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17 Toda la congregación de los hijos de Israel marchó por[a] jornadas desde el desierto de Sin, conforme al mandamiento[b] del Señor; y acamparon en Refidim, y no había agua para que el pueblo bebiera.2 Entonces el pueblo contendió con Moisés, y dijeron: Danos agua para beber. Y Moisés les dijo: ¿Por qué contendéis conmigo? ¿Por qué tentáis al Señor? 3 Pero el pueblo tuvo allí sed[c], y murmuró el pueblo contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos has hecho subir de Egipto para matarnos[d]de sed a nosotros, a nuestros[e] hijos y a nuestros[f] ganados? 4 Y clamó Moisés al Señor, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? Un poco más y me apedrearán. 5 Y el Señor dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo y toma contigo a algunos de los ancianos de Israel, y toma en tu mano la vara con la cual golpeaste el Nilo, y ve. 6 He aquí, yo estaré allí delante de ti sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrá agua de ella para que beba el pueblo. Y así lo hizo Moisés en presencia de los ancianos de Israel. 7 Y puso a aquel lugar el nombre de Masah[g] y Meriba[h], por la contienda de los hijos de Israel, y porque tentaron alSeñor, diciendo: ¿Está el Señor entre nosotros o no?
REFLEXION
¿Estamos Dispuestos a Pagar El
Precio?
Publicado por: Devocionales en Devocionales 0
“YO REPRENDO… A TODOS LOS QUE
AMO…” (Apocalipsis 3:19)
Dirigiéndose Jesús a la iglesia de los últimos días dijo: “Tú dices: Yo soy rico… de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Por tanto,
yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio
para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:17-19).
¡Son palabras duras! ¿Por qué habría de decirnos eso Jesús? Por varias razones:
a) en lugar de creer en el Dios de los milagros del Nuevo Testamento, decimos que Dios ya no hace milagros en nuestros días;
b) hemos tolerado la división por defender la lealtad denominacional;
c) hemos enseñado que el cristianismo consiste principalmente en no hacer ciertas cosas. Por consiguiente, hemos perdido el gozo, puesto que la intimidad con Cristo no se consigue con nuestros logros;
d) muchos de nuestros líderes han dejado de ser ejemplos de siervos y olvidado que Jesús lavó los pies de sus discípulos y que fue montado en un pollino;
e) en lugar de usar nuestras bendiciones materiales para alcanzar al mundo para Cristo y cuidarnos de los pobres, las acumulamos y derrochamos en nuestros deleites;
f) nos molesta cuando alguien usa métodos contemporáneos para alcanzar a la generación joven. En lugar de conectar con esa cultura, huimos de ella;
g) en lugar de hacer prosperar nuestros talentos mientras esperamos su venida, (véase Lucas 19:13), eludimos cualquier compromiso. Leemos novelas sobre el rapto cuando deberíamos estar orando por los que están a punto de sufrir el martirio por su fe. ¿Por qué no podemos tener esa clase de fe? ¡Sí podemos tenerla! Pero sólo si estamos dispuestos a pagar el precio.