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Isaías 61:5 La Biblia de las Américas (LBLA)

Buenas nuevas de salvación

61 El Espíritu del Señor Dios[a] está sobre mí,
porque me ha ungido el Señor
para traer buenas nuevas a los afligidos[b];
me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón,
para proclamar libertad a los cautivos
y liberación a los prisioneros[c];
para proclamar el año favorable del Señor,
y el día de venganza de nuestro Dios;
para consolar a todos los que lloran,
para conceder que a los que lloran en Sion
se les dé diadema en vez de ceniza,
aceite de alegría en vez de luto,
manto de alabanza en vez de espíritu abatido;
para que sean llamados robles[d] de justicia,
plantío del Señor, para que El sea glorificado.

Entonces reedificarán las ruinas antiguas,
levantarán los lugares devastados de antaño,
y restaurarán las ciudades arruinadas,
los lugares devastados de muchas generaciones.
Se presentarán extraños y apacentarán vuestros rebaños,
e hijos de extranjeros serán vuestros labradores y vuestros viñadores.
Y vosotros seréis llamados sacerdotes del Señor;
ministros de nuestro Dios se os llamará.
Comeréis las riquezas de las naciones,
y en su gloria[e] os jactaréis.
En vez de vuestra vergüenza tendréis doble porción,
y en vez de humillación ellos gritarán de júbilo por su herencia.
Por tanto poseerán el doble en su tierra,
y tendrán alegría eterna.
Porque yo, el Señor, amo el derecho,
odio el latrocinio en el holocausto[f].
Fielmente les daré su recompensa,
y haré con ellos un pacto eterno.
Entonces su descendencia[g] será conocida entre las naciones,
y sus vástagos en medio de los pueblos;
todos los que los vean los reconocerán,
porque son la simiente que el Señor ha bendecido.

10 En gran manera me gozaré en el Señor,
mi alma se regocijará en mi Dios;
porque El me ha vestido de ropas de salvación,
me ha envuelto en manto de justicia
como el novio se engalana con una corona,
como la novia se adorna con sus joyas.
11 Porque como la tierra produce sus renuevos,
y como el huerto hace brotar lo sembrado en él,
así el Señor Dios[h] hará que la justicia y la alabanza
broten en presencia de todas las naciones.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Papá No Te Limites A Decirlo, ¡Hazlo Cumplir!
Posted by: Devocionales in Devocional Diario 0

 

 

“PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA” (Hebreos 12:6)
La Biblia pregunta: ¿Qué clase de padre es el que no corrige a su hijo? La respuesta es: ¡no muy bueno!

No sabemos si así es cómo empezó Elí, el Sumo Sacerdote, con sus hijos Ofni y Finees. Simplemente leemos: “Porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado” (1 Samuel 3.13 Reina Valera Antigua). Es posible que Elí oyera las cosas terribles que sus hijos hacían y que simplemente se limitara a decirles: “Hijos, ya sabéis que eso no está bien y no debéis hacerlo”, a lo que los hijos replicaban: “Sí, papá, tienes razón, pero luego seguían defraudando a los fieles que llegaban al templo y seduciendo a las mujeres”.

La cuestión no es que Elí no les dijera a sus hijos lo correcto, sino que no hizo valer sus palabras. Seguro que no conoces a ningún padre que le diga a su hijo: “Anda, ve y roba un banco, diez o veinte años en la cárcel te sentarán muy bien”. Claro que no, todos los padres, por lo general, dicen las cosas adecuadas. Muchos de los padres de los reclusos en las cárceles también les dijeron lo que era correcto. Pero lo que falla a menudo en muchos de los padres bien intencionados es hacer valer sus palabras. Elí no hizo valer la verdad, sólo la expuso. No quitó a sus hijos de sus puestos ni les privó de sus beneficios. Les dejó que siguieran haciendo lo que quisieran, al mismo tiempo que les instaba a tener mejor comportamiento. Padres, no os limitéis a decir lo correcto, ¡hacedlo cumplir! Si tus hijos van por mal camino y no intervienes, te estarás preservando a ti mismo pero sacrificándolos a ellos. Lo mejor que puedes hacer como padre o madre es disciplinar a tus hijos en amor.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Golpeando la carne.

 

 

Rocky era un boxeador italoamericano desconocido que se ejercita todos los días en el gimnasio de su barrio. Pero se convirtió en toda una celebridad cuando tuvo la oportunidad de pelear ante el campeón de peso completo y aunque perdió, al final dio una gran pelea.

Su situación económica mejoró y se sintió contento, porque creía que nunca saldría de la tercera categoría en la que parecía haberse quedado estancado. Pero él pensó en retirarse porque su condición médica empeoró tras su última pelea y no pudo darse el lujo de arriesgar su vida, ya que tenía una esposa y un hijo que cuidar. 
Sin embargo, una nueva oportunidad se abrió delante de él, porque Apollo, campeón actual de box, fue criticado por los medios de comunicación deportivos porque según ellos no era digno del llevar el cinturón ya que en su última pelea ante un anónimo dejó un amargo sabor a derrota a sus fanáticos y seguidores; él cedió a la presión y retó públicamente al “El Semental Italiano” a una pelea que definiría todo. Aunque al principio Rocky no tiene muchos deseos de subir nuevamente al cuadrilátero, terminó aceptando el reto.

Este es un fragmento de la trama de la película “Rocky II” estrenada en el año 1979. Aunque ha pasado mucho tiempo desde entonces, la cinta ha quedado como un ícono del cine. Muchos la recuerdan por la banda sonora y por varias escenas emblemáticas como por ejemplo, la parte en la que Rocky subió trotando las escalinatas del Museo de Arte de Filadelfia perseguido por una muchedumbre repleta especialmente de niños.

Personalmente me gusta más la escena cuando entrena golpeando la carne colgada desde un barrote en una carnicería; ya que muestra gráficamente lo que cualquier cristiano debe hacer espiritualmente a diario.

Gálatas 5:17 dice: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

Sabemos que la carne es todo deseo pecaminoso que habita en nosotros para llevarnos en contra de los mandamientos de Dios. Pero al recibir en nuestro corazón a Jesús como Salvador, recibimos también su Espíritu. Estos dos, carne y Espíritu, luchan entre sí por el dominio del uno sobre el otro.

Alimentar la carne es consentir que el pecado domine, pero fortalecer el Espíritu es permitir que Dios dirija nuestras vidas. Es importante mencionar que el crecimiento no es automático, uno tiene que invertir tiempo supliendo su necesidad espiritual, para resistir cuando llegue el momento de la tentación.

La Biblia advierte: “Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” Santiago 1:14 Versión Reina-Valera 1960

El reto está lanzado y el contrincante vive dentro de nosotros. Toma el ejemplo de ese boxeador: entrena duro para que cuando llegue la tentación puedas vencer, golpea la carne y dale crecimiento al Espíritu.

 

 

 

 

Hector Colque 
CVCLAVOZ