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2 Pedro 2 :14 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

Profetas y maestros falsos

 

 

 

Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre vosotros, los cuales encubiertamente introduciránherejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró[a], trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado; y en su avaricia os explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida. Porque si Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio; si[b] no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador[c] de justicia, con otros siete[d], cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos; si condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, poniéndolas de ejemplo para los que habrían de vivir impíamente después; si rescató al justo Lot, abrumado por la conducta sensual de hombres libertinos[e] (porque ese justo, por lo que veía y oía mientras vivía entre ellos, diariamente sentía su alma justa atormentada por sus hechos inicuos), el Señor, entonces, sabe rescatar de tentación[f] a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio, 10 especialmente a los que andan tras la carne en sus deseos corrompidos y desprecian la autoridad. Atrevidos y obstinados, no tiemblan cuando blasfeman de las majestades angélicas[g]11 cuando los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio injurioso contra ellosdelante del Señor. 12 Pero éstos, como animales irracionales, nacidos como criaturas de instinto para ser capturados y destruidos[h], blasfemando de lo que ignoran, serán también destruidos con la destrucción de esas criaturas[i],13 sufriendo el mal como pago de su iniquidad. Cuentan por deleite andar en placeres disolutos durante el día; son manchas e inmundicias, deleitándose en sus engaños[j] mientras banquetean con vosotros. 14 Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar; seducen a las almas inestables; tienen un corazón ejercitado en la avaricia; son hijos de maldición. 15 Abandonando el camino recto, se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, quien amó el pago de la iniquidad, 16 pero fue reprendido por su transgresión, pues una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta. 17 Estos son manantiales sin agua, bruma impulsada por una tormenta, para quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas. 18 Pues hablando con arrogancia y vanidad, seducen mediante deseos carnales, por sensualidad, a los que hace poco escaparon de los que viven en el error. 19 Les prometen libertad, mientras que ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues uno es esclavo de aquello que le ha vencido. 20 Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera.21 Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.22 Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: El perro vuelve a su propio vomito, y: La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – AFECTOS

Pasaje clave: Génesis 47.

 

 

Después de muchísimos años Jacob y su hijo predilecto José vuelven a reencontrarse (47:28-30).

Ahora sí se cumplen aquellos sueños de Génesis 37 cuando José era apenas un adolescente. Ahora los manojos están postrados delante de él. Ahora el sol, la luna y once estrellas se inclinan ante José. El poder, la abundancia, la grandeza, la gloria le pertenecen a José. La necesidad y el hambre a su padre y sus hermanos. Pero José aprendió la dura lección de la humildad. Los duros años que la mano de Dios le hicieron vivir destruyeron su orgullo y arrancaron de su corazón toda raíz de soberbia.

Su familia, sus afectos y sus recuerdos eran más importantes que toda la gloria de su posición real.

La túnica que el faraón había mandado poner sobre él no borraba los recuerdos de aquella preciosa túnica de colores que su padre le había regalado en su adolescencia. Ni el pozo ni la cárcel lograron endurecer su corazón. Los años no lo tornaron duro e insensible. El poderosísimo Faraón era su suegro, pero Jacob, el Israel de Dios, era su papá.

Y ahora él tenía las riquezas y el poder para exaltar a su papá y honrar a quienes lo habían humillado. Honrar a su padre y a sus propios hermanos.

José no podía cambiar el pasado, ¿acaso tú y yo podemos hacerlo? Pero sí podía transformar su presente de tal manera que aquellos últimos años de vida junto a su papá y hermanos fueran los mejores. ¡Y lo hizo!

Sí, te entiendo. Seguramente estás pensando en lo casi imposible que puede ser cambiar a un papá borracho, a una mamá que golpea y lastima, a un papá violador, a una mamá que se fue hace mucho tiempo abandonándolo todo. A un papá mujeriego o a una mamá depresiva. Es difícil, lo sé. Pero no dejes que tu corazón se endurezca. Tal vez ahora como adolescente no puedas hacer nada para cambiar estas realidades tan crudas y te preguntes una y otra vez, “¿por qué Dios lo permite?” No lo sé. Pero sí sé que si te entregas al amor de Jesús él hará algo ¡primeramente contigo!

Tratará con tu corazón. Tratará con tus orgullos y resentimientos. Tratará también con tus afectos. ¡Entrégate al amor de Jesús!

¡No permitas que el odio, el dolor, la ira o la venganza llenen tu vida y te controlen! Llegará el día en que tú tengas el poder para decidir cómo tratar a tus padres y qué o no darles. No devuelvas maldición por maldición. No pagues con las mismas monedas de violencia y dolor.

¡Prepara tu corazón para ese día, para aquel día en que ellos necesiten de ti! Y dales lo que nunca te dieron. Dales con un corazón sano, con una actitud de bendición. No te estoy diciendo que sea fácil, te estoy diciendo que EN Cristo ¡es posible! Piénsalo.

 

 

 

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis”

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Yo quiero lo tuyo

 

 

 

¿Es natural que nos vayamos comparando? ¿Es bueno o malo? Si es para motivarnos a ser mejores no es malo, pero si ingresa la envidia en nuestro corazón pues ya es algo peligroso, pues es un sentimiento de dolor, tristeza o desdicha por no poseer uno mismo lo que otro tiene.

Prácticamente daña la capacidad de gozar e impide disfrutar lo que uno posee, incluso es un síntoma de inferioridad y nunca produce nada positivo sino que es un sentimiento negativo que da origen a otros, como la amargura.

Proverbios 14:30 (DHH) dice: “La mente tranquila es vida para el cuerpo, pero la envidia corroe hasta los huesos.”

Desear lo que otro tiene y compararte para determinar si vas por buen camino no es nada provechoso, pues cada uno de nosotros tiene propósitos y tareas diferentes en esta vida y nuestra vida debe basarse en el gran manual: la Biblia.
Si ves que alguien está prosperando indebidamente y tú que trabajas honestamente no lo estás haciendo pues tranquilo, el hecho que tenga dinero no es garantía de la paz y felicidad ni de bendición, pues dice que es mejor ser pobre y honesto que ser rico y deshonesto. Proverbios 28:6 (NTV) continúa con tus valores firmes y las bendiciones vendrán por añadidura.

O si tú te estás guardando y te esfuerzas en obedecer la palabra de Dios para que un buen hombre/mujer de Dios sea tu esposo y aún no ves resultados, en cambio ves a que hay personas que no lo hacen ya tienen familia no tengas envidia, pues tu historia será diferente, será particular ¿acaso Dios no recompensará tu obediencia? ¡Si lo hará! Sólo ten paciencia y disfruta de tu presente estado civil.

La envidia es un mal parámetro para determinar nuestra felicidad; Dios, quien conoce nuestra necesidad y capacidad nos dará conforme a su voluntad y siempre será para nuestro bien.

Mientras tanto disfrutemos de lo que tenemos y si alguna vez nos comparamos con otros que sea para ser agradecidos y para motivarnos a superarnos sanamente.

No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos. Proverbios 3:31 (RVR1960)

 


Soraida Fuentes 
CVCLAVOZ