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Salmos 119:153 La Biblia de las Américas (LBLA)

Meditaciones sobre la palabra de Dios

 

Resh.

153 Mira mi aflicción y líbrame,
porque no me olvido de tu ley.
154 Defiende mi causa y redímeme;
vivifícame conforme a tu palabra[bf].
155 Lejos está de los impíos la salvación,
porque no buscan tus estatutos.
156 Muchas[bg] son, oh Señor, tus misericordias;
vivifícame conforme a tus ordenanzas.
157 Muchos son mis perseguidores y mis adversarios,
pero yo no me aparto de tus testimonios.
158 Veo a los pérfidos y me repugnan,
porque no guardan tu palabra[bh].
159 Mira cuánto amo tus preceptos;
vivifícame, Señor, conforme a tu misericordia.
160 La suma de tu palabra es verdad,
y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.

 

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

Ayúda a Tus Hijos Apuntar Hacia La Dirección Correcta
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

 

 

“INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO…” (Proverbios 22:6)

Como padre/madre, o fomentas o reprimes los talentos de tu hijo. Durante una gran parte de su vida, se beneficiará o se recuperará de tu influencia… “Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él” (Proverbios 22:6). Esto no significa que si encamino bien a mis hijos, nunca dejarán el camino correcto. No, porque la salvación es la obra de Dios (lee 1 Corintios 3:6). Así que, ¿qué es lo que nos enseña este pasaje? Que veas a tu hijo como un libro, no para que lo “escribas” sino para que lo “leas”. The Amplified Bible lo dice de la siguiente manera: “Entrena a tu hijo para que ande por el camino correcto (conforme a su talento o inclinación personal), y cuando sea mayor, no se desviará de él” (cfr. Proverbios 22:6). Nota la palabra ‘inclinación’. Tú sostienes el “arco” y tu hijo es la “flecha”. Ayúdale a “apuntar” bien en la dirección en la que “…debe ir…”. El Señor preparó a tu bebé de antemano, programó las fuerzas del chiquitín, puso a tu adolescente sobre una trayectoria (lee Salmo 139:1-18) y te dio un “proyecto de estudio” durante unos dieciocho años. Pregúntate: ‘¿Qué es lo que caracteriza a este hijo mío?’. Sus tendencias durante la niñez predicen sus capacidades para cuando sea un adulto. Obsérvelas, distínguelas, afírmalas y anímalas. Mira a José. Cuando tenía 17 años, tuvo sueños y se vio siendo un líder (lee Génesis 37:2-10). Como adulto, interpretó los sueños del Faraón, y más tarde lideró la nación (lee Génesis 40-41). De niño, David mostró dos fuerzas: la lucha y la música; mató a un león y a un oso (lee 1 Samuel 17:34-37) y tocó el arpa hábilmente (lee 16:16-18). ¿Y cuáles son las dos actividades que dominaron sus años como adulto? La lucha y la música. ¡Piensa en ello…!


“INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO…” (Proverbios 22:6)

Educar a tu hijo con el fin de que sepa “…a dónde debe ir…” significa que tienes que descubrir cuatro cosas:

(1) Sus puntos fuertes.

Cuando tenía 2 años, Van Cliburn tocó una canción en el piano después de escuchar una clase de música en la habitación de al lado. Su madre se dio cuenta del talento que tenía, le dio clases, y el chiquillo de Kilgore (Tejas) ganó la primera competición internacional de piano “Tchaikovsky” de Moscú.

(2) Sus talentos.

John Ruskin dijo: “Dime lo que te gusta y te diré lo que eres”. ¿Qué es lo que les encanta a tus hijos? ¿Los números? ¿Los colores? ¿Las actividades? ¡Obsérvalo! El regalo más grande que puedes darles no son tus riquezas sino ¡que les reveles a ellos las suyas propias!.

(3) Sus condiciones óptimas.

Un cactus prospera en condiciones distintas a las de un rosal. ¿En qué “suelo” se desenvuelve bien tu hijo? Algunos niños se ponen muy contentos cuando alguien se fije en ellos. Otros prefieren ocultarse entre la gente. Unos cuantos hacen los exámenes muy bien, y otros -aunque dominan perfectamente las asignaturas- tambalean a la hora de hacerlos. En la escuela, Winston Churchill falló los tests reiteradamente. Cada uno tenemos distintas condiciones óptimas. ¿Cuáles son las de tus hijos?.

(4) Sus relaciones.

¿Qué frase describe mejor a tu hijo?: “Seguidme todo el mundo”…, “Te lo diré si necesito ayuda”…, “¿Podemos hacerlo juntos?”…, “Dime lo que debo hacer y lo haré”… No interpretes a los solitarios como distantes, o a los que buscan a la muchedumbre como arrogantes. Es posible que estén “escribiendo” su historial personal. ¿Qué es lo que satisface a tus hijos? ¿Y lo que les hace decir: “¡Sí!”? ¿Les gusta el “viaje”, o el “destino”? ¿Les place tener las cosas bajo control, o solucionarlas? Lo que emociona a uno, le incomoda a otro. Padre/madre, resiste el impulso de ponerles “etiquetas” antes de observarles detalladamente. ¡Aprecia la singularidad de tu hijo/a!

 

 

 

 

 


Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Qué estás encubriendo?

 

 

 

En la Biblia encontramos muchos pasajes que nos advierten a no confundir el significado de la paz, ya que no puede hablarse de paz ocultando una situación de injusticia o cubriendo propósitos personales que no tienen nada que ver con el amor de Dios.

La Palabra de Dios dice: ”Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” 1 Juan 3:7-10 (RVR-1960)

La paz es fruto de ser justo; el problema es que se habla de paz espiritual o interior, pero sin comprender su concepto, ya que ésta no se construye sólo con palabras, sino con la práctica permanente de la misma con la base de la justicia, pues en realidad el resultado de la justicia será la paz. Si analizamos el relato de Jesús y el joven rico en Lucas 18:18-30, vemos que este joven era realmente un adulto importante entre los judíos por lo que tenía poder y era visto como ejemplo, de moralidad y sobre todo de religiosidad. Para los ojos de los demás, Dios lo había bendecido con riquezas, es decir que pensaban que lo había recompensado por ser un hombre justo y religioso.

Y no sólo el pueblo lo veía así, pues este hombre creía ser justo según su concepto religioso y se justificaba delante de Dios siguiendo normas creadas por hombres; un día escucha que Jesús estaba en la ciudad y corrió al encuentro del Señor, para preguntarle: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”, pero el Señor Jesús conoce el corazón de este hombre y sabe que su mayor amor no es Dios, sino las posesiones materiales como muchos de aquellos que se sienten justos ante Dios.

 


Este relato nos muestra que no basta el actuar bajo las normas terrenales, usar una supuesta “paz” para evadir lo que es justo. Comencemos a vivir plenamente según los mandatos de Dios, no disfrazar la justicia con buenos actos, si no con actitudes verdaderas y de amor genuino a los demás.
Te invito a hacer justicia cada día por medio de tu actuar, hablar, pensar y vivir. Así no solo conseguirás ser justo si no también la paz.

 

 

 

 

Telma Céspedes
CVCLAVOZ