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Colosenses 1:18  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

La persona y la obra de Jesucristo

 

 

13 Porque El nos libró del dominio[m] de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado[n]14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados. 15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito[o] de toda creación. 16 Porque en El fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de El y para El. 17 Y El es antes de[p] todas las cosas, y en El todas las cosas permanecen[q]18 El es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y El es el principio, el primogénito[r] de entre los muertos, a fin de que El tenga en todo la primacía. 19 Porque agradó al Padre que en El habitara toda la plenitud[s]20 y por medio de El reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de El, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos. 21 Y aunque vosotros antes estabais alejados y erais de ánimo hostil[t], ocupados en malas obras, 22 sin embargo, ahora El os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensiblesdelante de El, 23 si en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho[u]ministro[v].

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION


¿Que Dios Promete A Los Hijos Pródigos?

 

 

“…TODAVÍA ESTABA LEJOS CUANDO SU PADRE LO VIO Y SE COMPADECIÓ DE ÉL; SALIÓ CORRIENDO A SU ENCUENTRO, LO ABRAZÓ Y LO BESÓ” (Lucas 15:20 CST)

Hay algo interesante y poco conocido sobre la historia del hijo pródigo. Como explicó el pastor James Bradley, las familias judías que vivían en pueblos pequeños eran comunidades de lazos fuertes y estrechos y se conocían bien entre ellas. Así que cuando sucedía algo inesperado, se corría la voz muy rápido. El que el hijo menor pidiera la herencia era como decirle a su padre: ‘Tengo ganas de que te mueras. Quiero ahora lo que me pertenece’. Era algo inaudito.

El joven se alejó del hogar, se olvidó de los valores que le habían inculcado y despilfarró su herencia en fiestas y prostitutas. La consecuencia fue que acabó indigente y trabajando en una pocilga. Imagina el estigma que eso suponía para un judío. Después de haber roto el corazón de su padre y de haber desobedecido las normas de la comunidad, decidió volver a casa. Y ahí fue cuando el padre “corrió” a su encuentro.

Aquí tienes el porqué. Si hubiera llegado hasta la casa paterna después de caer tan bajo, los ancianos del pueblo habrían organizado la “ceremonia de la vergüenza”, conocida en hebreo como kezazah, que consistía en tomar un cántaro de arcilla y lanzarlo contra el suelo delante de él, simbolizando que rompían los lazos del joven con la comunidad y que ya no era bienvenido.

Por eso su padre corrió y se adelantó a su encuentro. Con ese gesto estaba diciendo: ‘Tengo que ir a mi hijo con gracia antes de que vayan a él con la ley. Tengo que darle esperanza antes de que se la arrebaten. Tengo preparada otra clase de ceremonia: una fiesta de bienvenida para celebrar su restauración”. Lo que hizo entonces el padre por su hijo pródigo lo hará hoy Dios por ti, pero sólo si vuelves a Él.

“…ESTE HIJO MÍO… SE HABÍA PERDIDO, PERO YA LO HEMOS ENCONTRADO. ASÍ QUE EMPEZARON A HACER FIESTA” (Lucas 15:24 CST)
Observa lo que hizo el padre por su hijo pródigo en el momento en que este se humilló y dijo “…He pecado…” (v. 21), porque Dios hará lo mismo por ti.

1) “…El padre dijo a sus siervos: ‘Sacad el mejor vestido y vestidle…'” (v. 22).

¿Te imaginas el mal olor del hijo después de rebozarse en el estiércol de una pocilga? ¿Te sientes identificado? Buenas noticias: Dios cubre nuestra pecaminosidad con las vestiduras de Su justicia. Y desde ese momento en adelante nos ve “en Cristo”, lo que nos hace siempre aceptables a Sus ojos.

2) “…Poned un anillo en su dedo…” (v. 22).

Se trataba del sello familiar usado en las transacciones de negocios. Cuando se estampaba sobre cera, equivalía a una firma. Más buenas noticias: Dios no te restaura solo en parte, sino que te vuelve a contratar y te restituye la plena autoridad para hacer negocios en Su nombre.

3) “…Y calzado en sus pies…” (v. 22).

El hijo pródigo se estaba preparando para decirle a su padre: “…Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (v. 19). En aquel entonces, los jornaleros no llevaban calza do en público, sólo los hijos. ¡Qué maravilloso que el padre le concediera todos los derechos filiales!

4) “…Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta” (v. 23).

No se engorda un becerro en dos días. El padre había estado planeando esa celebración durante mucho tiempo. Nunca dio por perdido a su hijo. La palabra para ti hoy es que Dios tampoco te ha dado por perdido. Vuelve a Él y déjale que te restaure.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

Dios es tu Padre

 

 

 

Un niño estaba de pie en la playa viendo a un barco de pesca bordear la costa, hacía muchas señales para llamar la atención de los pasajeros. Cerca de él había un hombre que lo estaba observando y le dijo:

-“¡No seas tonto, el barco no va a cambiar de rumbo aunque muevas los brazos!”.
Pero inesperadamente el barco viró y se acercó a la orilla. Echaron un bote al mar en el que fueron a recoger al niño.

Una vez a bordo, el gritó desde la cubierta: “¡Caballero, no soy tonto; el capitán del barco es mi padre!”.

Muchas veces los problemas y algunas personas intentarán desanimarte a que sigas confiando y esperando que Dios haga algo a tu favor; es precisamente en esos momentos en los que debes recordar que el Creador del cielo y la tierra es tu Padre, el único capaz de cambiar las circunstancias que estás viviendo tan sólo porque tú se lo pidas, porque no eres un desconocido sino su hijo y El está atento a tu clamor.

Ten fe y acércate a Dios creyendo que existe; que nada ni nadie te haga dudar de su amor y poder, porque como dice en Mateo 7:11 “Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan”.

A pesar de su silencio en algunas ocasiones o de creer que ya no hay una solución para tu situación, mantén tu vista y confianza sólo en Dios; sin importar lo que digan los demás ni lo que por el momento estés alcanzando a ver, sigue clamando y ten la seguridad de que Él está escuchando cada una de tus oraciones, que al igual que el padre del niño de la playa, te rescatará porque te ama y tiene cuidado de ti.

No hay clamor que nuestro Padre Celestial no oiga, ni dolor que ignore, su Omnipotencia, Misericordia y Amor están disponibles para ti todos los días.

 

 

 


Brisna Bustamante
CVCLAVOZ