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Jeremías 2:19  La Biblia de las Américas (LBLA)

Apostasía de Israel

Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: “Así dice el Señor:

‘De ti recuerdo el cariño[a] de tu juventud,
el amor de tu desposorio,
de cuando me seguías en el desierto,
por tierra no sembrada.
‘Santo era Israel para el Señor,
primicias de su cosecha[b];
todos los que comían de ella se hacían culpables;
el mal venía sobre ellos’ —declara el Señor.”

Oíd la palabra del Señor, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dice el Señor:

¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres,
para que se alejaran de mí
y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos?
Tampoco dijeron: ¿Dónde está el Señor
que nos hizo subir de la tierra de Egipto,
que nos condujo por el desierto,
por una tierra de yermos y de barrancos,
por una tierra seca y tenebrosa[c],
una tierra por la que nadie pasó
y donde ningún hombre habitó?
Yo os traje a una tierra fértil,
para que comierais de su fruto y de sus delicias[d];
pero vinisteis y contaminasteis mi tierra,
y de mi heredad hicisteis abominación.
Los sacerdotes no dijeron: “¿Dónde está el Señor?”
Los que se ocupaban de la ley no me conocieron,
los gobernantes[e] se rebelaron contra mí,
y los profetas profetizaban por Baal,
y andaban tras cosas que no aprovechan.

Por tanto, aún contenderé con vosotros —declara el Señor
y con los hijos de vuestros hijos contenderé.
10 Pasad, pues, a las islas de Quitim[f] y ved,
enviad gente a Cedar y observad atentamente,
y ved si ha habido cosa semejante:
11 ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses,
aunque ésos no son dioses?
Pues mi pueblo ha cambiado su gloria
por lo que no aprovecha.
12 Espantaos, oh cielos, por esto,
y temblad, quedad en extremo desolados —declara el Señor.
13 Porque dos males ha hecho mi pueblo:
me han abandonado a mí,
fuente de aguas vivas,
y han cavado[g] para sí cisternas,
cisternas agrietadas que no retienen el agua.

14 ¿Es un esclavo Israel o un siervo nacido en casa?
¿Por qué se ha convertido en presa?
15 Contra él rugieron los leoncillos,
rugieron fuertemente[h],
y han hecho de su tierra una desolación;
sus ciudades están quemadas, sin habitantes.
16 Incluso los hombres[i] de Menfis y de Tafnes
te han afeitado[j] la coronilla.
17 ¿No te ha sucedido[k] esto
por haber dejado al Señor tu Dios,
cuando El te guiaba por el camino?
18 Y ahora, ¿qué haces en el camino a Egipto
para beber las aguas del Nilo[l]?
¿O qué haces en el camino a Asiria
para beber las aguas del Eufrates[m]?
19 Te castigará tu propia maldad,
y tus apostasías te condenarán.
Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo
el dejar al Señor tu Dios,
y no tener temor de mí[n] —declara el Señor, Dios[o] de los ejércitos.

20 Porque desde hace tiempo rompí[p] tu yugo
y arranqué[q] tus coyundas;
pero dijiste: “No serviré.”
Porque sobre toda colina alta
y bajo todo árbol frondoso
te echabas como ramera.
21 Pero yo te planté como vid escogida,
toda ella de simiente genuina.
¿Cómo, pues, te has vuelto delante de mí
sarmiento degenerado de una vid extraña?
22 Aunque te laves con soda[r]
y uses mucho[s] jabón,
la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí —declara el Señor Dios[t].
23 ¿Cómo puedes decir: “No estoy manchada,
no he ido tras los baales”?
Mira tu proceder en el valle,
reconoce lo que has hecho.
Eres una camella joven y liviana que enreda sus pasos,
24 asna montés acostumbrada al desierto,
que en su ardor olfatea el viento.
En la época de su celo ¿quién la puede refrenar[u]?
Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar,
en su mes la hallarán.
25 Guarda tus pies de andar descalzos
y tu garganta de la sed.
Mas dijiste: “Es en vano[v].
¡No! Porque amo a los extraños,
y tras ellos andaré.”
26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto,
así se ha avergonzado la casa de Israel:
ellos, sus reyes, sus príncipes,
sus sacerdotes y sus profetas;
27 los que dicen al leño: “Mi padre eres tú”,
y a la piedra: “Tú me engendraste.”
Porque ellos me han vuelto las espaldas,
y no el rostro;
pero en el tiempo de su calamidad[w] dirán:
“Levántate y sálvanos.”
28 Mas ¿dónde están tus dioses,
los que hiciste para ti?
Que se levanten, a ver si pueden salvarte
en el tiempo de tu calamidad[x];
porque según el número de tus ciudades
son tus dioses, oh Judá.

29 ¿Por qué contendéis conmigo?
Todos vosotros os habéis rebelado contra mí —declara el Señor.
30 En vano he herido a vuestros hijos,
no han aceptado corrección.
Vuestra espada ha devorado a vuestros profetas
como león destructor.

31 ¡Oh generación, atended a la palabra del Señor!
¿He sido yo un desierto para Israel,
o una tierra de densa oscuridad?
¿Por qué dice mi pueblo: “Vaguemos libremente;
no vendremos más a ti”?
32 ¿Se olvida una virgen de sus adornos,
o una novia de su atavío[y]?
Pues mi pueblo me ha olvidado
por innumerables días.
33 ¡Qué bien preparas tu camino
para buscar amor!
Por eso aun a las malvadas[z]
has enseñado tus caminos.
34 También en tus faldas se halla
sangre de la vida de pobres inocentes;
no los encontraste forzando la entrada.
Pero a pesar de todo esto,
35 aún dices: “Soy inocente,
ciertamente su ira se ha apartado de mí.”
He aquí, entraré en juicio contigo
porque dices: “No he pecado.”
36 ¿Por qué das tantas vueltas[aa]
cambiando tu camino?
También por Egipto serás avergonzada
como fuiste avergonzada por Asiria.
37 También de allí[ab] saldrás
con las manos en la cabeza;
porque el Señor ha desechado a aquellos en quienes confías,
y no prosperarás con ellos.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocional – Ciegos Que divisan El Camino.

Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocional Cristiano, Devocional Diario, Devocionales, Devocionales Biblicos 1 Comentario


Devocional – Ciegos Que divisan El Camino

“Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra” (Salmos 139:10).

Un programa de televisión, poco antes de las Olimpiadas de Invierno en 1988, presentó un entrenamiento de esquiadores ciegos para la prueba de bajada de la montaña en la nieve.

Formando pares con esquiadores videntes, recibían instrucciones en terreno plano, sobre como vencer obstáculos. Cuando ellos aprendían perfectamente a moverse en zigzag, ellos eran llevados para el alto de la montaña y empezaban a bajar en sus esquíes, con los esquiadores videntes al lado, gritando: “Izquierda… ¡derecha!”

Mientras obedecían a los comandos, pudieron hacer todo el trayecto y cruzar la meta, dependiendo apenas de la palabra de los esquiadores videntes. Era confianza plena o catástrofe. ¡Que retrato vívido de la vida Cristiana! En este mundo, nosotros vivimos , en verdad, como ciegos que no tienen certeza de la dirección que deben seguir. Necesitamos aprender el camino que nos llevará al destino deseado.
Podemos confiar apenas en las enseñanzas de aquél que divisa correctamente el camino, pues, Es el propio Camino.


Dios todo ve y conoce el curso que debemos seguir. Él no solo camina a nuestro lado si no que dirige los pasos para que no nos desviemos de la ruta. Sea en terreno plano, o en terrenos accidentados, o en ascendidas y bajadas, en el calor o en el frío, en el agua o en la nieve, Él nunca sale de nuestro lado y, con Él, la posibilidad de una catástrofe es nula.

Muchas veces, mientras aprendemos a seguir el camino del Señor, sufrimos pequeñas caídas, algunas desilusiones, instantes de frustración, pero, en todos esos momentos, sabemos que nos levantaremos, que regresaremos a nuestro trayecto y sobrepasaremos a la meta de nuestras bendiciones.

Cuando entregamos la vida al Señor, podemos participar de cualquier prueba en este mundo, por más difícil que sea. Su mano nos guiará siempre, Su protección será total y, al final, seremos como siempre “más que vencedores.”

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¿Estás alerta?

Hace algunos días pude presenciar una escena muy dulce de una niña y su padre, me encontraba de camino a casa en transporte público, vi que un señor bajó y mientras pagaba su pasaje al conductor, una niña pequeña de 4 o 5 años desde un balcón muy cercano, con una enorme sonrisa e inquieta comenzaba a cantar “Papito, papito de mi corazón, yo te quiero mucho con todo mi amor”, era evidente que su padre había llegado a casa.

Esa escena me llevó a reflexionar sobre mi actitud al esperar a Dios, como hijos hemos recibido la promesa de un retorno, “Miren, yo vengo pronto, y traigo la recompensa conmigo para pagarle a cada uno según lo que haya hecho.” Apocalipsis 22:12 (NTV).

Hoy muchos se encuentran alarmados y desesperados por todas las noticias que se publican acerca de los últimos tiempos, pero al igual que esta niña, nuestro anhelo y preocupación debe ser solamente ver a nuestro Padre.

Su palabra dice: “¡Así que ustedes también deben estar alerta!, porque no saben qué día vendrá su Señor.” Mateo 24:42 (NTV) no contamos con una fecha exacta para esperar, pero nos dijo que estemos alertas y preparados.

Al pensar en que debemos estar preparados debemos preguntarnos: ¿Cómo está mi vida espiritual?, Si su venida fuera hoy, ¿me iría con Él?, ¿Estoy listo/a?

Quizás dar una respuesta firme e inmediata a estas preguntas es un poco difícil, ya sea porque estamos con dudas o porque simplemente sabemos que no hemos estado haciendo lo correcto.

Mucho se habla de que estamos en los últimos tiempos, de las señales antes del fin, pero si Dios nos dio la posibilidad de ver esas señales no lo hizo con el objetivo de atormentarnos, sino para que estemos siempre alertas.

¿Estás listo?


Judith Quisbert

CVCLAVOZ