu fe estaría condicionada, en cambio cuando crees aun cuando no lo ves, entonces tienes un gran merito delante de Dios.

La Biblia dice: “La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver.” Hebreos 11:1 (Nueva Traducción Viviente).

No te enojes con Dios si aun no puedes ver tu respuesta, porque esa no es la mejor actitud ante un Rey Soberano, mejor a pesar que nos cueste creer o a pesar que nos sintamos cansados de esperar o frustrados por no haber recibido aun esa respuesta, saquemos de donde no hay un poco de FE para creer que su voluntad para nuestra vida es perfecta y todo lo que recibamos o no, es porque Él así lo quiere, pues nuestra tarea es CREER y la suya ACTUAR.

¿CUÁNDO RESPONDERÁ EL SEÑOR?

No lo sé, pero lo que si sé es que prefiero que su voluntad se cumpla en mi vida y no la mía, pues la mía esta viciada y la suya es PERFECTA.

“Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!”
Salmos 138:8 (Traducción en lenguaje actual)

 

 



Autor: Enrique Monterroza